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lunes, 30 de junio de 2008

A day in the xalapeña life

Hoy por la mañana me levanté deprimido por la cantidad de papeles burocráticos que tengo que llenar en la Universidad para justificar mi trabajo y esa sensación se agudizó al ver el nuevo día por la ventana. Yo supongo que todos mis colegas académicos en las universidades públicas de este país tienen el mismo problema: aprender a hablar el lenguaje de los contadores y administradores, probar que somos buenos obreros que producen.
Uno de los informes de autoevaluación de mis clases me requiere contestar si he promovido en mis alumnos el uso de la paquetería Office, del cuerpo y de las manos (¡?), todo bien, pero doy clases de Psicoanálisis y de Filosofía... ¿será bueno que me vaya acostumbrando a bailar la rumba freudiana?
Es un típico día jalapeño: llovizna pertinaz, cielo gris y nublado, aire frío y paisajes impresionistas calcados de una pintura de Corot o Pizarro, en la tela se ven maravillosos y son demostración de la maestría del artista, pero en la realidad, resultan más bien sombríos y tristes.
Xalapa es una urbe pequeña que ha crecido desmesuradamente en los últimos años, es la ciudad que tiene más automóviles por número de habitantes en México y los conductores aquí no tienen el menor respeto por las reglas viales. Especialmente no atienden al peatón que puede estar mucho tiempo en una esquina tratando de atravesar la calle. Acabo de estar hace un mes en Ciudad del Carmen, Campeche para dar un par de conferencias y me sorprendió mucho el respeto que hay hacia el transeúnte. Los autos se detienen y ceden el paso, así sea una sola persona la que vaya a cruzar.
Esto no es un evento que uno presencie aquí a menudo y cuando yo cedo el paso a los peatones, me miran entre agradecidos y extrañados, dudosos de aceptar mi ofrecimiento. Lo habitual es que el auto que viene por la avenida, acelere y hasta haga cambio de luces, para adelantarse a los peatones que piensan pasar la calle ó automóviles que están por incorporarse al flujo vehicular ó cruzar la avenida.
Hay que abrirle el paso a su Majestad el Servicio Urbano, ó el Príncipe Taxi (según una afortunada expresión de una amiga de mi mujer), porque ellos no respetan ninguna regla, parece que lo que les importa es llegar rápido, sea a este lado ó el otro contrario a la vida.

Yo siempre que subo a un taxi, busco y me ajusto el cinturón de seguridad porque sé que la mayoría de las veces mi vida corre peligro. No respetan por lo general los taxistas el límite de velocidad, rebasan por la derecha, cambian de carril sin aviso, se paran dondequiera sin señalizar su Stop. Y cuando hay un accidente, se protegen entre ellos como una mafia. Supongo que uno debiera acostumbrarse a éstos usos, pero precisamente para mí, es importante no hacerlo, saber que está mal que un taxista crea que tiene derecho a ir más rápido que los demás y a no respetar las leyes de tránsito o civiles, que valen para los demás mortales.
Otra cosa que casi no respeta ningún automovilista - incluso los policías en patrullas - en esta ciudad es la distancia de protección... (2 segundos detrás del vehículo que va al frente)... esto no parece importar a nadie, y es frecuente tener un carro a la espalda sin precaución alguna pitando y aventando el auto, como una forma de hostigar y procurar que uno acelere o se haga a un lado. El auto es aquí no sólo un signo de prestigio, sino un arma contra el vecino.
Quizá por eso suceden en esta ciudad accidentes tan aparatosos, especialmente en época de lluvias. Derrapones, choques y volcaduras, ruptura de las bardas de contención.

El paso de vehículos en crucero de uno x uno, que es una medida racional que ha tratado de implantarse por Tránsito de la ciudad, es respetado con dificultad, ganarle el paso al vecino es una muestra de inteligencia en las cabezas de muchos simio-conductores.
Xalapa se ha tragado ya a las pequeñas ciudades pueblito que le rodean Coatepec, Banderilla y Las Trancas. Mucha gente que trabaja en Xalapa viene de esas ciudades y viceversa. Es una ciudad que ha crecido sin un proyecto urbano definido. Acaba de hacerse una glorieta vial en un crucero que no tenía mayores problemas de tráfico y ahora se generan ahí embotellamientos. Las lluvias desde los primeros momentos han inundado la vía subterránea que al parecer no estaba preparada para recibir las tormentas jalapeñas, ahora se drena con frecuencia esa vía… pero quizá debía haberse planeado un sistema más eficiente de desalojo de agua.

