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miércoles, 1 de agosto de 2012

Prometheus: la gran incógnita despejada. Julio Ortega B.





"David: How far would you go to get your answers?"


Prometheus (2012) D: Ridley Scott. G: Jon Spaihts y Damon Lindelof. Actores: Noomi Rapace, Logan Marshall Green, Michael Fassbender, Charlize Theron, Idris Elba, Guy Pearce.


Después de más de 30 años del primer Alien (1979), aparece una precuela que viene a demostrar hasta qué punto continúa Scott -- director de esa originalísima historia que revolucionó el cine de science – fiction y de acción desde su aparición --, planteando imágenes sugerentes de lo que será nuestro futuro próximo. Es por otro lado, su primera película dentro del género desde la magnífica Blade Runner (1982) adaptación de la metafísica novela de Philip K. Dick ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? y se yergue como una obra maestra, comparada con la visualmente efectiva Avatar (2009) de Cameron, pero simple remake espacial de (Danza con lobos  1990). En esta nueva entrega de Alien influenciada por “La cosa del otro mundo” (1951) de Howard Hawks, no faltan escenas emocionantes, repugnantes, y extrañas, que compiten con el primer capítulo cinematográfico de la historia, pero lo verdaderamente importante son los diálogos y la trama bien concebida por Jon Spaihts y Damon Lindelof. Tenemos así, que la tercera dimensión alcanza verdadera categoría de arte, cosa no tan frecuente en el cine. En esta película ha tenido importancia también la campaña previa y las escenas filmadas para acompañarla en dónde se nos muestra al robot y al padre de éste, un empresario que se coloca en el lugar de Dios con la soberbia del hombre enceguecido por el avance tecnológico.
La primera escena de la película, incomprensible al principio, es intrigante. Un humanoide frente a las portentosas Cataratas Victoria (situadas en el rio Zambeze, entre Zambia y Zimbawe) ve cómo se aleja una nave espacial, y le deja solo a su destino, que afronta tomando un brebaje que supuestamente tiene alguna relación con los compuestos biológicos que luego encontrarán los protagonistas del filme ¿Ha sido dejado solo a cumplir alguna pena? ¿Decidió quedarse a morir? ¿Es una razón de honor o justicia la que le impulsa a la muerte? Las razones son obscuras pero el resultado de su muerte es el plantar en el extraño planeta Tierra su ADN para que evolucione, por una simple casualidad, hasta lo que después conoceremos como raza humana.
Después nos encontramos en alguna región inhóspita de la naturaleza, alejados de toda civilización, con los arqueólogos y/o antropólogos Elizabeth Shaw (Noomi Rapace) y Charlie Holloway (Logan Marshall Green) que descubren una cueva antiquísima en la que encontrarán pinturas rupestres que reproducen muestras de observaciones astrológicas y el encuentro de los hombres con una cultura extraterrestre, tal y cómo se nos muestra habitualmente en los extravagantes y patrañeros programas del canal NatGeo: Alienígenas Ancestrales.
La tercera escena nos ubica en el presente, mientras que David 8 (Michel Fassbender espléndido, robando cámara) un androide TIPE (Technological, Intelectual, Physical, Emotional) de última generación similar a los modelos de la fantástica Blade Runner, entresacados de cierta novela de Philiph K. Dick (¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?) se encuentra estudiando diversos temas, especialmente aquellos centrados con el estudio de lenguas no occidentales, previendo encontrar rastros de lenguajes alienígenas en esos idiomas.
Cómo veremos después, al empezar a despertar los cosmonautas de su sueño criogénico, han viajado por largos años hasta llegar a una galaxia alejada de nuestro sistema solar. La explicación que les pone al tanto de su propósito en esas regiones del universo, se las proporciona el propio dueño de las empresas Weyland un magnate al estilo Bill Gates, o Howard – Hughes, que supuestamente se encuentra difunto, ha largo tiempo, y que se comunica con ellos a través de una grabación holográfica como las que ya existen en nuestro tiempo y que permiten a Michel Jackson seguir de tour más allá de la muerte.
Fue convencido por los investigadores del inicio, para patrocinar una expedición espacial con el fin de averiguar si el hombre ha tenido contacto antes con otras culturas alienígenas, puesto que los datos arqueológicos apuntan, a coincidencias asombrosas en el plano de exploración cosmológica, que no podrían haberse realizado a simple vista desde la tierra. Quizá para descubrir el vínculo que nos une con esos seres y si somos en realidad producto de esos dioses ligados por algún destino superior a cumplir en el año de 2093.
