
BLOG de JULIO ORTEGA B. SUEÑOS, ASOCIACIONES LIBRES, INVESTIGACIONES Y CONFESIONES DE UN ANALISTA EN LA WEB.
lunes, 26 de junio de 2017
El Otro. Un cuento.

martes, 15 de mayo de 2012
viernes, 29 de enero de 2010
J.D. Salinger 1919 - 2010. Nota de El País.

Autor de culto, innovador de la literatura de EE UU, vivió apartado de la escena pública.- Tenía 91 años
BARBARA CELIS - Nueva York - 28/01/2010
Un personaje misterioso, esquivo con los medios de comunicación, del que apenas se conocen imágenes. Jerome David Salinger, autor de El guardián entre el centeno (1951), una novela que ha marcado a miles de jóvenes de todo el mundo, falleció ayer a los 91 años en New Hampshire (EE UU). El diario The New York Times, el primero en dar la noticia, lo califica de "recluso literario".
Escritor "de talento infinito", como le definió Ernest Hemingway tras conocerle en París durante la segunda guerra mundial, años antes de que publicara su obra magna, Salinger llevaba lejos de la vida pública prácticamente cinco décadas, cuando tras el inesperado éxito de El Guardián entre el centeno, convertido en best seller el mismo año de su publicación, 1951, decidió abandonar Nueva York e instalarse en el campo, en la misma casa en la que falleció. Se acercaba así al deseo del mordaz y afilado protagonista de su novela, Holden Caufield, quien en un pasaje del libro afirma: "me gustaría encontrar una cabaña en algún sitio y con el dinero que gane instalarme allí el resto de mi vida, lejos de cualquier conversación estúpida con la gente".
[Lee aquí el arranque de El guardián entre el centeno ]
Aquel libro, del que se han vendido más de 60 millones de ejemplares en todo el mundo y del que aún se venden 250.000 cada año, estaba dirigido a los adultos pero su protagonista inmediatamente se convirtió en el antihéroe por excelencia de toda una generación, la de los adolescentes crecidos en plena guerra fría, que vieron en sus críticas feroces contra el mundo y la moral de los años cincuenta el reflejo de sus propias inquietudes y angustias. El enfrentamiento entre el mundo de los jóvenes y el de los adultos reflejaba también el deseo universal de no crecer, otra cara de uno de los muchos sueños americanos y que de alguna manera, se repite generación tras generación -de ahí su éxito universal-. La novela, en la que Holden Caufield rememora en primera persona desde un hospital psiquiátrico los días posteriores a su expulsión del colegio, se convirtió en novela de culto, algo que fue llevado al extremo por uno de sus máximos fans, Mark David Chapman, el hombre que asesinó a John Lennon en 1980. Chapman llegó a citar el libro del escritor como el lugar en el que encontrar la explicación a aquel acto.
Quizá parte de la fascinación que despierta El guardián... se deba también al halo de misterio que ha rodeado a su autor. Una de las pocas imágenes que de él se conservan lo muestran en actitud amenazante contra el fotógrafo. Huyó de los focos y del ruido mediático. Sólo concedió una entrevista, en 1974 a The New York Times y por vía telefónica, para defender su vida privada.
"Hay una paz maravillosa en no publicar. Es pacífico. Tranquilo. Publicar es una terrible invasión de mi vida privada. Me gusta escribir. Amo escribrir. Pero escribo sólo para mí mismo y para mi propio placer", dijo Salinger en aquella única entrevista [léela en inglés].
Un niño problemático
Al igual que Holden, Salinger también fue un niño problemático que fue expulsado de diferentes escuelas. Nacido en Nueva York en 1919, comenzó a escribir en su adolescencia, a la luz de una linterna bajo las sábanas y durante los cuatro años que sirvió en el ejército durante la II Guerra Mundial, siempre llevó consigo una máquina de escribir. Pronto comenzó a buscar colaboraciones en diversas revistas y fue The New Yorker (su revista de referencia, que hoy publica en versión digital todas sus colaboraciones) la que identificó su talento y con la que firmó un contrato de casi exclusividad. Fue ahí donde pudieron leerse los primeros fragmentos de El guardián entre el centeno, aunque Holden Caulfield había visto la luz años antes en una historia titulada Last Day of the Last Furlough, publicada en 1944.