Uno se pregunta: ¿Cómo es esto posible? Eso sí, luce a todo dar en esa glorieta, la estatua de Sebastián (artista consentido del Estado) quién señaló que la escultura la hizo pensando en el árbol que identifica a los xalapeños (la araucaria), donde se sobrepone la “X” de Xalapa y la “V” de Veracruz. La base de cimentación del Arbolito (¿Le pondrán foquitos en Navidad?), costó tan sólo 2 millones de pesos, con una mínima fracción de los cuales, podría haberse pavimentado mi calle que está llena de hoyos o terminar el retorno a Xalapa desde la carretera vieja de Las Trancas - Coatepec que lleva más de dos años sin concluir.

Sebastián, amigo de la Primera Dama del Estado, explicó que su obra tiene una altura de casi 32 metros y un peso de 130 toneladas, sin embargo se negó a revelar el costo que tuvo: "A mi no me gusta hablar de costos, yo sólo la hago pero no me gusta hablar de eso", justificó, tras considerar la Araucaria como una de sus mejores obras por la armonía que tiene, por su dimensión y la forma en que fue aceptada por la sociedad (El Universal 29/06/2008).

El problema de esta obra es haber puesto una glorieta que complicó el tráfico dónde no había un real problema. Lo único que se hubiera necesitado es el paso a desnivel inferior, dejando el paso directo, como estaba, de la avenida 20 de Noviembre hacia Araucarias y las laterales. Pero tenía que ponerse la obra de Sebastián, originalmente pensada a partir de recolección de llaves y metales donados por los xalapeños, pero que excedió en toda proporción costos y diseño, se dice en murmullo que la obra llegó a los 25 millones de pesos.
Antes en ese paso, se controlaba el tráfico con cuatro semáforos. Se cerró el retorno sobre la avenida 20 de noviembre, para obligar a los conductores a usar la glorieta. Ahora hay ocho, y no están sincronizados del todo, son cortos los altos, así que el tráfico está siempre bien asegurado, así como el abordaje por parte de los pobres indigentes que limpian vidrios, juegan con pelotas ó piden directamente dinero. Bueno para ellos...

Se ha empezado a construir un nuevo distribuidor vial frente a Plaza Cristal, esperemos que sea planeado con más estudios de por medio y más atención... menos pensando en la imagen política y más en la ciudad.

miércoles, 25 de junio de 2008

Risoterapia 2.




Dos pacientes se encuentran paseando en el jardín de una clínica psiquiátrica.
-- ¿Por qué estás aquí?
-- Porque me siento ser Napoleón.
-- ¿Y cómo sabes que lo eres?
-- Porque Dios me lo dijo.
-- ¡Mentiroso! Es la primera vez que tú y yo hablamos.



Un hombre va durante años a un analista porque tiene terrores nocturnos y piensa que debajo de su cama hay un monstruo. Un día va a ver al doctor y le dice: “No voy a venir más... solucione mi problema”. El doctor le dice con un tono de incredulidad: “¡Ah sí! ¿Y cómo?” El hombre responde: “Tuve que ir a ver, otro especialista que resolvió mi problema en un solo día”. El terapeuta le dice: “Seguro fue a ver usted un charlatán...” El paciente dice: “No, vi a un carpintero que le cortó las patas a mi cama”.




Un psicólogo experimental se acuesta con su asistente del laboratorio. Después de la experiencia le dice: “¡Tú lo disfrutaste muchísimo querida!... ¿Y observaste cómo me comporté yo?”




-- Doctor, pienso que no le importo a nadie. Nada de lo que yo soy le interesa a la gente.
-- ¿Me podría repetir lo que dijo? No le escuché.



-- Doctor, vengo a consulta porque me siento la más fea mujer del mundo.
-- Vamos a empezar el tratamiento directamente en el diván. Pase por favor, y acuéstese boca abajo.


-- Doctor, vengo a consulta porque soy un maníaco depresivo.
-- Cálmese, anímese, cálmese, anímese...


-- Doctor vengo con usted porque la gente dice que tengo un muy mal carácter.
-- Siéntese y cuénteme su problema.
-- ¡Te lo acabo de contar, imbécil!

lunes, 23 de junio de 2008

Ley sobre miradas lascivas...


