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martes, 26 de febrero de 2008

¡Qué bábara eres Barbie!

– Por supuesto, estoy interesada en la política, nadie debía descuidar la manera en que los políticos visten.

Bild Lilli.

“Barbie: La revista que completa el juego de las niñas con la muñeca y las novedades del mundo de Barbie. Es la publicación líder para niñas en edad escolar, consumidoras del mañana…”

Publicidad de la revista Barbie.


¡Cabría imaginársela más perfecta! Sus proporciones de figura femenina imposibles son la base de tantas idealizaciones, fantasías infantiles espléndidas (y algunas adultas), pero también de muchas decepciones, consternaciones y reveses en la vida.
Su figura fina y alongada, la muestra con una cinturita de abeja que sube hasta encontrar unos senos puntiagudos como conos de helado, que más que excitantes se presentan como arietes amenazantes. Hacia abajo tiene unas caderas discretas, pero sus piernas laaargísimas y delgadas parecerían las de una mujer watusi, a no ser porque el color de nuestra amiga es albísimo como el de Blancanieves, ó también de una heroína, del bienquerido por los nazis: Richard Wagner.
Ella resulta del imposible matrimonio entre los ideales racistas de un chico WASP (white, anglosajón y protestante), Carolina Herrera, y una triste angustiada anoréxica que está 15 ó más kilos por debajo de su peso normal, a punto de derrumbarse.
Barbie surgió como una copia de la muñeca alemana llamada Bild Lilli creada originalmente por Reinhard Beuthienen en 1952 como un comic strip, protagonizado por una secretaria. Simbolizaba a una joven rubia y hermosa, moderna, en la sociedad capitalista de la posguerra, que aunque no tenía mucho cerebro, no temía los retos del trabajo, la vida nocturna entre los jóvenes empresarios y el sexo. Téngase en cuenta que este ideal fue creado en una sociedad alemana quebrada por los desastres de la guerra y representaba más el sueño de las jóvenes obreras que un retrato de las amazonas contemporáneas. El origen común de todo este tipo de fantasías es – según el psicoanalista y filósofo Slavoj Zizek – opacar el horror real de la situación.
Su pariente americana, la muñeca Barbie fue creada por Ruth Handler esposa de Elliot Handler (co-fundador de la empresa Mattel) después de conocer a Lilli, percibiendo que consistía en un nuevo giro a la oferta de muñecas que hasta ese momento tenían sólo rasgos infantiles. Observó que las niñas usaban a la muñeca como un modelo – un ideal – de lo que ellas desearían ser de adultas, procediendo a vestirlas una y otra vez, con diferentes prendas inspiradas por la moda.
Convenció así, al otro dueño de la empresa, de adquirir los derechos de Lilli y rebautizada como Barbie. Fue puesta en circulación en 1959, siendo la muñeca de juguete más famosa y vendida en el mundo hasta la fecha.
La historia de la rubia, cambió un poco respecto de la de su prima hermana: es una mujer más ingenua, sexual al estilo histérica (más del lado del sueño de la promesa que del cumplimiento de ésta), y con un novio llamado Ken que resulta más un accesorio como el bañador atigrado ó el carro deportivo, que un compañero sexual. Es más, en 2005 la compañía decidió poner fin a su relación, quedando como amigos y ni de manita sudada. Por otro lado, no trabaja ó no importa en qué trabaja, tiene muchas cosas como si fuese una rica heredera, pero no tiene papá ni mamá, ni vínculos familiares… quizá porque los diseñadores de Barbie pensaron que estorban y complican la vida de cualquiera.
Sin embargo, estos cambios no afectaron en nada su proyección ante las niñas del mundo y la muñeca ha dejado hace tiempo, de ser sólo eso, para convertirse en un icono cultural de la posmodernidad que da lugar a una increíble serie de mercancías que van desde ropa, joyas para niña, estampas y calcomanías, juegos de computadora y a últimas fechas: películas en DVD.
Todo muy bonito. Pero: ¡Vaya ideal que los padres proponen a sus niñas! Empezando, porque sus chiquitas jamás podrán tener esa figura. Siguiendo, porque es alta y rubia – la mayor parte de nuestras mexicanas son chaparritas y más bien morenas –, es prácticamente asexual, y un poco estúpida, eso sí siempre a la moda. En fin… en gustos, se rompen géneros.

lunes, 25 de febrero de 2008

M. BUTTERFLY David Cronenberg.

Comentario al Vigesimoctavo Ciclo: La mujer fatal organizado por el CPM. 14 de julio de 2002.
Resumen:
M. Butterfly (Estados Unidos, 1993), con Jeremy Irons, John Lone, Barbara Sukowa. 110 minutos. En los años sesenta, un diplomático occidental se enamora de una hermosa estrella de la Opera de Beijín. La misteriosa cantante seduce y atrapa al diplomático en un apasionado juego que incluye varias sorpresas. David Cronenberg, uno de los mayores cineastas canadienses, se aparta un poco de sus preocupaciones habituales (las variaciones del horror físico: Parásitos asesinos, Rabia, La mosca, etcétera) para trasladar al cine la obra teatral de David Henry Hwang, que reincide en una preocupación muy actual: las posibilidades de los roles sexuales. ¿Cómo poder distinguir dos mariposas? (De próxima aparición en el volumen 3 de Psicoanálisis y Cine, publicado por la editorial CPM). Cuando mis amigos, Pablo España y Mario Alquicira, me pidieron participar con un comentario en este ciclo de cine debate que se centra en el tema: “La mujer fatal”, algo superior dentro de mí me impulsó a escoger esta película extraña, obsesiva y tormentosa que algunos de ustedes pensaran que poco tiene que ver con el tema central del ciclo. Jacques Lacan sostiene que uno debe tener fe en el inconsciente, precisamente eso es lo que me motivó en esta ocasión a optar por esa corazonada. El filme lleva a la pantalla la obra teatral creada por David Henry Hwang, que hace recuento de hechos sucedidos hacia 1986, cuando un diplomático francés —apellidado en la película Gallimard— fue encarcelado por haber proporcionado información clasificada a su amante en Pekín, con la que sostuvo una larga relación de dieciocho años que terminó con el descubrimiento de que ésta realizaba un trabajo formal como espía para la República Popular de China. David Hwang combinó esa historia con el tema de la famosa ópera Madame Butterfly de Giacomo Puccini, que a su vez fue tratado antes en diversas ocasiones en el teatro. El origen de esta historia es una novela llamada Madame Crisantemo de Julien Viaud, quien visitó Nagasaki en el verano de 1885 como muchos marineros procedentes de los navíos que atracaban ese puerto, se relacionó con el floreciente negocio de la prostitución y la trata de blancas. Le ofrecieron contraer matrimonio con una adolescente y, tentado por la carne aceptó, tomando ese enlace como una distracción circunstancial para hacer más llevadera su estancia en la ciudad. De los recuerdos idealizados del galo nació la novelita que descubre al occidental un visión impresionista e ingenua de Japón, entrecogida con el romance por una muchacha cortesana a la que el marino llamaba mousmé (mala transcripción de la palabra japonesa musume, o sea, hija). El escritor francés no se encontraba fascinado por el ambiente oriental. De los japoneses afirma: “¡Qué fea, qué grotesca, qué mezquina es toda esta gente!” y con las mujeres no se muestra mucho más galante: “Os concedo que sois casi lindas, a fuerza de gracia, de manos delicadas, de pies en miniatura; pero sois feas, en suma, y además, ridículamente chiquitas, con aspecto de muñequito de estante”. En estas frases notamos un desprecio generalizado y racista del turista involuntario por el pueblo nipón que revela en gran medida los prejuicios de Occidente frente a la cultura oriental. El fotógrafo y novelista británico Clive Holland escribió después su libro My japanese wife (1895), inspirado por la lectura de Madame Crisantemo. Tras leer el texto de Viaud, el también autor americano John Luther Long escribió otra novela breve con el nombre Madame Butterfly, publicada por primera vez en 1898. Periodista de oficio, conocía diversos datos de la cultura nipona a través del marido de su hermana, quien había sido misionero en Nagasaki. En marzo de 1900, el empresario teatral David Belasco decidió añadir una función breve a la representación de la obra Naughty Anthony en el neoyorquino Herald Square Theatre. Eligió para ello Madame Butterfly y el éxito enorme de la trama alcanzó gran difusión. Pronto cruzó el Atlántico y comenzó a presentarse en Londres. El crítico Francis Neilson, conmovido por el argumento, recomendó a Giacomo Puccini que acudiera a una representación. Fascinado, el músico italiano puso manos a la obra y completó su adaptación operística, que estrenó el 17 de febrero de 1994 en el Teatro de la Scala, en Milán. A diferencia de las fantasías que envuelve a otras óperas, esta historia fue presentada como una pieza de argumento realista y Puccini insistió siempre ante sus amigos que este drama había sucedido en verdad. El carácter exótico de la trama complació al público enormemente quizá porque revela una visión de la mujer japonesa amoldada al gusto europeo del siglo XIX que desearía ver a todas las japonesas como frágiles mujercitas que dócilmente obedecen los caprichos de los machos de Occidente. La historia ha pintado después, ante los ojos de los occidentales, a las japonesas y a la mujer oriental con algo de la fragilidad de Butterfly, sin importar demasiado que ese sueño coincida o no con la realidad y que proceda de la desvergüenza de un francés encaprichado con una jovencita prostituida y las imagenerías de un genio italiano que quiso creer de verdad ese cuento y compuso una ópera sublime que puede prescindir totalmente de cualquier comparación con los hechos y que lo más probable es que coincida más, con el amor oculto del compositor por una sirvienta llamada Doria Manfredi. Sobre esta base es que se construye la historia del filme de David Cronenberg, un cineasta canadiense famoso por sus obsesiones: terror, sexo, exclusión social, violencia, congoja moral, paranoia, claustrofobia y la ciencia ficción combinada con el pánico ante el avance tecnológico. De hecho, la temática de esta película parece saltar formalmente de sus películas más conocidas: Parásitos asesinos (Shivers, 1975), Telépatas, mentes destructoras (Scanners, 1981), Cuerpos invadidos (Videodrome, 1982), Zona muerta (Dead zone, 1983), La mosca (The fly, 1986), Crash, extraños placeres (1996), eXistenZ (1999) y la tan absurda como sangrienta secuela de Friday the 13th: Jasón X (2002). No se trata de una película de terror, de ciencia ficción, ni de una historia de violencia extrema, aunque la escena final no deje de ser profundamente impactante. Por el contrario, refleja un cierto gusto por la intriga política, el drama moral y finalmente, consista en un planteamiento audaz sobre la naturaleza de la sexualidad, más aún, de la sexualidad femenina. René Gallimard encuentra a Song Liling —magistralmente personificado por John Lone—, cantante de la Ópera de Beijing, durante una aburrida fiesta diplomática y cae al instante cautivado por su belleza misteriosa, que le hace acercarse a ella atraído por el borde que anima al vacío del abismo. Una historia similar, la hemos visto realizada con maestría en Pasión de amor (Passione d’amore, 1981) de Ettore Scola. Después de obsesionarse con ella, va en busca por las calles de Pekín, entrando en un mundo ajeno a su cultura europea y, aparentemente, a su propia historia y esencia. Empieza así una relación que deja fuera cualquier consideración moral y ética, pues la quemadura del amor–pasión y del erotismo implicado, le llama al sacrificio y a la autoinmolación. Desde el principio, algo de la historia se nos antoja absurda, pues un hombre con un poco más de cuidado en mirar la cultura en la que se ha sumergido sabría que en el teatro de la Ópera china, los papeles de mujeres son siempre representados por hombres, este drama nos ha sido mostrado en toda su dimensión, en la singularmente perfecta película china Adiós a mi concubina (1993), de Chen Kaige. Cabría preguntarse si no hay desde el principio en esta pasión de Gallimard un conocimiento —al menos inconsciente— de cierta verdad homosexual que escondería su deseo. La misma pregunta sigue al espectador un tiempo después de ver la película, cuando se reflexiona, en el cómo habrían tenido relaciones sexuales estos dos paternaires, sin que uno de ellos se enterara de que se llevaba a cabo una penetración anal. Voy a ser puntilloso y analítico en este asunto porque —efectivamente— aparece en extremo singular que Gallimard no haya reconocido y topado con el sexo de su amada pero, sobre todo, no pueda distinguir orificios tan distintos como una vagina o un ano. ¿Conocía Gallimard la verdadera identidad de su amada? Me parece que la única respuesta posible es: no. Su amada es sólo una imagen que desde ese estatuto despliega todos sus efectos como realidad concreta. Ella es para él una mujer y una mujer fatal sin duda, y lo es, porque lo que busca ese hombre es la fatalidad. Gallimard es representado por un Jeremy Irons sublimado, un actor de elegantísima presencia que conjuga en su voz las cualidades de una serpiente cruzada con un querubín. El personaje es la actualización de las obsesiones de un actor inglés extraordinario que ha desempeñado papeles similares en Obsesión (Damage, 1992), Chinese Box (1997), Lolita (también 1997) y ¿por qué no?: El rey león (1994), Duro de matar 3 (1995) y ese personaje de pesadilla que es el líder morlock en La máquina del Tiempo (1992). Se preguntarán con justicia si puede haber algo en común en un padre obsesionado con la novia de su hijo, un periodista moribundo enamorado de una chinita, un patético viejo erotómano, el león sediento de poder y amigo de las hienas, el terrorista Simón (hermano vengativo de un fanático y a su vez terrorista enfermo de odio) y el engendro mutante aristócrata. Para su asombro contestaré afirmativamente. Todos ellos son seres “condenados”, almas en pena que son víctimas de una fatalidad que los arrastra: ambicionan salir de su miseria y lo desean sin ninguna proporción, hasta que su misma avidez los consume. El deseo es, finalmente, lo que los aniquila. Para decirlo con propiedad: estos amigos no sostienen su deseo, sino que el deseo los atraviesa y los juega como muñecos de trapo en busca de la gloria y el infortunio o la mezcla de ambos. El morlock que parecería una excepción a la regla, no deja de ofrecernos una continuidad con este patrón y representa el sumario de todas esas miserias. Irons ahí es un monstruo que ha dejado su humanidad hace tiempo y que ya no busca salir del foso en que vive, donde encarna, con bastante ironía, la paradoja del superhombre nietzscheano situado más allá del Bien y del Mal y desprovisto de todo deseo. El diplomático Gallimard está emparentado con toda esta fauna y es una rama de la especie que escoge como patíbulo ser puro erastés (amante) que construye su eromenós (amado) sobre un reflejo, sobre el brillo de la nariz de una cantante china. Irons se vierte sobre el amado como una jarra plena en un recipiente vacío y será su amor lo que llene, construya y de forma y cuerpo al vacío. El amor para este condenado es un delirio en el que puede proyectar lo que se le antoja a su inconsciente: Song Liling es una alucinación de un perturbado que podría haberse apasionado de la misma forma perversa por un cisne o un perro. ¿Una mujer fatal? Sí, pero básicamente, porque todas las mujeres fatales lo son tan sólo, a partir del deseo de aniquilación de quien las busca como instrumentos de su propia destrucción. Toda la música de ese género un poco decadente, llamado Bolero que tanto nos gusta a los latinos, canta con sentimiento al engaño y la decepción, recuerda a la que se fue o la que traicionó, corroborando una sola cosa: el placer por el sufrimiento y la pulsión de muerte en el hombre. Esta mujer en particular, se trata de una aberración y un ensueño turbador: una mujer con pene. Ilustra, vehementemente, el hecho de que existen mujeres fálicas y que los/ciertos —no lo sé— hombres las buscan para ser sojuzgados por esas dominatrix. El hijo —en este caso imaginado—, juega en este universo, un papel de extensión de ese dominio fálico. El hecho es verificable no sólo en la clínica psicoanalítica, sino también en la vida cotidiana. Gallimard, ebrio de goce, ejerce el papel activo de una pasión a la que todo se puede sacrificar: economía, reconocimiento social, patria y hasta vida. Esta mujer fatal es la proyección de sus sueños y fantasías de hombre blanco tendiendo la mano, pero también dominando a la mujer oriental, aparentemente sojuzgada por su condición de mujer y supuesta esclava del comunismo. Detrás de estas suposiciones falsas que toman como base las mismas fantasías de Julien Viaud y Puccini, se encuentra la verdad dura de que esa mujer no es una indefensa mujercita, sino que es un hombre y un traidor a sueldo, también una metáfora que revela las muchas sorpresas que la supremacía mentada de la civilización occidental debe esperar del Oriente. Sorprende al espectador en el juicio la presentación de un hombre en el papel del testigo clave. Por un momento y gracias a la maestría de Cronenberg al administrarnos la tensión del hecho, llega uno a dudar si es el hijo de ese amor ilícito y asombra constatar que esa mujer con pene, ese hombre y ese hijo imaginario se puedan fundir en un mismo sujeto. La escena en la camioneta de la prisión es repulsiva y fascinante, Lone se revela a su amante sin velos y éste parece ver desplomarse todos sus sueños. No es del todo así, porque no renuncia a ellos. Decide asumir su delirio de amor hasta las últimas consecuencias, identificándose plenamente con el objeto de su deseo y fundiéndose con él en una muerte ritual. Su suicidio sobrecogedor sucede ante la mirada de la escoria de la sociedad, que no es otra cosa ya para él, que la sociedad misma. En un reportaje hecho sobre la película, nos hemos enterado de la dificultad que representó la relación entre los actores Jeremy Irons y John Lone. El segundo, se presentó durante toda la filmación de la película personificado y vestido como Song Liling evitando todo trato con los colegas de la filmación, exceptuando al director. El profesionalismo del actor chino se refleja en la verosimilitud del desempeño de Irons en la película, quien no parece actuar en absoluto su repugnancia al encontrarse con un Lone desnudo y viril. Cronemberg ha hecho una historia de terror más. ¡Y qué historia de terror! Descubrir, nada más y nada menos, que el objeto de amor es un monstruo engendrado por el amante mismo. Este filme es cercano a su posterior Crash en la exploración de la sexualidad perversa, con un agregado freudiano implícito: toda sexualidad está íntimamente ligada a la perversión. Sus imágenes nos interrogan también sobre el estatuto de “¿qué es una mujer?”. Pregunta que intrigó a Lacan y a la que respondió parcialmente al igual que Freud. Porque, para nosotros, John Lone es una mujer desde el principio de la cinta hasta su desenmascaramiento final, demostrando que la identidad sexual no está únicamente en el sexo y las hormonas, sino en un plus, en un algo más ligado a la subjetividad y ¿por qué no? al, siempre inaprensible para el hombre, espíritu femenino.