Todo esto frente a la incredulidad y escepticismo de un grupo de especialistas en diferentes campos, que fueron elegidos para el viaje en cuestión. Entre ellos, casi como robot, hermosa y gélida, se encuentra Meredith Vickers  (Charlize Theron) una ejecutiva de la compañía.
La estética de esta primera parte de la película hace un homenaje a Kubrick recordándonos su tan lograda 2001: A Space Odyssey (1968), hablándonos de la soledad, el inmenso universo, la tecnología fría y el sostenimiento artificial de los ambientes situados en medio de la nada. Incluso el espíritu mismo de HAL 2000  se encuentra de alguna manera presente en David 8.
El viaje continúa en el planeta, dónde se realiza una investigación que arroja como resultado el descubrimiento de patrones lineales que no pueden encontrarse espontáneamente en la naturaleza sino por intervención de algún tipo de inteligencia. Estas líneas conducen a una especie de pirámide que posee múltiples cavernas y pasajes que conducen a una arqueología entre egipcia y maya.
Allí se encuentran cadáveres de innumerables humanoides cómo el que vimos al principio, que no son muy claros por su grado de consunción y el traje espacial que poseen. Parecen haber sido masacrados ¾ cómo lo revelan ciertos registros holográficos ¾ por algún tipo de ser que les perseguía y no tuvieron tiempo de escapar a su destrucción. Prueban que había una civilización inteligente, que se extinguió hace milenios por efecto de eventos inesperados.
Las sombras, el silencio y la tensión crecen en la película sin que aparezca el Alien que es reservado para las escenas finales, sin que tenga demasiada explicación ¾ en ese momento¾, la presencia de un enorme grupo de contenedores con cierto líquido negro similar al que vimos ingiere el extraterrestre al inicio de la película. David 8, toma uno de ellos y lo lleva a la nave sin notificarlo al resto de la tripulación, y consciente de que él no sufriría ningún tipo de contagio.
El regreso es complicado, no sin buenos resultados. Los seres humanos están relacionados en su ADN con los extraterrestres. Prometeo es el nombre de la nave, y el dios nos ha dado el fuego de la vida… los humanos no saben que por un efecto colateral, por azar.
Dos de los astronautas que quedaron atrás en la expedición, no sobreviven a la noche pues son atacados, infectados, por los seres ocultos en los contendedores, pavorosos antecedentes de la criatura Alien creada por H.R. Giger quien nuevamente utilizó su talento para inventar los antecedentes del monstruo que producirá una clásico de la cinematografía de science fiction y tres secuelas de diferente nivel artístico, para mí la mejor de ellas, la última (Alien Resurrection 1997) dirigida por Jean - Pierre Jeunet.
La escena dónde conviven Charlie y David 8 es horrenda y temible, pues demuestra hasta qué punto la ambición de crear inteligencia artificial en el hombre ha llegado: su logro absoluto, hasta el punto de la maldad. Un ser animatrónico que imite al hombre a su imagen y semejanza no puede ser sino curioso y estar al servicio de los más obscuros deseos del hombre. David 8 le pregunta hasta dónde está dispuesto de llegar para obtener respuestas. El humano responde que hasta la muerte. Entonces, el robot le ofrece una copa a su compañero de viaje y le desliza en ella un fragmento de esa substancia negra que habría pulverizado al humanoide de la primera escena “¿Estás dispuesto a llegar más allá de la vida para cumplir tu deseo? ¿Para conocer tu origen? Concedido”. La satisfacción de tu curiosidad, el cumplimiento del deseo y la muerte van unidos. Tu transformación te arrastrará a tu fin, horrendo y perfecto, trascendente a ti mismo: fatídico como el de Edipo. No en balde, en el Cratilo el diálogo dedicado al lenguaje, Platón hace la distinción entre imeros = deseo, eros = amor,  oisis = anhelo y potos = pesar, añoranza, deseo que conduce a la muerte. Detrás de lo unheimlich (lo siniestro) está lo familiar. Más allá del lenguaje amargo en la metonimia constante, el goce absoluto: la muerte.  
Al amainar la tormenta, los exploradores regresan augurando malos presagios. Primero, la verificación de la aparente muerte de los ingenieros, infectados por criaturas biológicas creadas por ellos y destinadas para nuestra destrucción como habitantes de la Tierra. Segundo, la exploración en solo de David 8 que traerá el descubrimiento de un sobreviviente en estado de hibernación. Tercero, la declaración de la contaminación de Holloway que llegará muy enfermo a las puertas de la nave, para ser finalmente incinerado a fin de evitar el contagio. Cuarto, la entrada en la nave de los cosmonautas contaminados, convertidos en zombies que tienen que ser elminados.