Le he insistido a mi joven amigo Mike para que abra su BLOG, dice que prefiere escribir un libro, pero de vez en vez... me manda -- junto a otras 20 direcciones -- algunas de las cosas que escribe que son lúcidas y divertidas. Esta vez, le voy a prestar mi BLOG para decir algo que si no fuera tan serio, daría mucha risa (¿No tendrán nada qué hacer nuestros políticos además de cobrar, tranzar y pelearse entre ellos?)... les pongo el texto a continuación:
El Modus Vivendi

"Ha llegado el momento de decir 'Non Possumus'"
Clemente Munguía 1856

Me lamentaba hace poco no poder obedecer una ley que recién han dictado los legisladores. Pero bueno, seré franco por una sola vez: me lamentaba en realidad por algo mucho más grave: sentir el deseo de transgredir esa ley tan pronto como apareció en el escenario de nuestras convenciones. Se trata naturalmente de la ley sobre "miradas lascivas".
A decir verdad nunca había sentido tantas ganas de mirar mujeres en la calle como ahora que está prohibido. De hecho nunca lo había hecho tanto. Pero como este comportamiento puede obedecer a fenómenos del todo ajenos a la vida pública – que evaden así el látigo cruel de la escritura-, no hablaré más de eso.
Sólo diré que meditaba en ello cuando recordé que, tan pronto como se promulgó la constitución de 1917, uno a uno los poderes que dirigirían al país durante el siglo XX la fueron violando en riguroso orden de importancia: los "inversionistas" norteamericanos, los "revolucionarios" mexicanos y el clero romano.
Para eso fue hecha la constitución en México, para irla violando hasta configurar un orden político. Todo por supuesto con arreglo a este precepto: mandará el que pueda violar la ley sin sufrir consecuencias. O dicho de otro modo: nuestra constitución –como solían decirnos cuando éramos niños- puede ser "la más avanzada del mundo", sólo que tiene un problema: es incumplible. Incumplible como lo creía Carranza –que era ni más ni menos que el señor Presidente-. Incumplible como creyó Comonfort –siendo también Presidente- que lo era la constitución de 1857.
Por eso los norteamericanos dicen desde 1917 que no respetarán el artículo 27, y lo cumplen. Por eso Obregón, aunque no lo dice, no respeta el artículo 82, al que odia y atropella en dos ocasiones. Por eso la Iglesia jura y perjura que no obedecerá el artículo 130, y lo consigue. Todo inmediatamente después de la promulgación de la constitución.
Mi visión, pues, del siglo XX mexicano del que sólo pude saborear el último cuarto, es que a partir de entonces, todos hemos ido encontrando –aun involuntariamente y sobre todo así- aquella ley que, digamos, no nos gusta, entregándonos por mera voluntad de poder a la tarea de desobedecerla. No todos alcanzamos nuestro objetivo y ello debe bastar para saber de que lado (hoy que están de moda los radicalismos) está uno: del de los que pueden violar la ley sin consecuencias o del de los que no.
Debo aclarar que el modo de corregir este severo problema no es para nada una nueva revolución que en el mejor de los casos sólo haría nacer una nueva ley, más incumplible aún (siguiendo la tendencia que viene despuntando desde el año 1824, salvo que hayamos alcanzado ya el punto más alto de la curva de nuestra hipocresía). La única solución eficaz que yo concibo cuando se está del lado de los que no pueden violar una ley sin sufrir consecuencias, es esta: elegir una nueva ley que sí pueda uno, con su poco poder, violar a placer.
Pienso sin embargo que no poder violar una ley no es tan grave en términos de mexicanidad. Lo que importa es la voluntad de hacerlo, pues estar dispuesto a violar una ley es una de las maneras de ser y de declararse mexicano (y ortodoxo, como yo). Poder hacerlo o no ya es otro asunto… Éste: si se es mexicano de 1ª, 2ª, 3ª…
Los frailes del siglo XIX solían decir, cuando se emitía una ley civil que contravenía sus sagrados cánones, lo siguiente: "non possumus", es decir, 'no les podemos obedecer'. Y no obedecieron, entre otras cosas porque Porfirio Díaz también violaba la ley (¡faltaba más!), puesto que desobedecer una ley no es el único modo de violarla: otro es no hacerla cumplir cuando se está en el papel de 'autoridad', justo como hizo ese oaxaqueño hoy admirado por algunos, y al que debemos no sólo el retorno de la esclavitud a México, sino también (vinculadísimo con ello) un legado de casi el 90 por ciento de analfabetismo sobre la población total del país.
Cuando Porfirio dobló las manos ante el "Non Possumus" del clero (lo que no se atrevió a hacer Juárez por mera vanidad, pues prefirió imponerse el reto mayúsculo de precipitar a la nación en una metamorfosis que lo hiciera vivir de otro modo, lo que era mucho pedir y señal inequívoca de que el indio se creía mucho, aunque casi lo logra el jijo…) cuando Díaz se dobló ante los frailes, insisto, acendró entre nosotros esa convicción de que debe existir una manera, alguna por ahí escondida, de hacer subsistir en un mismo espacio tres entes nominalmente antagónicos y excluyentes: un ley, un gobierno encargado de hacerla cumplir y un sujeto que la viola continuamente, y más aún: afanosa y decididamente llegando a confundir esta práctica con el simple vivir y hasta con el ser.
El momento culminante de este reconocimiento de nosotros mismos como seres esencialmente hipócritas llegó en 1929, cuando, para dar fin a la guerra cristera (pues el conflicto petrolero del momento ya se había 'resuelto'; luego entonces esa guerra ya no tenía sentido) se obligó a la Iglesia y al gobierno nacional a firmar una paz ridícula sobre la base de que la ley no sería cambiada (como deseaba el gobierno), pero tampoco sería aplicada (como deseaba la Iglesia). Con máximo descaro, se le llamó, a esa subsistencia de contrarios, el "modus vivendi". Palabras favoritas para los que comprendieron de inmediato por dónde iba la cosa: los petroleros, los financieros, los presidentes, los gobernadores, los comerciantes, los narcos, los guerrilleros, los dueños de los antros, los que tienen carro, los que fuman mota, los que no declaran, en fin: todos los mexicanos hemos llevado un modus vivendi que gira en torno a ese acto tan simple, en el que podemos reconocernos todos: violar la ley.
Pero insisto, no es culpa nuestra esta 'deficiencia ciudadana'. Lo comprueba la ley de miradas lascivas, pues aquella vez, tras meditar largo rato en el asunto, salí a la calle encontrándome a la vuelta de la esquina a una mujer hermosa, no pudiendo albergar otro pensamiento que éste: "es imposible no violarla" (a la ley por supuesto) y grité para mis adentros: "¡que viva el modus vivendi!"
"¡Que viva!", alcancé a percibir que respondían a lo lejos las miradas de los demás patriotas.
Leonardo Tenorio. (sobrelalinea@gmail.com)