domingo, 24 de febrero de 2008

Sigmund Freud On The BBC - 1938 Audio Clip

Por si alguien no conoce esta grabación... aquí están las palabras de Freud en una entrevista breve ante la BBC en 1938.

viernes, 22 de febrero de 2008

SUBVERSIÓN DEL SUJETO Y DIALÉCTICA DEL DESEO.


¿Cómo explicar un texto sin traicionarlo?
Borges en el cuento “Pierre Menard, autor del Quijote” hace una broma que siempre me pareció absurda y que con el tiempo me fue haciendo sentido. El autor en cuestión escribe con las mismas palabras el texto de Cervantes, pero, esta vez el texto, al ser escrito por él tiene otro autor y por tanto es otro texto, también otro autor.
Es en realidad, la historia de muchas otras historias, y lo que nos permite decir que Hamlet no es sino una versión del  Edipo y que la historia de Cronos se repite cada generación hasta nuestros días y se repetirá hasta el final de los tiempos.
La interpretación del articulito de Lacan propuesto, para ser fiel al espíritu de su autor, debía de reproducir puntualmente la amplísima cultura de ese autor, su pedantería, su desprecio hacia el público no enterado de su horizonte histórico y sobretodo, su estilo críptico y lleno de chanzas picarescas destinadas a hacer polvo a sus adversarios. Ese estilo que ha producido tantos imitadores que juegan a ser copias tristes del original.
El estilo literario del tal Jacques se ha ganado la fama de ser uno de los más difíciles y sin embargo —tal vez, precisamente por ello— se ha convertido en un Best seller. Su escritura es una malla apretada de conceptos, citas y bromas culturales que rehúsan la formulación de enunciados claros. No pretende ahorrar, a quien topa con sus textos, el menor esfuerzo y cuenta incluso con que las dificultades inherentes a su lectura ejerzan un efecto de fascinación en el lector atrevido.
Mucho de esa escritura permanece ilegible al primer contacto y también después de eso. La textura polisémica e imaginativa de sus textos conserva siempre enigmas, aún para aquellos que se han adentrado en su obra con detenimiento.
La razón de este fenómeno quizá estriba, en parte, no sólo en la leyenda que acompaña esas letras, un personaje, amigo de las vanguardias filosóficas y artísticas, que trascendió los ideales burgueses familiares para convivir junto a figuras tales como Sartre, Picasso, Dalí, Buñuel, Merlau Ponty, Heidegger y Lévi-Strauss, sino en el hecho de que el estilo Lacan tiende a un gusto por el escollo.
Su obra es mayormente oral, como si hubiese querido dejar a la interpretación y al malentendido jugar un papel en la transmisión de su enseñanza. Debemos al empeño de su ex-analizante, editor de los Escritos e interlocutor intelectual Françoise Whal, que haya tomado forma la trascripción y reescritura de algunos de los pasajes más trascendentales de su obra. El escándalo siguió a la publicación del libro del cual procede el escrito que vamos a recrear. Sus críticos no sólo cuestionaban lo que dice, sino la manera en que lo hace y le acusaron de ser poseedor de un estilo confuso, oscuro y perverso.
Entrar en sus "Escritos", es como transitar por un laberinto lleno de pasadizos secretos, espejos y puertas que abren nuevos significados a la tarea de la lectura. Su pícaro ingenio rivaliza con el de Rabelais, su inteligencia con la de Proust, su tacto poético con el de Apollinaire. Él mismo, solía pensarse, a veces, como un artista y gustaba de exhibirse ante el público tal y cómo lo hace un actor adicto a las luces mostrándose con su capa larga fuera de época como un mosquetero venido de otros tiempos. Sin embargo, también sus trabajos reflejan una rigurosidad clínica impecable, un apego al análisis de los hechos que deriva en una formalización no vista antes en el psicoanálisis.
La obra de Lacan, nos brinda una nueva dimensión y punto de vista sobre el dispositivo analítico. Cuestiona la práctica tradicional de formación de analistas, haciéndonos reflexionar sobre la teoría y la práctica clínica, en el contexto de los nuevos avances en disciplinas tales como: la antropología, la lingüística, la investigación literaria y las matemáticas. Para todo aquel interesado en la teoría psicoanalítica y su aplicación en la clínica, la literatura, el discurso jurídico y la pedagogía, resaltará la importancia de un estudio serio y detenido de quien revolucionó el mundo intelectual francés y dividió la práctica psicoanalítica entre un presente y un pasado.
¿Tiene alguna importancia filosófica? Yo pienso que sí... filósofos como Foucault, Althusser, Derrida, Paul Ricoeur, Jean Hyppolite y Forrester le toman en serio. Otros, la mayoría, le consideran inconsistente y charlatán... Sockal y Brickman le han incluído como personaje estelar de su libro... el título lo dice todo: "Imposturas intelectuales".
Lacan basa su teoría en el significante Freud y ha aplicado sobre él su teoría del privilegio del significante sobre el significado, estableciendo así, un “Retorno a Freud” cuya esencia es la relectura, exégesis y comentario de los textos capitales del psicoanálisis, con el agregado de abrir interrogantes, sobre puntos que se consideraron de sutura. El resultado es singular, se produce un replanteo de esos problemas abiertos (Vg. La teoría del Yo y el narcisismo) y se crea una teoría sin punto de cierre. Las formulaciones de Lacan, se van sucediendo unas a otras y aunque su punto de partida es Freud, no cabe duda que su espíritu lo impulsa a la trasgresión de significaciones preestablecidas. Freud tiene una ambición focalizada en el señalamiento de los orígenes, tómense como ejemplos conceptos del Urväter (padre de la horda primitiva), Urverdrängung (represión originaria).
Del lado de Lacan, encontramos, el ánimo de un siglo XX atormentado por los efectos de la técnica y el fracaso de la razón, en dónde la posmodernidad de nuestros días apunta a otro lugar donde no existe un origen pleno de las cosas... Dios ha muerto.
Esto se traduce en una vacilación ante la ubicación del discurso psicoanalítico y el desarrollo de un estilo cerrado, enigmático de su enseñanza, pletórico de imágenes poéticas y salvajes al estilo de un cierto señor Bataille y que van decantándose en formulaciones cada vez más sintéticas, más abstractas, cómo si se quisiera buscar nuevamente en la Razón una balanza fiel de ese monstruo llamado Inconsciente.
¿Cuál es el tema de Subversión del Sujeto y dialéctica del deseo contenido en sus Escritos? ¿Qué aporta al conocimiento del hombre y a la filosofía?
El tema es el cuestionamiento del sujeto descartiano. Aquel que en las Meditaciones filosóficas y en el Discurso del método se deja entrever en la frase como fundamento de la existencia:



COGITO ERGO SUM.
PIENSO LUEGO EXISTO.