En la cima de su fama Salinger decidió apartarse del mundo. Se mudó a Cornish e hizo de su casa una suerte de fortaleza inexpugnable. Encontrarle se convirtió casi en deporte nacional entre la prensa, que se ha pasado especulando sobre él y su extraña vida desde entonces. Todavía tres obras suyas verían la luz: Franny and Zooey (Franny y Zooey), en 1961, Raise High the Roof Beam, Carpenters and Seymour: An Introduction, en 1963 (Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: una introducción) y, su última pieza publicada, Hapworth 16, 1924, un cuento corto que llenó las páginas de The New Yorker, en junio de 1965.
Contra las ediciones ilegales y contra lo que él consideraba invasiones a su intimidad, Salinger y sus abogados lanzaron numerosas querellas. La última, en julio de 2009, que prohíbe la publicación del libro de un autor sueco cuyo protagonista es un Holden Caulfield septuagenario.
En 2000 su hija, Margaret, publicó unas memorias tituladas Dream Catcher (El guardián de los sueños), que permitió a sus incondicionales descubrir algo más de la vida privada de Salinger: allí se retrata a un hombre que vivía en semirreclusión, consagrado a su obra y tiránico con sus familiares. Entregado primero al budismo, luego a la Cienciología y después a la Ciencia Cristiana: un enfermo que bebía su propia orina y estaba obsesionado con la religión. Margaret llega incluso a decir que abusó de su segunda mujer, Claire Douglas, a la que mantuvo como una "virtual prisionera".
Bibliografía de J.D Salinger
- The Catcher in the Rye (El guardián entre el centeno) (1951)
- Nine Stories (Nueve historias) (1953)
- Franny and Zooey (Franny y Zooey) (1961)
- Raise High the Roof Beam, Carpenters and Seymour: An Introduction (1963) (Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: una introducción)
Cronología de la vida de Salinger
1) Nace en Nueva York, en 1911. De buena familia, el joven pasa por una academia militar y completa sus estudios en Europa, en Viena, Londres, París y Varsovia.
2) 1948: su primer gran éxito, Día perfecto para el pez plátano, aparece en New Yorker, la revista donde había conseguido publicar algunos relatos.
3) Su obra maestra llegaría en 1951, El guardián entre el centeno. La novela se convierte en un clásico.
4) El autor decide conceder una entrevista. Será la única que conceda en su vida. El privilegio fue para The New York Times. En una conversación por teléfono, el escritor aprovecha -una vez más- para recordar que no tolerará ediciones no autorizadas de sus cuentos.
5) El autor cumple los 90 años en 2009.A los pocos meses, una novela provoca su cólera. Se trata de 60 años después: llegando a través del centeno, una supuesta secuela de El guardián...Salinger se querella y gana el juicio.
6) Salinger muere en 2010, a los 91 años. No aparece nada desde 1965 que lleve su firma. Su última obra publicada es una carta que Seymour Glass, su personaje recurrente, dirige a sus padres desde un campamento de verano
R. G.
miércoles, 20 de mayo de 2009
Biblioteca Google en línea.

He agregado entre los gadgets de mi Blog, un vínculo a mi selección de libros en Google, está abierta a todos ustedes. Hay verdaderas joyas y material interesantísimo, difícil de conseguir así nomás. Como en toda biblioteca, el que estén allí esos libros, no implica que los haya leido todos... pero sí me propongo hacerlo....
Espero se den una vuelta y disfruten de esta sabrosa ganga de la que nos provee la Red y la gente de Google.
jueves, 9 de octubre de 2008
Dios no juega a los dados: ¿o si?

Torstein Frode[1] cuenta que en Hising había una ciudad que estaba ligada en su suerte tanto a Noruega como a Suecia. Los dos reyes convinieron entonces en echar suertes por ver a quién de ellos les correspondería; arrojarían los dados y el ganador sería aquel que obtuviera el total de puntos mayor. El rey de Suecia sacó dos seises y dijo no valía la pena que el rey Olav[2] probara suerte, pero éste, mientras sacudía en la mano los dados le respondió: “Hay todavía dos seises en éstos dados, y no es difícil que Dios, mi Señor, los haga salir. Tiró los dados y obtuvo dos seis. El rey de Suecia volvió a echar los dados y obtuvo de nuevo dos seis. Luego el rey Olav tornó en jugar y uno de los dados mostró todavía un seis, pero el otro se quebró en dos pedazos, con tanta fortuna que indicó siete. Entonces la ciudad le tocó a él.