miércoles, 18 de junio de 2008

Interview with Claude Lévi Strauss (1972), part 1

En noviembre de este 2008 Lévi Strauss cumplirá 100 años... un grupo de amigos está por celebrarlo en el DF, con un coloquio sobre Psicoanálsis y Cultura por ahí del 1 y 2 de agosto (ver más informes en la página de Carta Psicoanalítica).
Por lo pronto, he aquí al hombre hablando con una sinceridad y sencillez que asombra... sobre todo cuando dice que estudió filosofía por ser simplemente lo más sencillo para él.

Foucault Chomsky Subtitulos español

He aquí para mis alumnos de la clase de Michel Foucault (y para quien le interese), el encuentro entre Foucault y Chomsky, dos grandes gigantes del pensamiento filosófico del siglo XX... los puntos de vista de ambos no podrían ser más encontrados. Foucault no entiende el poder como un dispositivo aplicado por una clase social hacia otra... está incompleta... pero algo se puede captar, amén de que las imágenes son exquisitamente perentorias.
Escríbanme comentarios... saludos a todos.

domingo, 15 de junio de 2008

Más de esas familias europeas...

Comparto con ustedes una noticia que acabo de leer (ésta vez, sin comentarios, más de lo mismo):


Detalles horribles de italiana encerrada durante 18 años
sábado 14 de junio, 02:00 PM
ROMA (AP) - Los medios de comunicación italianos divulgaron el sábado detalles horribles de la vida de una mujer de 47 años, cuya familia presuntamente la mantuvo encerrada bajo llave durante 18 años, aparentemente porque tuvo un embarazo extramatrimonial.
La televisión italiana mostró el cuarto de la casa familiar donde vivía la mujer, que incluía una cama con sábanas manchadas, un retrete sucio y un fregadero. También había botellas plásticas con agua y cuencos en los que le llevaban alimentos.
La policía dijo que el hijo de la mujer, actualmente de 17 años, estaba viviendo con familiares y no estaba enterado de la existencia de ella.
La mujer fue puesta en libertad el viernes por la policía. El sábado fue colocada bajo custodia psiquiátrica en un hospital de Nápoles, informaron medios locales.
La policía arrestó a su hermano, un campesino, y a una hermana, que trabajaba en una guardería. También puso bajo arresto domiciliario a su madre, una viuda enferma de 80 años. Los tres estaban siendo investigados bajo sospechas de maltrato y secuestro.
La policía dijo que una pista brindada por una fuente anónima los condujo hasta la casa, junto a un camino rural en las afueras de la ciudad de Santa María Capua Vetere, cerca de Nápoles, en el sur de Italia.
El periódico La Stampa dijo que la pista la dio una vecina, que se quejó del hedor proveniente del cuarto donde estaba retenida la mujer.
El caso de la mujer fue comparado el sábado por la prensa local con dos casos de abuso que fueron revelados recientemente en la vecina Austria.
Uno de los casos recordados por los diarios Corriere della Sera y La Stampa fue el de Josef Fritzl, acusado de engendrar siete niños con una hija a la que mantuvo secuestrada en un sótano durante 24 años en la casa de la familia al oeste de Viena.
El otro caso fue el de Natascha Kampusch, una niña austríaca raptada cuanto tenía 10 años y que estuvo detenida en una celda subterránea durante ocho años y medio por su secuestrador.