Es el sujeto de la cogitación, del enunciado, del pensamiento, el que basa su existencia en la conciencia que será cuestionada por Freud. Sujeto que olvida el cuerpo y sus necesidades, que no comprende el mundo más que a través de la razón y que se diferencía del sujeto de la enunciación, de la existencia, que rebasa las afirmaciones que están implícitas en el razonamiento de Descartes:

YO SOY LO QUE PIENSO, EL QUE PIENSA SOY YO.

Yo no soy lo que pienso o no totalmente al menos, soy más que eso. Soy la suma de mis prejuicios, de la imagen falsa y narcisística de mí mismo, de mis pasiones, de las sentencias y prohibiciones morales de mis padres y mis abuelos. Yo no pienso, sino en mí habla el lenguaje que es transubjetivo y que no me pertenece a mí, ni a nadie. Mi yo, mi discurso conciente, es el crisol dónde se funden historias de generaciones atrás y que aparece como una unidad engañando al ojo como lo hacen los anamorfismos de pintores como Archimboldo o Salvador Dalí. La película “Being John Malcovich” de Spike Jonze muestra de manera tragicómica la posibilidad de que nuestra identidad no sea sino una fachada, una marioneta que como si fuese un árbol hueco, es habitado por uno o más personajes provenientes del presente y sobretodo del pasado, esta imagen ya había sido insinuada por el arte de Jeronimus Bosch en el “Jardín de las delicias”.
El lenguaje que no sólo figura y ordena el mundo sino que lo oculta... somos moscas en un gran frasco que gozamos de la ilusión de libertad.
¿Desde dónde habla y cuestiona Lacan? No desde la psicología académica que se basa en el empirismo simple. Habla desde el lugar del psicoanalista que no es el pastor de almas, ni un director espiritual, pues no tiene un saber sobre el Bien del paciente en abstracto, no busca la adaptación del paciente per se a una realidad que desde el inicio al analista no puede parecerle sino sospechosa. El analista con su escucha posibilita que el paciente se escuche a sí mismo, a sus mentiras y contradicciones, a su crueldad disimulada tras las buenas intenciones. El psicoanalista no castiga ni amenaza, sobretodo no absuelve. Enfrenta al paciente al horror de su alma sin barreras, dejando de lado la valoración moral de los actos del analizante y llevándolo de la mano al encuentro con su verdad, con su angustia en términos kierkegaardianos, con su ser ahí para decirlo en términos heideggerianos. No aboga por la acomodación del sujeto a las murmuraciones sociales, sino a su liberación, en lo posible, del deseo de los otros, con la consecuente toma de riendas de la propia vida.
La afirmación de Lacan al principio de este escrito es sarcástica, irónica, petulante: “Ser filósofo quiere decir interesarse por aquello por lo que se interesa todo mundo” (P. 773). Es decir, los analizantes se preguntan el POR QUÉ de las cosas y del ser, quizá sin las herramientas del filósofo pero sus preguntas no tienen por qué ser menos filosóficas. Cuestionan su manera de vivir, su entendimiento de las cosas, lo hacen ante situaciones críticas que no les dejan otra alternativa sino enfrentar esa pregunta. La respuesta no está para ellos — esto es importante—, en un sistema filosófico, sino en ellos mismos, acuden al análisis a compenetrarse con la poesía inefable que mana de un manantial interno y oculto. En palabras de Lacan:

“La verdad no es otra cosa sino aquello de lo cual el saber no puede enterarse de que lo sabe sino haciendo actuar a su ignorancia” (P. 777).

El sujeto del inconsciente para Lacan es el que subyace al discurso conciente, hay que aprender a oírlo y saber que dobla nuestro discurso cotidiano. Es por ello que el grafo del deseo se despliega en dos pisos en el cual el superior representa al nivel inconsciente, es una metáfora gráfica que apunta a que la conciencia se halla siempre por debajo del discurso del inconsciente que por cierto, no es colectivo pues no se encuentra ahí de una vez y para siempre con sus contenidos fijos, sino que se va produciendo... retroactivamente.
El acento del escrito está en la estructura y diría de la escritura:

— La estructura que no es otra que la del lenguaje. Dónde el S del significante saussuriano va a representar al sujeto mismo con el agregado de que está tachado como si fuese un signo de pesos. Este signo representa de manera ideogramática, al sujeto atravesado por una falta de satisfacción constitutiva... el sujeto es no otra cosa que un sujeto deseante comprometido por su deseo a una búsqueda infructuosa que sólo termina con la muerte.
— La escritura porque la pretensión de Lacan es escribir de manera sintética, algebraica las coordenadas de este sujeto del inconsciente... es un intento de formalización que está preñado - paradójicamente - por el espíritu de la razón y también por el absurdo que implica una escritura sobre algo que no puede ser revelado, hecho positivo del todo.
En 1953 ya lo había intentado hacer con la invención de su ternario: Simbólico, imaginario y Real que puede corre en paralelo a la teoría de los mundos popperianos, a pesar de las críticas que éste formula al psicoanálisis en sus escritos. También recuerda mucho a las dimensiones 1, 2 y 3 de Pierce. Lo simbólico es el lenguaje, la morada del ser; lo imaginario apunta a las recombinaciones, lo subjetivo, la inteligencia del estado de las cosas que surge a través de la metáfora y la poesía; lo real apunta a la Cosa en Sí kantiana. Al interrogarse sobre la cuestión de la palabra —es decir, el símbolo—, esencia de la experiencia analítica, nos hace saber que palabra en el hombre es algo que implica la dimensión del acto.
La primacía del significante y el predominio de lo Simbólico recorre todo el escrito en lo que pudiera llamarse según Eco un imperialismo lingüístico. En una perspectiva similar a la de Cassirer y empapada en los estudios de Lévi-Strauss. Afirma que gracias al símbolo el hombre existe y consiste. Debido a éste se realizan alianzas, intercambios y prohibiciones entre los animales humanos que se reconocen en términos de: “...padre, madre, hijo... etc.” Se configuran así sus relaciones con la realidad, que merced a la sustentación en proposiciones negativas universales de resonancia ética, subvierten el orden de la Naturaleza, es por eso también que cualquier pretensión de fundición del hombre con ella, al estilo New Age, está destinada al fracaso... debemos aprender a convivir con ella, a respetarla en lo escencial pero no podemos fundirnos con ella y no debemos ontologizarla.
La verdad del sujeto del inconsciente emerge a través de las formaciones del Inconsciente (chiste, síntoma, sueño, lapsus, etc.), Lacan refrenda en el escrito su tesis de que el “Inconsciente está estructurado como un lenguaje” pero lo vincula a conceptos que recorren caminos paralelos y complementarios, tales como el que va del Significante a la Voz; alterno e incluyente a la ruta del Goce a la Castración. Se aborda la cuestión del sentido y el sin-sentido, de la metáfora y la metonimia. Se definen los términos de una primera topología de funcionamiento del significante a nivel del sujeto, desembocando trágicamente el discurso, independientemente del valor conceptual, en un lenguaje endogámico de entendidos y con inevitables derivaciones casi religiosas.


El sujeto depende siempre del reconocimiento del Otro simbólico (A) que encarna siempre la legitimidad del código. En el grafo vemos aparecer una diferencia entre A y a... volveremos sobre el asunto.
Antes de continuar, demos nuestra visión del grafo como punto medular del escrito. Éste trata de sintetizar la enseñanza de Lacan hasta esos años y se convierte en más y más obtuso, hasta el punto que su notación, oculta en realidad lo que debiera mostrar con claridad.
Nuevos símbolos de relación lógica son introducidos, no obstante evocan las ambiguas demostraciones filosóficas de Gustavo Bueno, plasman en símbolos, conceptos del arsenal lacaniano. Por ejemplo: el punzón <> que relaciona dos términos según la posición relativa que estos ocupan haciendo la síntesis de las proposiciones: “mayor que” “menor que”; “intersección” “unión”.
Así leemos: $ <> D como la fórmula de la pulsión, forma (s) específica (s) de relación del hombre con su deseo.
Que podría leerse: “Del lado del sujeto —habitado por el deseo y por tanto en falta de una satisfacción total que pueda hartar su deseo—, la demanda de la madre es menor y el sujeto la percibe como algo a lo que podría sustraerse”; y completarse con la afirmación: “Sin embargo, del lado de la demanda de amor de la madre el sujeto es menor, insignificante y es absorbido por ésta”. También: “El lugar de la pulsión es aquel desde el cual la demanda del Otro hace intersección y se compenetra con el sujeto” y también: “la pulsión no es un ente orgánico que dependa estrictamente de una predestinación biológica, sino que la relación con la presencia materna, troquela las formas que en que ésta se va a manifestar”.
El piso de arriba del grafo es el del significante, el plano del inconsciente; el de abajo el de la significación, el plano de lo consciente. Los valores de los términos (a, I, m, A, d, etc.) en el grafo llaman a explicaciones que faciliten su lectura.
El grafo que ocupa la parte central del escrito se puede leer de una manera no unívoca, pero las constantes sugieren que lo que está en juego es el viaje del significante (también el sujeto) a la significación misma. Se describe la oposición del sujeto en una cadena intersubjetiva... la metáfora apunta a señalar que los humanos son como significantes en el sentido saussureano, dependen de su lugar en la cadena y de su contrastación frente a otros significantes para significarse, por sí solos los seres humanos, nada significan. Ilustremos con una pregunta: ¿Quién es Jorge? Respuesta: El que no es Jaime. En otros términos, el significante dos de la cadena adquiere su significación respecto del significante uno.
El sujeto tachado ( $ ) habitado por una falta en su ser que se manifiesta a través del deseo, se dirige hacia el Otro (A) y es a través del camino de la imaginarización especular i (a) , eso que psicólogos como Wallon, han identificado como el estadio del espejo, etapa que describe cómo el niño se fascina frente a su propia imagen y juega con ella mostrando sorpresa una y otra vez.
Así, la relación con el Otro Simbólico (que es el lugar del lenguaje, de lo social, o sea, nadie en particular), pasa por la mediación de lo imaginario. “Yo soy otro...” dice una poesía de Rimbaud... para ser hombre uno se humaniza aprendiendo de la imagen que el otro ofrece y que es el espejo en el que no sólo observo al otro, sino a mí mismo a la par que construyo la máscara con la que recorreré el mundo.
Es el otro “chico” del espejo (en el registro imaginario) el que proporciona una imagen de sí mismo completa al hombre que le sirve de entrada para contactar al Otro “grande” (simbólico). Es a través de este contacto que se puede vehiculizar el deseo que siempre está en relación a la Demanda. El niño tiene necesidad de leche, demanda de amor y deseo de madre. La demanda surge, en principio, de la madre que pide al niño vivir y se complementa con la propia demanda del chico que inyectado de esa demanda materna (¡Vive!) articula la suya propia, en un deseo que se refiere a un objeto específico que irá asumiendo a lo largo del sujeto diversas imagos, todas ellas relacionadas con ese primer objeto sexual en principio incestuoso.
El viaje de esa elipse continúa para indicarnos que el S (A) el significante de la falta en el otro es el significante por excelencia. Dicho en otros términos, el sujeto se juega frente a esa incompletud del otro – que también se muestra en el hecho de que es deseante --, sin poder cubrirla. El sujeto es articulado en la cadena significante o cadena intersubjetiva precisamente tratando de llenar esa falta estructural y por tanto, no posible de colmar, a través de la fantasía que desemboca en una cierta imaginarización del propio cuerpo, del deseo y del sujeto frente a un otro.
El resultado es m (moi) que es la imagen de uno mismo. Esta imagen es un resultado que es producido por la historia, el horizonte del sujeto y que se ha construido en relación a esos otros que nos constituyen a lo largo de nuestra vida, pero fundamentalmente durante la infancia. El moi no es sin embargo el final del viaje. Más allá de esa imagen pulida de nosotros mismos se encuentran los ideales... inalcanzables y lejanos I (A) necesarios para nuestro sostenimiento y sin embargo, mortificantes por ser metas que están fuera de todo alcance. Las líneas que atraviesan el cuerpo del grafo:
SIGNIFICANTE à VOZ
GOCE à CASTRACIÓN
Se traducen por las afirmaciones:
El significante sólo adquiere consistencia a través de la voz.
El goce no puede ser pleno sino a riesgo de reventar al sujeto, siempre topa con la castración, con la renuncia.