Según una tradición minoritaria pero bien atestiguada, el rey Olav Haraldsson en aquella ocasión había manipulado el azar. Algunos le atribuyen, desde el comienzo de una vida que debía llevarlo a la canonización, poderes milagrosos tales como curar a enfermos e inválidos o alcanzar ayuda del más allá para combatir junto a él. Se dice que también tenía el poder de hacer que los dados se detuvieran en la cara que deseaba. Para otros, lo mismo que ciertos combatientes llamados berserker, provistos en las grandes ocasiones de una fuerza sobrehumana que los hacía invulnerables, el rey Olav Haraldssѳn era capaz de una destreza sobrenatural que le permitía lanzar los dados tan hábilmente que su carrera terminaba naturalmente en la cara del dado que él había elegido. Un antiguo cronista hasta asegura que esa aptitud no era innata, y cuenta cómo el rey la adquirió entrenándose con dados cada vez más pequeños. Otros, por fin, lo acusan rotundamente de hacer trampas. Sus dados estaban cargados, lo cual explica que el número seis saliera con tanta regularidad, y uno de ellos estaba hábilmente astillado de suerte que no quedaba rastro aparente de nada. De manera que Olav Haraldsson había montado así todo el espectáculo hasta llegar a la sorpresa final, que sólo lo era para el rey de Suecia y su comitiva.
[1] Extraído de: Ekeland Ivar. El azar. Ed. Gedisa Barcelona 1998. P. 15 y 16.
[2] Olaf era hijo de un señor noruego llamado Harold Grenske. Después de practicar el pillaje y la piratería durante ocho años, en 1015, Olaf sucedió a su padre en el gobierno del señorío, cuando tenía veinte años de edad. En aquella época, la mayor parte de Noruega se hallaba en manos de los daneses y los suecos. Tras de efectuar la reconquista de sus feudos, Olaf se dedicó a trabajar por la evangelización del reino, pues el arzobispo Roberto le había conferido el bautismo en Rouen. Aunque ya se había iniciado la evangelización, eran muy pocos sus progresos, porque, según parece, los métodos misionales de Haakón el Bueno y de Olaf Trygvason eran bastante salvajes. En 1013, Olaf Haroldsson, el santo de que nos ocupamos, había ido a Inglaterra a ayudar al rey Etelredo en la lucha contra los daneses. Así pues, cuando se trató de evangelizar su propio reino, pidió ayuda a los ingleses. Cierto número de monjes y sacerdotes ingleses se trasladaron a Noruega. Entre ellos iba el monje Grimkel, quien fue elegido obispo de Nidaros, la capital del feudo de Olaf. Este, siguió el consejo del prelado, promulgó muchos decretos benéficos y abolió las leyes y costumbres que se oponían al Evangelio. Desgraciadamente, como San Vladimiro de Rusia y otros príncipes que quisieron convertir a sus súbditos, no se contentó con emplear la persuasión, sino que se dejó llevar de un celo indiscreto y recurrió a la violencia. Era verdaderamente implacable con sus enemigos y, por otra parte, sus decretos no eran bien mirados en todo el reino. Finalmente, sus enemigos se levantaron en armas y, con la ayuda de Canuto, rey de Inglaterra y Dinamarca, le derrotaron y le expulsaron del país. San Olaf volvió con refuerzos suecos a reconquistar su reino, pero pereció a manos de sus belicosos e infieles súbditos en la batalla de Stiklestad, el 29 de julio de 1030. Fue sepultado en el sitio en que murió, en un profundo banco de arena a orillas del río Nid. En su sepulcro brotó una fuente, a cuyas aguas atribuyó el pueblo propiedades milagrosas. Al año siguiente, el obispo Grimkel mandó erigir ahí una capilla y se empezó a venerarle como mártir. Los milagros se multiplicaron en el santuario y, cuando Magno, el hijo de Olaf, recuperó el trono, el culto del mártir se popularizó mucho. En 1075, se sustituyó la capilla por una catedral dedicada a Cristo y a San Olaf, que con el tiempo se transformó en la catedral de Nidaros (Trondheim). El santuario se convirtió en un importante centro de peregrinación. En la Edad Media, el culto del "perpetuo rey de Noruega" se extendió a Suecia, Dinamarca, Inglaterra y otros países. Los noruegos le consideran todavía como patrono y héroe nacional.
lunes, 22 de septiembre de 2008
Un inédito de Rimbaud,