Para nuestra sorpresa, el mismísimo Weyland (Guy Pearce muy bien caracterizado), reaparece en carne y hueso, pues ha esperado esta oportunidad con la esperanza de sobrevivir a la vejez y la enfermedad. Si esos seres han sido capaces de crearnos, seguro sabrán cómo vencer a la muerte. El verdadero motivo del viaje ha sido el egoísmo y el narcisismo de este hombre, del que nos enteramos es hija Charlize Theron. Todo su dinero y sus multiempresas han sido invertidos en un viaje para llegar a este punto, dónde él quiere confrontar a sus creadores y pedirles le cumplan el capricho de la vida eterna. El capitalismo llevado a su máxima expresión deriva en el absurdo. El Dios con pies de barro, es un simple humano glotón, insaciable de vida en los momentos finales de su existencia.
Charlie sin saberlo, ha llegado a preñar a Shaw quien en su vientre realiza una de las fantasías femeninas inconscientes más espantosas que es dar a luz una criatura horrenda, de la que estaría más que embarazada: poseída. David 8 intenta congelarla para preservar su estado y estudiar el hecho cómo si se tratase de una rata de laboratorio neurológico. La fortaleza de ella, calcada de su personaje en Millenium, le hace luchar y atreverse a una cesárea mediante la máquina quirúrgica resguardada en el compartimento especial. Sobre la marcha descubre que está calibrada únicamente para la atención de sujetos hombres o sea: Weyland. Aún así, realiza los ajustes y se saca la criatura, para después cerrarse e intentar esterilizar el aparato con el espantoso monstruo dentro.
David 8, ha explorado por su cuenta apercibiéndose que uno de los ingenieros, sí ha sobrevivido y se encuentra en estado de estasis. De lo que se trata es de reactivarlo frente al señor Slim (perdón, Weyland) y formularle una sola pregunta: ¿Puede vencerse la muerte?
Elizabeth ha descubierto por completo el complot, pero aún tiene fe en los semi – dioses que ella supone creados por una fuerza superior y que son nuestros dioses y padres biológicamente hablando. Ante las amenazas y pretensiones del super millonario, decide acompañarlos al encuentro fina,l para interrogar al último ingeniero acerca de por qué han decidido destruirnos y qué hicimos mal, para castigarnos de tal modo.
Las sorpresas no paran en la segunda parte del filme, aunadas a espectaculares efectos especiales en tercera dimensión no aptos para cardiacos y epilépticos. En el último encuentro, la preparación de David 8 como diplomático y traductor, será puesta a prueba. Deciden despertar al sobreviviente y entablar diálogo con él. Weyland apremia al robot para que le pregunte si puede vencerse a la muerte. El ingeniero extiende su mano y acaricia la cabeza de David 8 en un gesto que confunde al espectador sugiriéndole reconocimiento por su perfección, o quizá ternura. El androide sonríe, justo antes de que se realice la verdadera operación: su cabeza le es arrancada y tanto Weyland como sus guardaespaldas son puestos fuera de combate, como cucarachas, sin piedad ni atención mayor. En el suelo se entabla una conversación última entre el millonario reducido a basura y su hijo mecánico, con una conclusión fatídica: No hay nada.
El humanoide sigue con su tarea suspendida por largo tiempo. Vuelve a encender su máquina y se dispone a emprender su vuelo destructivo hacia la Tierra. Elizabeth que ha escapado, ha contactado al capitán Janek (Idris Elba) de la nave estelar, que decide estrellarse con el artefacto alienígena y evitar su viaje. Él le indica a Vickers que vaya a la nave salvavidas, lo que ella hace angustiada y a regañadientes. Todo sucede muy rápido, las naves chocan, el salvavidas cae… Vickers muere… Elizabeth se enfrenta una vez más al monstruo que ha sobrevivido a su extirpación y vence al hijo repugnante para quedar sola, última cosmonauta. Todo parece perdido…
Pero la cabeza de David 8 sigue funcionando y establece contacto con ella, le indica qué hacer para sobrevivir y ella se recontacta con los restos del androide a fin de ir rumbo a las estrellas, nuevamente a buscar a sus creadores. En un final que deja más preguntas que respuestas. Elizabeth pretende buscar sus orígenes otra vez, a toda costa. El ser humano se demuestra insaciable una vez más.
No hay descanso para el espectador y los diálogos son verdaderamente excelentes. Sí, hay varios bloopers en la película que podrían haberse evitado, errores de continuidad que no van en un filme de Ridley Scott, pero que a final de cuentas pasan de largo, en el ritmo trepidante de las acciones. No es una película más, algunas escenas alcanzan la potencia del primer Alien, y otras son un homenaje a todo el género, pasando por Kubrick, pero también por Spielberg y Lucas, sin olvidar a Lang, a Hawks y algunos clásicos como Matrix, Forbidden Planet, Brazil y Atmósfera Cero.