Freud y lo que siguió.


Bastián le enseñó al León la inscripción del reverso de la alhaja -¿Qué significa?- preguntó. “Haz lo que quieras”. Eso quiere decir que puedo hacer lo que me dé la gana, no crees?
El rostro de Graógraman pareció de pronto terriblemente serio y sus ojos comenzaron a arder.
-No- dijo con voz profunda y retumbante –Quiere decir que debes hacer tu verdadera voluntad. Y no hay nada más difícil-.
-¿Mi verdadera voluntad?- repitió Bastián impresionado -¿Qué es eso?-
- Es tu secreto más profundo, que no conoces-
-¿Cómo puedo descubrirlo entonces?-
- Siguiendo el camino de los deseos, de uno a otro, hasta llegar al último. Este camino te conducirá a tu verdadera voluntad.-
- No me parece muy difícil – opinó Bastián.
- Es el más peligroso de todos los caminos- dijo el León.
-¿Por qué? – preguntó Bastián – Yo no tengo miedo.
-No se trata de eso- retumbó Graógraman- Ese camino exige la mayor autenticidad y atención, porque en ningún otro es tan fácil perderse para siempre.

Michel Ende (La Historia Interminable)


Corre el año de 1933 cuando LACAN inicia su análisis con Lowenstein, uno de los analistas con más peso en esa época y nombre principal entre lo que más tarde será conocido ante nosotros como la psicología del Yo, su análisis dura sólo tres años y tal vez fracción, al estilo de muchos de los análisis que se realizaban por esa época.
El huevo de la serpiente se ha quebrado y Hitler sube al poder en Alemania como canciller con poderes dictatoriales, su imagen fascinante y diabólica arrastra los restos del Imperio Austro-Húngaro en loca carrera hacia el Fascismo.
Binswagner, Pfister y Marie Bonaparte entre otros, intentan convencer a Freud de que abandone Viena, peticiones que el profesor rechaza, hay que considerar que el profesor está viejo y cansado, no acaba de comprender la dimensión del fenómeno del nazismo y desde luego, no quiere abandonar su amada Viena para empezar todo de nuevo en quién sabe dónde. Finalmente aceptará emigrar a Inglaterra pasando por Francia merced a un cuantioso rescate pagado por la princesa Bonaparte a los fascistas.
El 11 de Mayo de ese año son arrojados a la hoguera de libros en Berlín los escritos de Freud, precedidos de la vehemente declaración de un hombre que dice:

“Contra la sobrevaloración de la vida sexual, destructora del alma y en nombre de la nobleza del espíritu humano, ofrezco a las llamas los escritos de un tal Sigmund Freud”.

El aludido maestro comenta:

“¡Vaya si hemos progresado! En la Edad Media me hubieran quemado a mí. Ahora se han conformado quemando mis libros”.

Es por esta época que Freud escribe a Zweig sobre su cansancio, su derecho a morir, diciéndole también que difícilmente escribe ya otra cosa que sean cartas. Su producción le contradice sobradamente “Moisés y la Religión Monoteísta” (escrita entre 1934 y 1938) y “Análisis terminable e Interminable” (1937) son el final de su vida, obras que abren interrogantes sobre el Padre y el fin del análisis, cuestiones que aún hoy en día preocupan a los analistas.
Entre los años 1933 y 1936 se inicia un movimiento de éxodo de los analistas del continente hacia tierras más seguras que es conocido como “La diáspora Freudiana”. Kris, Fenichel, Hatmann, Eissler, Federn, Sterba, Deutsch y Sackel huyen de la persecución de los nazis doblemente feroz por ser no sólo psicoanalistas, sino judíos.
No parece indiferente que el grueso de esta generación de analistas haya buscado refugio en la Unión Americana y que gran parte de su obra, de su escuela y enseñanza se haya realizado en una lengua adquirida, ajena a la propia. Hechos que también harán que la teoría se adapte a la lógica positiva, comercial, evolucionista y empírica de las prácticas sociales de ese país.
Entre la frase de Freud: “¡No saben qué les traemos la peste...!” supuestamente pronunciada (Lacan cita a Jung con quien mantuvo una charla) en primer viaje a los Estados Unidos y la aceptación de esta disciplina e incluso su popularización en el contexto cultural de la masa, debida a estos hombres de la segunda generación de psicoanalistas parecería haber una distancia, un deslizamiento.
Bleichmar y Liberman[1] hacen notar que el ataque de Lacan a la Psicología del Yo, no busca adaptar al hombre al american way of life, ni es una teoría de la libre empresa. Según éstos autores, se trata de otro fenómeno. Es un medio dónde el positivismo de la psicología oficial impregna toda la actividad científica, entonces esta clase de psicología intenta cumplir con las exigencias propias de éstas demandas.
De una manera ó de otra, se trata quizá de un salto, en el que la teoría cedió a las necesidades de consumo espiritual de esta nueva cultura, por otra parte, un paso estrictamente necesario para la supervivencia de estos refugiados.
Ésta producción postfreudiana se apoya bien es cierto, en la obra del maestro, pero pareciera que la lectura de sus escritos requiere ahora limar las asperezas y puntos oscuros de la teoría (que hay bastantes), dar una ‘buena forma’ a la teoría, aplanarla doctrinalmente. Esta tendencia prevalecerá con algunos cambios hasta nuestros días e influirá en general en la práctica de toda la psicoterapia.
Las innovaciones empiezan a correr por el camino de las ‘buenas intenciones’, aquéllas que hacen el empedrado hacia el infierno. En 1939 Heinz Hartmann publica La psicologia del Yo y la adaptación en dónde se establecen las bases de una práctica que, tomando como pivote una alianza terapéutica con las partes sanas del Yo del paciente, guía la cura hacia la orientación del paciente por un camino más bien pedagógico.
Tres años antes Lacan ha escrito un breve artículo que intitula: “Más allá del Principio de la Realidad”, en donde su exploración de la estructura del Inconsciente le lleva por caminos totalmente opuestos a los de su ex analista.
Las diferencias se hacen patentes tras la muerte de Freud. Muerto el perro se acabó la rabia. El psicoanálisis se convierte en una psicoterapia que busca perfeccionarse en su eficiencia. El oficio de psicoanalista se convierte en el de un especialista médico costoso, más preocupado por el reconocimiento público y las restricciones sociales, que por el estudio y el avance del desciframiento del Inconsciente. La técnica sufre transformaciones importantes y se vuelve a insistir en procurar el encuentro del “significado” del síntoma, alcanzar como meta del análisis algo que Ferenczi había expresado muchos años antes como: “el crecimiento emocional del paciente”. No tengo que recordarles el triste final de este hombre a la búsqueda de un Padre.
Dos fenómenos históricos marcan de manera definitiva la lectura trunca y parcializada que por muchos años prevalecerá de los textos freudianos. El primero de ellos, tiene que ver con la institución analítica. Tras el primer fracaso del comité, aquéllos caballeros ordenados por el profesor para defender el psicoanálisis (Abraham, Eitingon, Ferenczi, Jones, Rank y Sachs), Freud abandona su celo por las cuestiones institucionales y deja las disputas teóricas en manos de su hija Anna y el Dr. Ernest Jones.
Parecería un argumento en exceso endeble pensar que las características de este último personaje, del que entonces Freud se fió, hayan sido determinantes para la relación de los analistas en formación con la obra del entonces ya inaccesible, por su edad, maestro. Pero si miramos con cuidado, Jones – goy y médico – permanece al frente de la I.P.A. un número de años considerable 1920-24, 1934-38 y 1949, se convierte en el biógrafo oficial, llegando al ocultamiento de información esencial que hasta hoy en día permanece vedada dentro de las secciones cerradas de la biblioteca del Congreso de los Estados Unidos.
¿Por qué he resaltado el hecho de que Jones sea no judío y médico? Si bien podrán decir ustedes que ser analista no supone ser judío, creo que Jones restablece en Freud justamente la esperanza de que el psicoanálisis sea aceptado por una comunidad científica más allá de los márgenes de sus entusiastas colaboradores. Jones mismo se explica en estos términos la simpatía desbordada de Freud sobre Jung y el hecho de que entre el período 1906-1910 este último haya aparecido visiblemente ante los ojos de todos como su ‘heredero’. La época del fascismo antijudío se presta como ninguna otra para explicarnos también la elección de Jones, este hombre obsesivo e inteligente, fiel lugarteniente, pero por otro lado, alguien con quién Freud ha tenido serias disputas antes, la más importante de todas la referente a la formación del psicoanalista.
Jones, sin embargo, representa una esperanza de continuidad de la obra psicoanalítica para el maestro. Por otra parte, sabemos desde Erixímaco el prestigio que recubre a los médicos en esa imagen –difícil de soportar- de aquel sabio destinado a proporcionar orden y armonía a los heterogéneos humores del enfermo. Para Jones no existe ninguna duda de que el aspirante a psicoanalista deba atravesar por la carrera de medicina antes de formularse su deseo, su derecho a ser considerado aprendiz dentro de la Institución Analítica… siempre habrá tolerados en el oficio, Marie Bonaparte, Melanie Klein, etc.
La posición, por otro lado, de Freud es bastante clara. Él no considera el psicoanálisis como una especialidad médica y ciertamente no sólo como una psicoterapia, sino como un espejo destinado a revelarnos lo que más íntimamente nos concierne.
Claramente estamos aquí en el terreno de la ética. Si a ustedes les parece increíble esta afirmación, les invito a revisar la 34ª. De las Nuevas Lecturas Introductorias al Psicoanálisis (1933).
Ya en 1926, en Viena, Freud escribe “¿Pueden los legos ejercer el psicoanálisis?” en defensa de su discípulo y amigo Theodor Reik en donde textualmente dice:

“La llamada ‘formación médica’ me parece un fatigoso rodeo para la profesión analítica; es verdad que proporciona al analista muchas cosas indispensables, pero también lo recarga con otras que nunca podrá aplicar, y conlleva el peligro de desviar su interés y su modo de pensar de la aprehensión de los fenómenos psíquicos”.