jueves, 12 de junio de 2008

Las Luces de una Ciudad, el tiempo y el cine.




Hace poco tiempo, se me presentó la oportunidad de ver una de las películas de Jean – Luc Godard hechas en este siglo: “Elegía de amor” (Éloge de l'amour, 2001) que fue para mí, la primera película del genio franco - suizo que veía en más de 20 años, puesto que las últimas noticias que tuve de él, fueron que se había retirado del cine comercial para hacer cine experimental, un poco me lo imaginé como uno de los protagonistas de la película de Wenders “La historia de Lisboa” (Lisbon Story, 1994), filmando para él mismo sin importarle la gente y tratando de ganar desesperadamente la batalla al tiempo.
No estaba del todo equivocado. Ha filmado todos los años, la televisión francesa rechazó algunas de sus producciones, y parte central de su última obra la ocupa una historia del cine. De entre los pocos largometrajes que ha filmado está la película en cuestión, que versaba sobre las cosas perdidas e irrecuperables, que dos generaciones o tres detrás, tuvieron significado pleno para muchos en Francia: la resistencia, los años de batalla de la posguerra y el cine como centro puro del espectáculo.
Filmada con un presupuesto modesto, llena de palabras y en un estilo semi-documental, seguía las peripecias de un joven director que deseaba filmar una película sobre el amor, a partir de los testimonios de los viejos. Como si fuese casualidad, se mostraban al espectador los libros que leía alguno de los personajes, los objetos – recuerdo acumulados en los cajones y las arrugas que por todas partes cruzaban el rostro de quienes participaban en el filme.
La película me pareció emotiva por venir de uno de los delfines de la vanguardia cinematográfica de los 60’s –llamada entonces La Nueva Ola– y por enfatizar la visión del autor, de que el tiempo lo mata todo, al punto de hacer casi inútil el recuento de lo acontecido. Ideas interesantes que, sin embargo, me parecieron al final, tristemente herméticas e intelectuales hasta el formalismo, en un tiempo en que la acción parece comerse la trama de casi cualquier guión. Lamento decirlo, y me sorprendo a mí mismo al hacerlo, el estilo Godard se ve pese a mi simpatía: envejecido y lento.
En una entrevista que vi después, ponderaba el hecho de que el cine viene de un negativo que es la matriz de todas las imágenes que vemos en el cine, comparándolo con el crisol del alma humana, en la que de lo más negativo podemos hacer algo positivo. Allí su intelectualidad me pareció un poco forzada, tanto que simplemente me pareció exagerada. “Al fin y al cabo, un pensador a la francesa”, me dije.
Y, es que este francés, insiste en filmar de una manera en que ya nadie más filma así, su vanguardia se ha vuelto un objeto marginal que no creo que tenga ningún encanto hacia los jóvenes posmodernos, niños después de la era de la “Guerra de las Galaxias”, que crecieron arrullados por los capítulos de “Los Simpsons” y el “Príncipe de Bel Air”, que se han fascinado con el último lamentable Tarantino.
Para esa generación, películas como “Lo que el viento se llevó”, “Ben Hur”, “Casablanca”, o “West side story” no tienen más sentido, que los hechos históricos que se narran en los farragosos y detestables textos de historia que todos llevamos por obligación en la secundaria o el bachillerato.
Me dirán que he escogido títulos muy a propósito de la industria de Hollywood, pero no negarán que se han oído maravillas de estas cintas durante muchos años. Pues bien, ellos nacieron para ver “The Matrix”, “Lord of the rings”, “Alien vs. Depredador”, es más, a su servidor, algunos clásicos le empiezan a parecer añosos y viejos, películas demasiado ingenuas o sosas, que junto a muchos otros filmes de arte merecen más los museos que las carteleras de cine.
Me pregunté entonces, si el destino del cine está sellado y en el futuro, las grandes películas que asombraron a sus abuelos, no serán más que un anacronismo o ente de curiosidad marginal. Imaginé el apetito insaciable de los nuevos cinéfilos devorando todo con la potencia de unas quijadas acostumbradas a dar cuenta completa de la caja jumbo de palomitas entintadas en salsa brava.
¿Acaso la tecnología digital y los efectos especiales no son hoy lo que hace interesante una película para los jóvenes? Pareciera que estamos en una época en que el arte ha sido vencido por la técnica y en el que la imago reflejada pesa más que el objeto real, al punto en que lo superficial es ahora el fondo, como sucede en la entretenida Iron Man (2008) - que sigue la tendencia de llevar el antes subvaluado comic a la pantalla -, y el cine ha evolucionado a un punto en que lo único que busca es la diversión y la taquilla.
Quizá el problema sea más fácil de pensar, si nos acordamos que discusiones cómo ésta ya han sucedido en la historia del cine.
Reviviré ante ustedes, una polémica discusión que se suscitó sobre la relación entre el 7º arte y la técnica. Me refiero a la histórica pelea de Chaplin, Eisenstein, Pudovkin y otros cineastas del cine mudo, en contra del cine hablado. En la época de advenimiento del cine sonoro, el productor inglés se opuso con vehemencia a los “talkies” pues le parecía un lamentable error que en nombre del progreso, daría por traste con el arte mímico implicado en el cine mudo. Una película, más bien mala, como “The Jazz singer” se estrenó en octubre de 1927