3 comentarios:

Vicent Llémena i Jambet dijo...

Ya intuyo que a cada 0 le sobreviene un 1, la teoría que Jung expuso sobre la sombra, Lacan le da otro significado que no se me escapa al igual que Freud pero en mi afán de construir, cosa que parece que Occidente ya se ha olvidado, leyendo o después de leer su artículo me ha salido este, que he traducido con el google:

Prometeo, Sócrates, Cristo y ..., quizá la espiritualidad?


Hay muchos tipos de individuos, los masculinos y los femeninos, los llevados por el disfrute y los que lo son por el deseo, los del yin y los del yang, y en el equilibrio entre básicamente estos dos grupos es donde habitamos, no podemos esperar nunca la apropiación del esclavo del mundo, ni la del dueño, ni la de los que son llevados por el principio de vida, Eros, ni la de los que lo son por el principio de muerte Thanatos, pues cada "Eros" tiene en sí la vida y la agresividad de la muerte, y en cada "Thanatos" existe la muerte y la agresividad de la vida.
Necesitamos otro Prometeo? Ya Sócrates dio su vida por los síntomas de los débiles, que de vez en cuando tienen que hacer al dueño un golpe de timón para que éste les deje en su sitio, y Cristo? El Hombre, el hombre y Dios más justo en su nacimiento, proclamó el amor como principio de unión, como sustancia esencial para el cimentament de fríos y calientes, de disfrute y deseo, de Oriente y Occidente, de logos y ethos, de yin y yang.
Parece que el castigo a Cristo no fue de Dios o Zeus como Prometeo, sino que como dijo: Al Hombre lo que es del Hombre ya Dios lo que es de Dios. Fue castigado por el grupo poderoso romano, los nuevos dioses, los hombres del disfrute.
Estos conscientemente le llevarán siempre soluciones, como políticas con mano dura, que a corto y medio plazo dan buenos resultados, pero inconscientemente están movidos por la destrucción. No diré que sean malos, que no lo son, sólo que funcionan movidos por el principio de muerte.
Pero la realidad es que entre ambos, hombres fríos y calientes, hay un punto de unión, la contradicción paradójica que hace que no les podamos llamar, ni nos podamos llamar nosotros buenos o malos, sino que estamos totalmente imbricados y complementados.
Si hoy un Sócrates o un Prometeo furtara nuevamente el fuego a los dioses para calentar las almas de la Humanidad podría ser castigado, sí, pero ¿y si el nuevo Prometeo no fuera un solo hombre? O ni siquiera un hombre? Y si fuera la filosofía? Y con ella la espiritualidad?
Hubo quien dijo no hace mucho: El siglo XXI será espiritual o no será ...

Alstor dijo...

Una pequeña aclaración, el programa de Alienígenas ancestrales es de History Channel.

Julio Ortega B dijo...

Gracias por la aclaración.... Alstor.

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