A pesar de esta enfática afirmación el psicoanálisis se convierte con los años en una práctica cuya sola prerrogativa pertenece a los médicos.
El mismo año antes citado (1926) la Legislatura de Nueva York, a instancias de algunos analistas norteamericanos, declara ilegal todo análisis no conducido por un médico. No satisfechos con esto, los analistas norteamericanos llevan la batalla al seno de la I.P.A. amenazando con romper con el movimiento psicoanalítico a menos que su punto de vista sea aceptado (Brill).
El forcejeo entre partidarios y adversarios lleva a renuncias y crisis entre los años 1926-32 cuando Ernest Jones, al frente de un comité designado para dar solución al problema llega a un acuerdo entre los beligrantes, según el cual cada Asociación Nacional tiene derecho a determinar las calificaciones necesarias para sus miembros. El resultado en Norteamérica será que estos analistas –en contra de las convicciones de Freud – impongan como principio el que sólo podrán ser formados como analistas médicos.
Las consecuencias de esta acción fueron insospechadas y de una trascendencia enorme. “Nadie imaginó entonces que un pequeño y relativamente insignificante grupo de analistas pudiese tener la más leve influencia en el posterior desarrollo del psicoanálisis, ya que todos los avances teóricos y prácticos se originaban en los centros europeos”...”Con el advenimiento de Hitler, todo cambió de pronto. El psicoanálisis ‘desapareció del continente’ (nos dice Bettelheim[2] en un libro indispensable que critica la medicalización del psicoanálisis) y después de la guerra, el grupo de analistas americanos se convirtió en el mayor, el de más influencia”.
El segundo acontecimiento histórico determinante a la lectura de Freud será sin duda el armado de una versión canónica que hoy conocemos como la ‘Standard Edition’ –Y que se inició en 1948. Anna Freud, en un prólogo escrito a la obra en 1974 – tomemos en cuenta que el traductor James Strachey murió en abril de 1967- dice:

“Quizá la mayor alabanza que pueda hacerse de este logro de Strachey es que para una gran parte de los lectores del mundo entero, la Standard Edition, con sus lúcidos comentarios, entró en sorprendente competencia con el texto original del autor”. (sic)

Es una frase que suena curiosa, porque precisamente conocemos la justeza del dicho italiano: Traduttore tradittore… Bruno Bettelhem, quien ustedes bien conocen como una figura importante del psicoanálisis, afirma en contrario de la hija de Freud en “Freud and Man´s Soul”:

“las traducciones inglesas de los escritos de Freud son seriamente imperfectas en aspectos decisivos y conducen a conclusiones erróneas, no solamente acerca del hombre que fue Freud sino también sobre el psicoanálisis. Esto se aplica aún a la autorizada Standard Edition de las Obras Completas de Sigmund Freud”.

Sabemos que la traducción es una labor exigente e imposible quizás, que a final de cuentas es un escamoteo, un engaño, un truco ilusionista. Una vez cumplida la operación de injerto el resultado es en el mejor de los casos una creación. Precisamente se critica mucho la versión de Seuil de los seminarios de Lacan, por ser una adaptación al gusto de J. A. Miller (yerno y heredero de la trade mark y el consorcio Lacan), de las transcripciones de la palabra de su maestro.
Las traducciones circulantes de Freud, distan de aproximarse al original, escamotean conceptos fundamentales. No existe registro de otras traducciones de analistas de la primera generación que pudieran presentarse como alternativas.
Y el panorama empeora, después de leerse a Freud incompleto, haciendo preferencia por lo que se llama sus obras de resumen, se procede a leer sólo resúmenes de sus obras.
La situación para los lectores de habla hispana es, si no peor, seguramente no mejor. Generoso y entusiasta como siempre, Freud ha dado su espaldarazo a la versión promovida por José Ortega y Gasset traducida por Don Luis López Ballesteros y de Torres. En carta fechada el 7 de Mayo de 1923 dice sobre la versión castellana:

“Siendo yo joven estudiante, el deseo de leer el inmortal “Don Quijote” en el original cervantino me llevó a aprender sin maestros, la bella lengua catellana. Gracias a esta afición juvenil, puedo ahora –ya en edad avanzada- comprobar el acierto de su versión española de mis obras”.

Pese a tan elogioso comentario uno no tiene más que abrir superficialmente las páginas para darse cuenta de errores tan serios como la traducción caótica del término VERWERFUNG o la elección de conceptos como INSTINTO en la traducción de TRIEB (hoy traducida como PULSION y dicha diferencia la debemos a Hartmann). Se trata de una traducción que lucha por hacer accesibles al lector medio los complejos conceptos Freudianos, es una traducción paranomásica y no literal.
Etcheverry, nuevo traductor de las “Obras Completas” dice de la versión López Ballesteros que ‘es un trabajo muy bueno, muy ágil, hecho con gran conocimiento de la lengua alemana que expone las ideas de una manera atractiva, sobrada de gracia pero falta de rigor’.
Leer Freud requiere pues de aviso. No dudemos ni por un momento que el primero en hacer notar esto ha sido Lacan.
Hay algo que insiste en la obra del maestro vienés, les sugiero revisar tan sólo cuidadosamente “La Interpretación de los Sueños” (1900), y es que el lenguaje no es sólo lo que forma cadena, eslabón con los contenidos inconscientes, sino que forma su argamaza. Lacan en 1955 en Viena en una conferencia titulada justamente “El retorno a Freud”, en su estilo un poco pedante y enigmático, ha dicho de los textos Freudianos, de la estructura del Inconsciente: “si queréis saber más, leed a Saussure”.
Recordamos el sueño de “las fresas de Anna” en donde las asociaciones se rigen estrictamente por metonimia; el sueño de la “Inyección de Irma” y el cuidadoso procedimiento de análisis por segmentos que hace importante la definición exacta de cada palabra o si ustedes quieren su traducción en la línea de “literalidad de problemática”. Por cierto que este segundo ejemplo fue uno de los primeros trabajos de Lacan para demostrar la existencia de una coherencia interna, de una sólida estructura que desde varios sentidos insiste en una relación ternaria que es casi formulable en términos algebraicos (Anzieu[3]: Lacan 4 de Nov. de 1953).
Todas estas cuestiones nos llevan a pensar sobre la estructura del Inconsciente. ¿Qué hay en él? ¿Afectos, emociones reprimidas? En Freud que siempre se lidió con representantes: representación –cosa, representación –palabra, representante- Fin, representante de la pulsión. ¿Entonces cómo es que habíamos olvidado esto?
Lacan ha puesto de manifiesto la dimensión simbólica que emerge de las obras freudianas, no al estilo de una nueva hermenéutica sino estrictamente en relación a su trascendencia lingüística , lo cual por supuesto no hace de Lacan un lingüista porque a él no sólo le interesa la estructura sino lo que ella soporta o en otros términos como el lenguaje aparece como condición de existencia del Inconsciente. Aportación al psicoanálisis que no se soporta del todo en Freud.
Leer a Freud es descifrarlo, encontrar las constantes significantes, la función de base relacionada con ellas. Es reconocer la verdad donde ‘ello’ habla y sin duda donde ‘ello’ sufre, esto es, dar el valor significante a esas expresiones del Inconsciente que llamamos síntomas distinguiendo las dos redes del material del lenguaje (significado y significante). Esto no es otra cosa sino aplicar la lógica freudiana a los textos de Freud, abrir los ojos y ver que cuando el profesor realiza un análisis del Inconsciente a cualquier nivel lo hace siempre intentando seguir las más de las veces un análisis basado en una lógica del significante. Lacan llega a decir que Freud ha inventado la lingüística antes de que ésta naciese.

[1] Bleichmar M. Norberto y Lieberman de Bleichmar Celia. El psicoanálisis después de Freud. Ed. Paidós 1997.
[2] Bettelheim Bruno. Freud and Man´s Soul. An important re – interpretation of the theory. Vintange Books. USA 1982.
[3] Anzieu Didier: El autoanálisis de Freud. Tomo I. Siglo XXI Editores. México 1978.

jueves, 21 de febrero de 2008

La estructura de las “Revoluciones Científicas” en Khun.

Thomas S. Khun ocupa un lugar único en la reflexión epistemológica moderna. Su trabajo más conocido y sin duda, el que ha dado con su brillantez, la dimensión y estatura merecidas al autor, es el que versa, como su título bien lo indica sobre: “La estructura de las revoluciones científicas” publicado en 1961 y que en comparación con la epistemología ingenua de otros autores como Bunge, inicia una reflexión nueva que trasciende la filosofía de la ciencia.
Sus propuestas son originales y reflexivas. Khun nos expone en el prefacio, cómo los historiadores de la ciencia corren hoy más peligro de dañar su reputación al hacer afirmaciones innovadoras sobre la naturaleza del progreso científico, que guardando una actitud de simple recuento histórico y conservación de los prejuicios correspondientes a una determinada interpretación aceptada por la comunidad filosófica y científica. Khun decidió arriesgarse y los servicios que prestó a la historiografía, la teoría del conocimiento y la filosofía han sido incuestionables.