[1] y revolucionó completamente la industria. Para el testarudo cómico, esa innovación técnica quitaba universalidad al cine, denigraba el espectáculo y cavaba el final del arte sublime que él había cultivado con pasión durante su carrera fílmica. No de balde, Charlot no sobrevivió mucho al cine hablado e hizo su última aparición en “El gran dictador”, curiosamente con un discurso extremadamente largo para el cine de 6 minutos.
Pero todo eso vino después, el primer encuentro de Chaplin con el cine hablado fue pendenciero. Sus declaraciones a la prensa fueron enfáticas: “Pueden ustedes decir que detesto los talkies, han venido a estropear el arte más antiguo del mundo, el arte de la pantomima: aniquilan la gran belleza del silencio. Echan abajo el gran edificio del cine, destruyen la corriente que lleva a los actores a la popularidad, y a los amigos del cine hacia la llamada de la belleza. La belleza plástica sigue siendo lo que más importa en la pantalla. El cine es un arte pictórico”
[2].
“Luces de la ciudad” fue el filme que usó como argumento demostrativo de sus tesis, en una época en que ya abundaban los “talkies”. El director, actor y productor, se negó a usar el sonido, cómo no fuera más que para servir de fondo y enfatizar las escenas mímicas que llevan a cabo los actores. De hecho su película, es una vuelta de tuerca a un famoso argumento filosófico de su contemporáneo Wittgenstein, pues hace callar a sus actores para mostrar sin palabras o para demostrarnos que las palabras son inútiles cuando se trata de mostrar sin freno, las emociones.
Y en esa expresión sin palabras en la que convierte el cine por obra de la necedad, nos enseña todo un universo de vibraciones que habitualmente quedan ocultas en el mar de las palabras. Hay que reflexionar sobre este quehacer, el principal protagonista de las películas de Charlot es el cuerpo y a través de él parece generarse un lenguaje directo sin intermediarios que transmite los afectos más profundos y recónditos, no es extraño porque el primer lenguaje que hemos tenido en el vientre de nuestra madre es el del cuerpo hasta ser expulsados a un mundo frío y regulado por las palabras.
Cómo señalábamos, el genio del cine no desechó el sonido del todo, entrevió la oportunidad de ligar indisolublemente la música a la pantomima, de tal manera que el público más modesto pudiera presenciar un espectáculo total, como el que tenía lugar en las grandes salas del cine, en las que una orquesta sinfónica acompañaba con una partitura escrita, los acontecimientos del filme. De hecho, decidió escribir él mismo, la música de la película, haciendo uso de sus habilidades adquiridas en el music hall y tomando como base un tema latino que conocemos como: “La violetera”.
En esta película se repiten los temas del cine de Chaplin para alcanzar una de sus más grandes expresiones. El gran teórico del cine y maestro director Eisenstein definía la visión del ojo chaplinesco como la de un niño que ríe y que puede hacerlo frente a los sucesos más dramáticos de la vida. Decía que él estaba en condiciones de ver las imágenes inmediatamente, de un golpe, fuera de cualquier valoración, “así como las ve un niño en acceso de la risa”
[3].
Y precisamente esa gracia de ver como un niño es lo que maravilla en las películas de Charlot y hace que no envejezcan como otras que en su tiempo, fueron consideradas imperecederas. El público de México, Estados Unidos o China y sin distinción de edades, observa deleitado con inocencia esas imágenes porque nos son ofrecidas por una pupila infantil.
Agregaba el director ruso:
“Nosotros somos personas “concientes”. Y, adultos irremediablemente. Somos los adultos que han perdido la capacidad de reír ante lo cómico sin tener en cuenta su significado, y lo que con su contenido puede tener de trágico: somos adultos que se han olvidado del tiempo de la infancia “sin leyes” en la cual no existían ni la ética, ni moral, ni un criterio de apreciación, etc.”
[4]
Después de observar “Luces de la Ciudad”, uno tiene la impresión de que ha recibido un baño de frescura en la que la espontaneidad absurda de las escenas se ha dado sin más. No es así, de ninguna manera. Ha habido pocos directores tan obsesivos, intelectuales y manipuladores de los actores en el cine. Es conocida la historia en que despide y substituye al actor Henry Clive que originalmente interpretaba al millonario borracho, por negarse a repetir por enésima vez la escena en que cae al agua fría, debido al temor de enfermarse. Sustituir las escenas en que aparecía, tomó seis meses. Sabemos también, que estuvo a punto de despedir a Virginia Cherrill porque tenía prisa por filmar la escena final, y consideró repetir todas las escenas de esta actriz con Georgia Hale, al punto que tomó varias pruebas, antes de calmar su furioso ánimo.
La película en cuestión, representó tres años de trabajo y fue parada mil veces por enfermedad, razones de duelo personal, profesionales y problemas de realización.
La primera aparición de Charlot en la película es completamente perturbadora. Allí, se burla del Estado y las instituciones oficiales. De los políticos, sus obras y peroratas absurdas en nombre del pueblo. También de paso, se mofa del odiado cine hablado. Para un infeliz indigente, los ásperos y rocosos brazos de la Patria son buenos para guarecerse del frío y la noche. Al bajar, se enreda con una espada de la justicia que se blande impasible en defensa de sólo unos cuántos. No en balde, durante toda la película lo vemos huyendo siempre que aparece un representante de la Ley. La actualidad de la escena no tiene fecha de caducidad.
La escena del encuentro entre la florista ciega y Charlot fue vista en exhibición privada por el periodista checo Erwin Kisch y el novelista Upton Sinclair
[5] en 1929 sin ser entendida cabalmente, ante la angustia del realizador. Fue entonces, rodada una y otra vez, hasta que encontró la solución. El ladino protagonista es atrapado en un atasco de lujosos coches y ante la presencia de un policía decide meterse en uno de ellos y cruza así la calle. Esto representó un mes de trabajo, en el que intentó diversas soluciones, hasta poder transmitir al espectador la idea original: la amada de Charlot se prende de un equívoco arreglado por Eros y Tyché, supone que su futuro benefactor es un hombre joven y rico, la antítesis misma de ese hombrecito de ojos grandes y azules –se adivinan a pesar de que el filme es blanco y negro–, pero pequeño, vestido en andrajos y con unos zapatos que le quedan inverosímilmente grandes. Parecería que la tesis fuerte que se desprende de la escena, es que el amor supone siempre un engaño, el objeto del deseo se viste con los ropajes que proyecta el ojo del deseante. Quizá no haya amor puro y recíproco, sino ilusión de amor, metonimia del objeto, nos volvemos ciegos siempre que amamos y abrir los ojos no es siempre confortable.
Otra escena que quiero comentar, es aquella que tiene lugar frente al aparador. El bronce de una mujer aparece en exhibición ante los transeúntes. Nadie repara en éste, más que un pícaro que no tiene ninguna posesión. No mira a la obra de arte, sino a la mujer que está ahí, ofreciendo su piel al desnudo. Quiere disimular apreciación artística y no exponer su deseo. Detrás de él se abre y se cierra un hoyo en el que está a punto de caer. Cuando se da cuenta de la fosa, reclama al obrero su descuido, asumiendo que es un hombrecito. Al revelarse su verdadero tamaño se despide cortésmente. Aquí observamos la inteligencia de una rigurosa técnica poética, en la que se construye el resorte de la comicidad sobre conceptos que han preocupado a más de un filósofo: la estética en el arte, el deseo, la moralidad, y el poder. Chaplin hace burla de toda esa parafernalia, con frescura y mordacidad sublimes.
A medida que avanza el filme, nos carcajeamos de las situaciones más dramáticas. El espectador se ríe, porque se identifica con los trabajos y la simpleza del hombrecito. Todos hemos estado en ese lugar de torpes ñoños o presenciado la estupidez desembocar en la más obscena frustración. Charlot es un huérfano que representa a todos los desvalidos del mundo, a los pobres y a los fracasados, en fin, un icono de la castración del hombre.
Su personaje es auténtico, porque proviene de la propia vida miserable del artista. Su infancia fue la del David Copperfield de Dickens, esforzándose lo indecible por conseguir un mendrugo de pan al final del día, sufriendo en carne viva, las inclemencias del tiempo y la dureza del corazón del prójimo. De ese origen, podría haber surgido un cine como el de Stroheim, quizás una literatura como la de Tolstoi ó Gorki. Pero, Charlot es un héroe sencillo que no busca ningún premio, éxito o santidad, sino sobrevivir al día siguiente. Sin embargo, en su malaventurada subsistencia de miseria, defiende lo único que significa algo para él: una cabeza en alto que rubrica su dignidad. Desde la modestia aparente de su personaje, Charlot lucha por valores humanos olvidados en el capitalismo salvaje como la modestia, el pudor y la vergüenza.
No es casual que el millonario sólo reconozca a su “hermano” cuando está ebrio. La indecencia y mezquindad del rico estriba en no reconocer al pobre más que cuando le sirve para algo. Solamente borracho y fuera de sus cabales, podría mezclarse un hombre de tal horma con un paria. Sobrio, olvida que ha dormido con él y que le ha dado mil besos de Judas. Llama la atención, que entre ambos, se sitúe el lacayo que desprecia al vagabundo. ¡Singularidades de la esclavitud! Uno pensaría que estaría más cercano a emparejarse con el humilde, pero este doméstico con grilletes se identifica con el rico y se siente noble por servir al Amo. Otra imagen, nada extraña a nuestra actualidad.
Pero, el sentimentalismo estereotipado está muy lejos de Charlot. Tampoco es un bufón cualquiera, el género que cultiva es extraño: el de la comedia trágica. Ese cierto tono oscuro, fascinó a Max Jacob, Fernand Léger y al mismo Apollinaire, quienes lo estimaron un dadaísta radical y un teórico del irracionalismo. La confusión tuvo lugar, porque el cine de Chaplin parecía no respetar ningún principio o casta política. Pero su cine es siempre popular y deshecha de principio todo aquello que se considere vanguardia, su mayor preocupación es siempre, llegar al espectador. Es esto, lo que ha mantenido siempre actual su cine, a diferencia del cine de Godard que exige una cultura, entrenamiento y conocimiento fílmico previos al espectador. Bleiman le ha definido con puntualidad como un: “Don Quijote con el carácter de Sancho Panza”
[6].