Kuhn ha sido profesor en las universidades de Harvard, California (Berkeley) y Chicago; actualmente es profesor de historia de la ciencia en la Universidad de Princeton. Su enorme y muy merecido prestigio se debe a su mencionado libro, en donde su contribución fundamental a la filosofía de la ciencia es la introducción de la historia como un elemento indispensable para su comprensión integral. Desde luego Kuhn no fue el primero en utilizar la historia de esa manera.
La tesis de Khun es que el avance científico no se desarrolla a través de una acumulación lineal de conocimientos sino a saltos que bien pueden calificarse de cualitativos. Su tesis se basa en la creación de un concepto fundamental que no es otro que el de la postulación de la existencia de “una ciencia normal”.
Este concepto de nuevo cuño, apunta a la dirección de considerar que una determinada época, cualesquiera que ésta sea, produce una serie de referentes e ideas en un campo epistemológico que se extienden a la comunidad científica, a modo de marcar una cosmovisión definida de un espectro de fenómenos estudiados por una disciplina, que se deriva en la constitución de un conjunto de saberes y supuestos, una epistéme (término más bien foucaltiano), que marcará los límites del conocimiento posible sobre un objeto.
La Ciencia Normal trabaja en base a paradigmas, modelos o constructos de conocimiento que dan cuenta de un objeto y sus relaciones con otros. Un paradigma tiene una serie de requisitos que cumplir que harán que su alcance sea mayor y trascienda en el tiempo y espacio. La primera de las propiedades necesarias para que un paradigma funcione, es su exactitud y el alcance explicativo de un determinado número de relaciones fenoménicas. El segundo requisito para calificar de adecuado un paradigma es su capacidad predictiva. La tercera de las cuestiones que harán más consistente un paradigma será la capacidad empírica para articular la teoría y resolver los problemas, así como las ambigüedades residuales de un campo, de tal manera que, se puedan resolver más y más problemas, incluso problemas aún sin plantearse en un momento dado.
Diversos paradigmas se articulan y trascienden para reformular paradigmas de distintos campos del Saber. La articulación de dichos paradigmas, supone un trabajo teórico y experimental que tiene como consecuencia siempre el refinamiento de una teoría.
La problemática de la validez de un determinado paradigma, gira entonces alrededor de la determinación de un hecho significativo, el acoplamiento de los hechos con la teoría y la articulación posible de la teoría. Estos tres campos agotan la llamada ciencia normal y afortunadamente, no así toda la literatura científica, que muchas veces se ocupa de problemas especiales que detonan el progreso de la empresa del saber científico.
La deserción de un determinado paradigma, tiene como consecuencia siempre una redefinición de la ciencia que se practica.
El período anterior a un paradigma está siempre marcado por debates en torno al método de estudio, los problemas y las normas de solución aceptables.
La sucesión de un paradigma por otro, es precisamente lo que define a una revolución científica. Una revolución científica puede ser grande o pequeña, dependiendo de si sólo afecta a los miembros de una subespecialidad profesional o a una comunidad más amplia de investigadores.
La emergencia de un descubrimiento es un suceso complejo y su asimilación conceptual a la teoría es paulatino. Los paralelismos en distintos campos de saber y la comparación de paradigmas juegan un papel importante en la construcción del conocimiento. Las anomalías que un nuevo descubrimiento produce en una teoría son, por otra parte, fundamentales para la evolución de una paradigma y finalmente la sustitución de éste por un nuevo paradigma. La anomalía, siempre resaltará teniendo como fondo un paradigma específico. La resistencia a aceptar una anomalía en la teoría es natural y funciona para no distraer al científico de su campo problemático.
La destrucción de un paradigma trae como consecuencia una inseguridad profunda, en tanto no se establezca un nuevo paradigma y se resitúe sobre nuevas bases la ciencia normal. Los científicos se comportan cautos ante las crisis de su campo de estudio y prefieren, muchas veces, ignorar pequeñas anomalías y proseguir con sus investigaciones en otras extensiones de sus campos de trabajo no tocadas aún por esos eventos. En la posdata Khun nos advierte que muchas veces un paradigma no es sino un compromiso de grupo. Sin embargo, una vez aceptada como inevitable, la anomalía cumple su papel de redefinición de los paradigmas existentes y reorienta la investigación.
Un cambio de paradigma es entonces lo que hace a una revolución científica como tal. Siguiendo el paralelismo con la política, Khun afirma que una revolución de este tipo, topa con resistencias y aunque su valor de cambio es indubitable, causa conmoción y descontento en tanto que no sea convenientemente aceptada por la opinión pública.
Una nueva teoría se construye a partir de: 1) comprender los fenómenos existentes y explicados por anteriores paradigmas. 2) la comprensión de fenómenos cuya naturaleza ha sido señalada por los antiguos paradigmas pero que son mejor explicados y comprendidos por una concepción paradigmática posterior. 3) la resolución de las anomalías existentes en la teoría vigente.
La enunciación de una nueva teoría trae como consecuencia el cambio de concepción de una determinada cosmovisión y finalmente el desarrollo del trabajo científico en un nuevo mundo de problemas.
Debido a la naturaleza misma de la ciencia normal, las revoluciones científicas no son siempre evidentes y se puede incluso hablar de una cierta invisibilidad de ellas. Los libros de texto se encargan de engañar y proporcionar a las nuevas generaciones datos que ignoran deliberadamente las revoluciones en curso. Poco a poco el cambio mina a la sociedad científica y viaja hacia la constitución de nuevos saberes sobre un objeto de estudio que finalmente serán retomados por la sociedad en su conjunto. Es entonces, cuando se escriben nuevos libros de texto que fundan las bases para una nueva ciencia normal.
Un paradigma cae sólo después de repetidos y sonados fracasos por resolver anomalías. La verificación juega un papel importante pero quizás no trascendental, pues la falsación o sea la prueba del resultado negativo de una teoría establecida es fundamental. Sin embargo, una prueba anómala no es del todo una falsación. Ninguna teoría resuelve en un momento dado todos los problemas a los que se enfrenta.
Para terminar, Khun plantea una interesante reflexión sobre la noción de progreso y cómo éste corresponde plenamente al saber científico más que a otros campos del conocimiento y la actividad humana.
Se trata de un libro importante con tesis difíciles y elaboradas que a mí me parece fundamental para la reflexión en la investigación de cualquier tipo, llámese científica, filosófica o artística y que cuestiona bastante tanto a la noción de objetividad que algunos científicos sin formación epistemológica le atribuyen a al quehacer científico, como a los valores universales y perdurables, en el caso de la filosofía, pone en evidencia la imposibilidad de una filosofía perenne... y la dependencia del objeto de la percepción subjetiva, tal y cómo nos la muestra el psicoanálisis.

domingo, 17 de febrero de 2008

Lacan: Lo real y la relación sexual.

He aquí un fragmento de un documental sobre Lacan dónde se expone cómo lo Real se pierde en la relación sexual, que por otro lado "no existe", en tanto que la complementariedad puntual entre los paternaires no es posible.
Vean también con atención a Lacan "superstar", que aparece como Lenin, Dionisios ó Dios ante sus alumnos... fascinado por sí mismo y fascinando a su vez a sus seguidores. Sigan su discurso, porque vale la pena... conceptos interesantísimos que dan mucho que pensar.

jueves, 14 de febrero de 2008

La justicia desigual.



No sé por qué ciertos recuerdos se quedan en la memoria más que otros, detalles que no tendrían que sobresalir y sin embargo se quedan. Recuerdo muy bien que mi exmujer y su amiga Naima (las dos médicas, “doctoras”…) estaban muy emocionadas por la presentación del libro de Carlos Castañeda sobre la historia de las luchas armadas en los años 60 y 70’s en México (La Utopía desarmada. Ariel. México 1993). Me decían que cancelara mis pacientes y que ese era un momento importante en nuestro país, pues con la publicación del libro se abría otra etapa para entender nuestra compleja y surrealista izquierda mexicana.
No entendían por qué no me interesaba ir al evento, si yo había participado alguna vez de joven en un grupillo de izquierda que no había prosperado demasiado, pero que había intentado algunas cosas basándose en la utopía marxista que soñábamos. Convencieron incluso a mi amigo José de que las acompañara, cosa que no tuvo problema en hacer, porque siempre estaba desempleado.
También decían que era un hombre muy inteligente y guapo. Que ellas irían a que les autografiara el libro sin pensarlo dos veces, sobre todo, Naima que en esos momentos estaba soltera a pesar de ser bella, independiente, buena profesionista y todavía no acababa en brazos de un patán alcohólico.
Después, volvieron con el libro recién comprado, adosado con el puño y letra del susodicho, dedicándoles su obra. No fue la última vez que tocó el tema, pues escribió un libro después con el nombre de La vida en Rojo, una biografía del Ché Guevara. (1997).
Todo esto fue antes de participar, como asesor en la campaña de Cuauhtémoc Cárdenas en 1998, y después de haber estado suscrito en el Partido Comunista. Hoy día, según los periódicos y la Wikipedia, participó poco más joven como agente de la CIA (se dice que un programa de TV cubano lo acusó) y del espionaje cubano entre 1979 y 1985. Y pues, hay que felicitar a quienes escribieron la nota de la Wikipedia porque es muy detallada y cumplieron bien su encargo pagado por quién sabe que manos obscuras.
Parece ser que, efectivamente, en el Archivo General de la Nación se encuentra un expediente grueso (cómo consta en el reportaje del periódico Universal) firmado por el mismísimo nefando Nassar Haro, que demuestra un seguimiento pormenorizado de sus actividades políticas y de espionaje aprovechando la cobertura de ser hijo de un político destacado e influyendo sobre su progenitor sobre ciertos temas.
Éstos reportajes, que han salido después destacan su amistad con Fidel y su desilusión del comunismo, también su colaboración con el gobierno panista de Fox y cómo llevó a México a la más grande crisis diplomática con el gobierno cubano.
Lo curioso es que teniendo una bitácora tan detallada de sus actividades políticas, algunas de ellas que supondrían traición a la Patria, según el Código Penal Federal (Articulo 123, 124 ) y que comprenderían actos de espionaje, inteligencia con otro país, beneficios por causa de éstos actos, etc, nunca se le persiguió ni se le perseguirá por este asunto catalogado por dicho código como un delito tan grave como el de narcotráfico y castigado con pena de prisión de cinco a cuarenta años y multa hasta de cincuenta mil pesos.
El intelectual mexicano en cuestión, desde su cómodo retiro actual en Washington, ha negado esa información, diciendo que se trata de imputaciones hechas desde una institución sin crédito alguno como lo fue la Dirección Federal de Seguridad... a la que, por cierto, no perteneció pero pudo haberlo hecho, como otros exizquierdistas que después se volvieron policías.
Es aquí dónde uno se pregunta varias cosas: ¿Conocían Cárdenas, Fox y demás equipos de asesores esta información? ¿Acaso llegó a ser secretario de Relaciones Exteriores de nuestro país, siendo un traidor a la Patria? Y por último: ¿Por qué el Estado, haciéndose pública esta información no procede en contra del traidor? ¿Ha prescrito el delito que cometió según ese archivo?
Se hace evidente, con la noticia extendida en los medios, que se trata de una campaña de desacreditación en contra del polémico hombre que intentó ser candidato independiente sin el apoyo de un partido político a la presidencia en las últimas elecciones federales. Castañeda ha hecho pública su opinión de que no hay futuro para los partidos políticos en México, que esa no es la vía por la que debe transitar nuestra democracia y creo que en el fondo tiene razón, porque precisamente su paso por la izquierda y la derecha demuestra que no hay diferencia alguna entre los partidos y que los políticos sólo siguen su interés personal sin que medie ningún ideal de por medio ó modelo de sociedad deseado. De hecho, este cuestionamiento que hace de los partidos políticos es más que interesante pues abre una nueva perspectiva no explorada en muchos países que podría dar al traste con los jugosos negocios y tranzas que se realizan en los altos niveles de gobierno. Se acabarían los subsidios obligados para embutir a los medios de comunicación. Habría oportunidad para que cualquier ciudadano como tú y yo disfrutase del derecho a ser registrado y aparecer en las boletas de elección de gobernantes (lo cual haría posible que apareciese también el doctor Simi ó Eugenio Derbez, no hay bien que por mal no venga) con opciones similares de votación que aquellos que han hecho una carrera política de años de corrupción dentro del sistema. En otras palabras, se podría acabar con el monopolio político mexicano como le ha llamado atinadamente Castañeda, quien ha acusado al PRI de intentar elevar a rango constitucional la prohibición de dichas candidaturas..
De hecho, él ha sido el personaje público más crítico a la tan elogiada nueva ley federal electoral que fortalecería las instituciones en contra de los partidos, evitaría las asesorías y campañas perversas de miedo y reduciría pero no eliminaría los indecentes patrocinios estatales a sus campañas. Ha señalado que el PRI ha intentado elevar a rango constitucional la prohibición a las candidaturas independientes y que en muchos puntos esta reforma es tapar el sol con un dedo. No son muy actuales las declaraciones – 2006 –, pero encontramos en el Diario EL PAÍS (28/03/2004) estas afirmaciones: "Los invito a que formemos juntos el mayor partido de México: el partido de los sin partido (...), que encabece un Gobierno de los ciudadanos y no de la partidocracia”.
Es pues en este contexto, que se entiende que sea ahora expuesto, precisamente en este momento y no antes, antes de que haga más daño, pero que no se note que es producto de las declaraciones que ya hizo. Sus compañeros de la política se están cobrando una afrenta y una amenaza a sus prebendas, que su posición representa. No tan lejos como para que se le persiga y se le ponga en prisión por los actos cometidos, porque saben que conoce él bien los secretos de la política mexicana como para que alguien se atreva a afectarlo demasiado. Lo molestan nada más tantito… a pesar del reportaje que ustedes pueden ver aquí… porque en el fondo condenarlo a él, sería condenarse a sí mismos.

lunes, 11 de febrero de 2008

Nota sobre el filme BABEL

Una gota de miel y mil noches obscuras.


Julio Ortega Bobadilla.
julius@cartapsi.org



“Si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes.”
Vanessa Bauche (Susana) en Amores Perros.

"People come, people go. Nothing ever happens."
Lewis Stone (Dr. Otternschlag) en Gran Hotel.



Babel (Color. 2006). Dir. Alejandro González Iñárritu. Guión: Guillermo Arriaga.


Existe, entre los muchos cuentos de Las mil y una noches, uno que relata la destrucción de dos pueblos a causa de una chispa de miel. El relato narra cómo, un vecino al mostrar un tarro del producto de sus abejas, riega una gota al suelo que hace que una avispa se precipite sobre ella y luego un gato contra la avispa; un perro sobre el gato y el dueño del gato sobre el perro con intenciones asesinas. Luego será el dueño del gato quien irá sobre el propietario del perro, hasta que se generalice la contienda entre dos pueblos con resultados funestos.
Sobre un dispositivo equivalente de causas aleatorias que se remontan a la desventura, se ha construido la película premiada por la Asociación de Prensa extranjera en Hollywood con el Globo de Oro, con la que había obtenido González Iñárritu la Palma de Oro 2006, como mejor director en la 59 edición del festival de Cannes. No es la primera vez que utiliza esa forma narrativa y las cintas grandes anteriores a Babel y que conformarían una trilogía que incluiría Amores perros (2000) y 21 Gramos (2003), se basan sobre guiones semejantes de Arriaga que explotan como protagonista principal al accidente del azar.
Los tres filmes tienen una estructura afín: una combinación de personajes coinciden en un acorde, y se combina el seguimiento intercalado en tiempo y espacio de personajes que Robert Altman practicó magistralmente en Short cuts (1993), con el agregado de un rompecabezas temporal, recurso no completamente desusado, puesto en escena – más ó menos recientemente – por Peter Howitt en Sliding doors (1998). Todas éstas cintas exploran la tragedia de lo inesperado alcanzando las vidas de los protagonistas, que simplemente no esperan ninguno de los acontecimientos que les tiene deparado el destino, eventos que los enfrentarán a su propia castración.
La gota de miel – en este caso – se trata de un rifle obsequiado por un turista japonés a su guía en Marruecos, que desencadenará una serie de eventos inesperados. Este pretexto revelará las historias de cuatro familias divididas por su pertenencia a universos diferentes: por un lado, los rezagados y pobres; en otro, el mundo de los desarrollados.
Respecto a sus filmes anteriores, se nota un avance impresionante en su narrativa que no consiente a las fórmulas cómodas de Amores Perros (2000), en la que en un ataque de egotismo extremo, se incluía un cameo del propio director y escenas de un comercial de televisión dirigido por él mismo, durante el tiempo que estuvo a cargo de la producción publicitaria de Televisa, amén de un par de bromas muy personales del niño malcriado de la estación pop rock WFM.
La última película de González Iñárritu, no tiene los errores de continuidad de aquella – que no viene a caso detallar – y su otra película con Sean Penn y Benicio del Toro. La cámara se encuentra más asentada y menos nerviosa. Parece haber superado por fin, su afán por la forma y lo que más importa hoy en sus películas es el fondo. No sólo es la más lograda de sus películas, sino la primera que podría – personalmente – calificar de obra de arte y un importante acontecimiento para el cine mexicano.
Los personajes, se encuentran mejor construidos, son más creíbles y auténticos, menos melodramáticos y mucho más reales. No sólo la actuación hace la diferencia, puesto que ha contado antes con grandes estrellas del cinematógrafo. El cambio se encuentra en una profundidad emocional y una verosimilitud en juego, como antes no la habíamos experimentado en sus filmes, además de que la historia no tiene las connotaciones morales que podrían derivarse de los otros relatos.
“El negro” como se le conoce en los medios de comunicación, ha progresado, quizás a pesar de sí mismo, y alcanzado una madurez reflexiva sorprendente en este trabajo con Arriaga (que se anuncia como el último), ayudado por el trabajo de un espléndido equipo de producción, una fotografía impecable de Rodrigo Prieto (responsable de la cinematografía de la premiada Brokeback mountain de Ang Lee, 2005) y una edición completamente perfecta. Cierto es también, que resulta ser la más cara de las producciones que ha ensamblado, pero el dinero – lo sabemos muy bien – no siempre hace la diferencia.
El trabajo de Brad Pitt (Richard) y Cate Blanchet (Susan), es elocuente y conmovedor, apoyado por un reparto multiétnico que, a pesar de sus contrastes, muestra pasión en cada historia, dónde el capricho, la pendencia familiar, la ambivalencia, el egoísmo, hacen que las diferencias entre los seres humanos resulten pocas, no así su suerte de acuerdo a su condición económica y política.
La historia de la nana de sus hijos (magnífica en su papel: Adriana Barraza) es enternecedora y patética a la vez, uno se pregunta desde el principio: ¿por qué están tan lejos los padres de sus hijos y cómo es que se ocupan tan poco de ellos? (y sí, de explorar países extraños y poblados por habitantes roñosos). La respuesta no viene fácil, mientras observamos el abandono de esos pequeños en manos de una niñera tierna y cariñosa, pero empujada por el destino a tomar una puerta falsa. Esos niños estarían mejor con su madre, ocupada en cuidar que el marido beba sólo Coca – cola, no se acueste con las nativas ó agregue hielitos contaminados por el oscuro entorno y los gérmenes de Medio Oriente.
Se nos muestra también, un México peligroso para los norteamericanos, tan extraño, primitivo y difícil como la tierra de Bin Laden. Tijuana parece más temible que el centro de Marruecos y esos chicos, más acostumbrados al Kentucky Fried Chicken que a las incidencias de la vida del campo, sufrirán indeciblemente el sacrificio de la gallina que se comerán, más tarde, sin culpa en un mole.
La fiesta de bodas, será retratada con sinceridad y apego al kitsch folklore de nuestro México, no se disimula una mirada analítica del director a ese ambiente tan particular de una fiesta popular del norte, que será vista a los ojos del espectador extranjero (Los seis miembros del jurado Ecuménico de Cannes fueron Gianna Urizio, de Italia; Michel Kubler, de Francia; Stefan Foerner, de Alemania; Anita Uzulniece, de Letonia; Waltraud Verlaguet, de Francia y Jos Horemans, de Bélgica) como un rito pagano incomprensible.
En el contexto de la problemática fronteriza, seremos testigos de los prejuicios y monomanías de la border patrol, que apreciará como un enigma espeluznante el que unos pequeños güeritos se encuentren a cargo de una doméstica mexicana acompañada por un muchacho borracho (Gael García Bernal) y a bordo de un coche destartalado. La realidad cotidiana de los mojados que cruzan la frontera sin abrigo ni garantías, será impuesta a esos inocentes que estarán a punto de perder la vida, pero que regresaran más tarde a la comodidad de su hogar, lo mismo que los padres quienes serán prácticamente salvados por la caballería norteamericana: Happy end para los amos.
Esas llamadas al teléfono encontradas entre la nana y su patrón, documentarán una muestra de la incomunicación que prevalece entre dos pueblos, cosidos por circunstancias geográficas, pero desunidos por relaciones de poder, cultura, valores y vida cotidiana.
La paranoia estilo Bush que ve al terrorismo en cualquier rincón, es un fantasma que acompaña a los norteamericanos al recorrer el mundo, pero también, la manifestación de profundos temores a la diferencia, que considerada contra ley ó indecente, intentará ser borrada ó reducida a fin de imponer su propio orden moral, económico y de gramática del deseo. No consideramos excesiva nuestra interpretación, la broma (“Tengo mis papeles en orden”) que hizo “El negro” al recibir de manos del supergobernador de California (Schwarzeneeger) el Globo de Oro, y sus declaraciones posteriores acerca de los indocumentados, reafirman nuestra apreciación. El mundo se divide en dimensiones paralelas, coexisten y se influyen, pero que no llegan del todo a cotejarse. Principiando por la suerte de quienes están arriba en los rascacielos, podrá ser triste, dramática, pero el carácter de esas tragedias siempre tiene algo de subjetivo, de drama psicológico más que social, lo que no convierte en menos trágicas las historias, pero siempre con salida entreabierta a la vida.
La historia de la familia marroquí que compra el rifle lo prueba, la rivalidad natural entre dos hermanos, su búsqueda de identidad y las fechorías propias de la edad, desembocan en una vereda sin salida. El hermano menor (Yussef) más despierto y hábil con el rifle que el mayor (Ahmed) en un afán de presunción adolescente, prueba su puntería contra el camión de turistas occidentales. Ahí se desatará la tormenta que llevará a su familia a la desgracia. Importará menos el estado de la víctima – que vemos sobrevivir al final – que su condición de norteamericana en suelo árabe.
Kant sostenía que el imperativo categórico (“Obra de tal manera que la máxima de tu voluntad pueda ser ley universal para todos") es la balanza de justicia que se traduce en leyes dentro de la vida social. Con tal principio se mediría lo razonable y lo injusto, lo correcto o incorrecto. Pero para este chico de país rezagado, la justicia no es equitativa, para él no habrá piedad, ni aclaraciones que valgan. El poder es más bien inicuo con los débiles, más todavía, tratándose de un atentado contra una mujer blanca, anglosajona y protestante. Lo que podría ser una jácara familiar desemboca en la muerte de su hermano a manos de los perros de la policía local.
Interesante por otras razones, es la pequeña historia de Chieko (¡Rinko Kikuchi haciendo el papel de una adolescente!), ángel sordomuda cercada en la tierra por su diferencia física. Su silencio es elocuente a pesar de lo que dictarían las formas exteriores y nos transmite un drama sensible, que muda la antipatía inicial del espectador hacia el personaje, en compasión.
Su panorama vital está complicado por el reciente suicidio de su madre, la vida alocada de los jóvenes en Tokio, y una crisis juvenil que le empuja a romper el circuito de su ansiedad hacia el sexo opuesto. En ese camino, mentirá al joven detective para intentar seducirlo, terminando su experimento en una orfandad que la hará aterrizar desnuda y necesitada de afecto, en una vida difícil que apenas empieza.
¿Qué dice la nota que entrega al policía? Podría ser una disculpa, una confesión apenada, tal vez agradezca su nobleza ¿Acaso le anotó su celular citándole a un nuevo encuentro? Se agradece la sutileza de no mostrarnos el contenido y dejar a cada espectador figurarse ese mensaje.
Todas estas historias muestran la difícil, cuando no imposible comunicación entre los hombres (Lacan dix it), independientemente del sexo, el idioma y las diferencias culturales, mostrando en toda su plenitud el desamparo final de una humanidad compuesta de seres de marcha gris y sombra pesada. Quienes, a pesar de la noche interminable de los tiempos que sufren, son capaces de guardar la esperanza en el mañana.

martes, 5 de febrero de 2008

Ojala no descanse en paz...

Miren con atención la primera parte de la IMPORTANTÍSIMA y reveladora entrevista del Grupo Monitor a nuestro amigo y colega Fernando González (parte del comité de redacción de CARTA PSICOANALÍTICA) a propósito de la publicación de su libro: "Marcial Maciel. Los legionarios de Cristo. Testimonios y documentos inéditos. Tusquets editores. México 2006.

lunes, 4 de febrero de 2008

VILLA DE LAS NIÑAS... la histeria en nuestro siglo. Julio Ortega.



Los noticieros en la televisión y diarios en México, empezaron a prestar atención en los meses de abril y mayo de 2007, a un fenómeno singular y alarmante. Las niñas que habitan el centro de asistencia social y escolar conocido como “Villa de las Niñas” en Chalco, estado de México, empezaron a sufrir una serie de trastornos diversos que según la clasificación del manual DSM IV se nombran: trastornos somatomorfos y más específicamente trastornos de conversión. Las chicas afectadas, han sufrido dificultades para caminar, parálisis de las piernas, mareo, vómito, dolores de cabeza y musculares. Las niñas, aseguraron que esa enfermedad que mantuvo a 600 de sus compañeras sin poder caminar, se debió a una “extraña maldición” que les cayó porque una de las niñas fue sorprendida por las religiosas jugando la quija (El Mundo. Diario de Córdoba, Veracruz. 03/04/ 2007). También puede observarse un videoreportaje en http://www.eluniversal.com.mx/notas/416865.html El Universal 5 de abril de 2007.
El comunicado de prensa No. 124 fechado el 13/04/2007 de la Secretaría de Salud, informó que: A partir de los estudios y conclusiones de un grupo multidisciplinario de expertos, incluyendo médicos, psiquiatras, psicólogos, sociólogos y antropólogos, fue posible diagnosticar que esos síntomas son producto de un padecimiento conocido como "trastorno psicógeno de la marcha", el cual desde el punto de vista psiquiátrico corresponde a un trastorno conversivo motor que, como en este caso, se manifiesta básicamente por dificultad en la marcha.
El hecho, quizá destinado a pasar de largo – en nuestra pequeña historia surrealista –, tomó una importancia inusitada. De pronto, el número de casos subió de 200 a 600 de un total de poco más de 5 mil niñas (El Sol de México, Nota de Víctor Godínez del: 7/04/2007), siendo las niñas afectadas primero aisladas y ante la imposibilidad de encontrar un remedio, se procedió finalmente, a llamar a los padres. Aún a través del lenguaje ambiguo del político, se coló la palabra histeria de masas, por parte del subdirector epidemiológico del Estado de México y la certeza de que no se trataba de un problema de origen infeccioso ó toxicológico.
Previamente se habían aplicado una serie de pruebas al agua y los alimentos, exámenes médicos a las chicas que no habían arrojado ningún resultado en concreto, que aclarara la naturaleza de esa afección extraña que había corrido como epidemia en las niñas y que en muchas de ellas, desapareció a los pocos días de que habían abandonado la institución para dirigirse a sus casas.
Según la misma directora del plantel, la madre Margie Cheong
(entrevista con Carlos Loret de Mola en Primero Noticias 06/04/07) desde febrero de este año se empezaron a presentar este tipo de trastornos de los cuales, ella estaba dispuesta a aceptar la responsabilidad, si es que se probara que ella había maltratado física ó psicológicamente a las niñas.
Desde Madrid, Oscar Santiago Salinas, en entrevista para La Jornada (11/04/07), un ex profesor de esas niñas que se encuentra haciendo estudios de doctorado, declaró que esa escuela se encontraba en manos de fanáticos y describió la realidad del colegio como “espeluznante” y “extraña”. Describió en breve, la enorme represión sexual y la vigilancia extrema que sufren esas niñas, que no tienen acceso a los periódicos ni revistas, la radio ni la televisión para no ser contaminadas por el mundo exterior. En su relato, confirmado por otras fuentes, dio cuenta del aislamiento que tienen incluso de su propia familia a la que escasamente pueden ver una vez al año, sin tener con ellos contacto telefónico, ni siquiera por correspondencia. Al hablar de su experiencia dentro del colegio anotó: “la disciplina era la principal preocupación de las monjas muchas veces castigaban a las niñas. Por ejemplo, cuando una jefa de grupo no dedicaba tiempo suficiente a sus actividades la dejaban de pie un día entero. Muchas veces tuve que dar clases con algunas niñas en esa situación. También las castigaban con trabajos forzados en la huerta o la cocina. Tampoco discriminaban por edad. Las niñas tenían un temor tremendo a las monjas”.
Declaró también que no podía salir del espacio delimitado para el profesor ni podía acercarse a las niñas a menos de metro y medio, tampoco podía sentarse durante las 8 horas de clase. No podía hablar de ciertos temas de política o de historia de México. Por ejemplo, cuando explicó la fundación del Estado Mexicano tenía que referirse a la aportación de Benito Juárez, pero no se lo permitieron pues según las autoridades: “se trataba de un tema polémico”. También le prohibieron mostrar folletos de museos europeos. En especial, les molestó que pretendiera enseñarles “La maja desnuda” de Goya, pues tenía una carga excesiva de erotismo, lo mismo ocurrió con las esculturas griegas. Agregó: ''Lo que sí les enseñaban las monjas era a admirar a Vicente Fox y a su esposa (Marta Sahagún). Les decían que era el prócer de la patria y que además iba a misa. Por eso las niñas los consideraban sus padrinos. Y la mayoría lo creía”.
La historia de estas niñas es singular. Provienen de familias de escasos recursos o, en otros casos, de hogares dónde eran maltratadas, por lo que el internado es su única opción para poder estudiar o recibir sus tres comidas al día. Es la razón por la que muchas de ellas han expresado su deseo de regresar, apenas han experimentado mejoría fuera de la institución, puede decirse, que se encuentran: “entre la espada y la pared”. Si algunas de ellas quieren regresar a esa prisión, es porque no tienen a dónde ir, si las ex alumnas se acercan a la institución para apoyar el trabajo de las religiosas y exculparlas de maltratos, es porque la paradoja del esclavo – según Hegel – es que se identifica con su amo, hasta lamer míseramente las cadenas que le sojuzgan.
Las chicas que fueron sufriendo del mal, fueron confinadas a los pisos superiores de la institución, siguiendo una práctica medieval que consistía en aislar a los leprosos, los enfermos infecciosos, y los locos.
Estas niñas sufren según sus declaraciones, maltratos no sólo psicológicos, sino físicos, siendo condenadas a trabajos forzados en la huerta ó en la cocina para disciplinarlas y recuerdan en mucho a las niñas, objeto de un trato sádico por las monjas, del filme “The Magdalen Sisters” (2002), basado en tremendos hechos reales.
Génesis Mauries, niña expulsada “por su conducta sexual inapropiada y por llevar el cabello corto” (Reportaje Primero Noticias 06/04/07) descubrió que debido a un problema de la piel, que luego – a destiempo para su atención – se reveló como cáncer, fue sometida por las monjas a un duro tratamiento que consistía en quemarle la piel, pues la madre Cheong, se negó desde el principio a que se le practicasen exámenes médicos ó se recurriese a la cirugía.
“Me mandó quemar, me marcó tres puntos en mi espalda. Ponían una pasta (…) acercaban un cerillo (fósforo) y era como una brasa que dolía mucho”, dijo Génesis al asegurar que no le ponían anestesia.
“No quemamos a las niñas”, respondió la monja y admitió conocer a Génesis, a la que, aseguró, sometió a un tratamiento oriental mediante un “maestro coreano”. Aceptó que:”fue un error, una imprudencia de invitar (a someterse a estos tratamientos) a las niñas mexicanas que tienen una cultura diferente a la de Oriente”.
¿En verdad, fue una invitación la que se les hizo a esas niñas? ¿Por qué la palabra sometimiento surge tan espontáneamente? ¿Un tratamiento médico no debería funcionar, independientemente de la cultura?
La madre coreana dijo que el internado no avisó a los padres de familia del padecimiento de las niñas, porque no querían espantarlos con la versión de una epidemia. Pidió entonces tolerancia hacia la institución, y agregó que no debe especularse que allí se realizan prácticas de castigo ó hasta de brujería: “Si esas fueran nuestras prácticas, la población no las hubiera aceptado y no existiríamos. Hemos estado aquí 17 años y han salido 10 mil graduadas.”
Sus declaraciones están llenas de falacias lógicas y embustes, son varias las niñas que han sido sometidas a esos tratamientos y otros tormentos físicos (se dice que llegaron a colgar a varias de cabeza, para corregir problemas de la espalda), en nombre de la aplicación de métodos de disciplina y médicos orientales. Varios maestros en rebeldía contra esos hábitos feroces ya han sido despedidos. También llama la atención, la falta de información hacia los padres, que hace pensar en que las niñas son un bien usufructuado por las religiosas en cuestión, ellas pueden entonces decidir de manera divina, sobre su futuro y su bienestar, sin que nadie cuestione sus disposiciones.
Visitando una página Web con información oficial sobre “ La Villa de las Niñas” (
www.yoinfluyo.com.mx/artman/publish/printer_4484.php), constamos que su obra la realizan las monjas desde hace tiempo y tienen sucursales en varias partes del mundo y funcionando actualmente, una institución para varones en Guadalajara (Hoy día esa página aparece borrada de la Web pues la directora de la institución ha sido cambiada por no responder adecuadamente al problema).
Con cara de tristeza, la Madre Margie explica que tiene un problema muy severo con el municipio ya que han construido casas de interés social alrededor de la institución, sin respetar sus instalaciones: “no hay una consideración de que es una institución grande, donde viven 4 mil niñas necesitadas, gente pobre, sin protección. Nosotras como religiosas estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo para proteger a nuestras niñas pero el municipio está dejando que construyan las casas sin contra barda y con las ventanas hacia nuestra casa. Si no me quejo el municipio no hace nada, se debe cumplir la ley”, denunció.
En otras palabras, lo que tan bondadosa religiosa desea, es que la institución siga siendo un “Castillo de la pureza”, que no tenga ninguna relación con el mundo, y se facilite así, la labor de adoctrinamiento, represión y violencia, desorientación y fanatismo religioso, que ejercen sin piedad contra esas adolescentes entre 12 y 17 años.
Diversos reportajes han ido esclareciendo la situación de esas chicas, que reciben las sobras de alimentos caducos, donados por empresas alimenticias que buscan eludir impuestos ( La Jornada 12/04/07). 

Una nota reciente del diario Uno más Uno (28/05/07), menciona que el Centro Nacional para la Salud de la Infancia y la Adolescencia llegó a la conclusión de que el denominado Trastorno Psicogénico de la Marcha, fue el causante de la invalidez temporal de las menores sin que mediaran causas físicas u orgánicas, por lo que se descarta cualquier tipo de contagio – ¿y el psíquico? –, y se aplicarán las medidas preventivas para evitar que la situación se convierta en un problema de salud pública. Durante la conferencia de prensa dónde se dieron a conocer estos hechos, estuvieron presentes: el subsecretario de Promoción de Salud federal, Mauricio Hernández ; el epidemiólogo del Instituto de Salud del Estado de México, Víctor Manuel Torres , y el obispo de Valle de Chalco, Luis Artemio Flores. ¿Acaso no estaban separados en este país los poderes estatal y eclesiástico? Todos coinciden en un punto: “ La Villa de las niñas, sigue funcionando normalmente”.
El director de salud pública mexiquense, ha declarado que no queda un solo caso con esas características, y que hasta el momento se desconocen las causas del síndrome que afectó a las estudiantes de dicho internado, dónde cursan secundaria y preparatoria, esas niñas de escasos recursos, que un nuevo recuento, sitúa en menos de 4 mil.
El lugar que se reserva a los especialistas, es exonerar a las religiosas, y lo hacen con una industria, que no hace más que evidenciar, los problemas teóricos y la falta de solidez de las disciplinas dedicadas al estudio de las perturbaciones mentales en nuestro país. “Trastorno psicógeno de la marcha” no es una etiología, sino una simple descripción fenoménica de los males que aquejan a las chicas. Las niñas han sido atendidas con “terapias de grupo”, se les han aplicado pruebas psicológicas y según las autoridades de Salud, se “está haciendo el análisis estadístico correspondiente”, para “encontrar la raíz del problema” (El Sol de México 14/05/2007).
¡Triste papel de la psicología oficial de servir como coartada ideológica del poder, a la que está condenada sin el auxilio de la comprensión psicoanalítica!
De hecho, este caso de histeria colectiva, es único en el mundo y un hito en la historia de las enfermedades mentales en lo que va desde más de medio siglo. No recordamos desde la Saltpètriere y Nancy a finales del siglo antepasado, que tantas histéricas hayan estado juntas en un solo lugar, es más, Charcot y Bernheim colectaban estas pacientes de muchos sitios diferentes. Los académicos y especialistas en salud mental, encargados de estudiar este fenómeno, en lugar de pensar que el ambiente de aislamiento, las usanzas de crueldad y explotación por el trabajo, la falta de educación sexual y las restricciones a las medidas mínimas de higiene en este rubro, los castigos físicos y la vigilancia rígida que hablan de una erotización extrema de la relación entre las religiosas y sus alumnas, pudiesen ser la causa de estos trastornos, prefieren usar un lenguaje médico ambiguo y estéril, para evitar estudiar esa fábrica de la histeria, producto de la moral más rancia y prácticas de castigo propias de los tiempos de la Inquisición.
A las instituciones de salud pública y a la psicología académica perdida en sus importantes investigaciones estadísticas que apuestan en su práctica por el cientificismo, la voz que surge del síntoma en esas niñas – con tanta desesperación – no les dice nada. Los políticos, se conforman con explicaciones seudocientíficas. A los periodistas, la noticia les empieza a dejar de interesar. Los mismos colegas psicoanalistas, han dicho muy poco ó nada. Quizá porque esas niñas son pobres y no le interesan a nadie.

Christopher Bollas: Mental pain

Conferencia de Christopher Bollas: Mental Pain.