La verdad, es que en esta película, nuestro héroe mantiene viva una mentira. Se muestra ante su amada desde la imago de completud que ella imagina. Lo hace porque supone que él nada valdría si muestra su realidad. Más el precio por cebar semejante quimera es muy alto. Al final de la película ella no lo reconoce y le trata como un desconocido, exactamente de la misma forma con la que su amigo millonario la ha abandonado.
Fuera del velo, ella se burla como los demás, de su modestia y sus andrajos, de su castración expuesta. Él lo pierde todo en ese momento, incluso esa dignidad característica que defiende a lo largo de la comedia – drama de la vida. Ella lo llama con el señuelo de una flor y refuerza el gesto con una sucia moneda que le prostituirá finalmente... pues el hambre puede llegar a apretar tanto como el corazón, o más.
Le toma de la mano. Allí le reconoce como su benefactor y se sorprende de su pobreza, del desvalimiento y miseria de los dos. Él la mira contento y suplicante, como un perro callejero al que se acaricia. La conclusión de la historia queda, en un toque magistral, a imaginación del espectador: ¿Vencerá el amor al Dios totémico? ¿Implicará la verdad el desafecto? ¿Aparecerá el odio después del amor? ¿El amor tiene fin con la caída de la imagen?
Chaplin desde el más allá nos susurra: “Cada uno de ustedes, escoja el final que prefiera”.

[1] Notas a City Lights. Luces de la ciudad. Las grandes películas de Chaplin. Ed. Altaya. S/F.
[2] Sadoul Georges. Vida de Chaplin. Ed. F.C.E. México 1955. P. 115.
[3] Eisenstein S. M. “Carlitos, El Pibe”. En: El mundo de Charles Chaplin. Centro editor de América Latina. Buenos Aires 1980. P. 50.
[4] Ídem. P. 52.
[5] Sadoul Georges. Vida de Chaplin. P. 118.
[6] Bleiman “La imagen del pobre hombre”. En: El mundo de Charles Chaplin. P. 78.

sábado, 7 de junio de 2008

In Therapy 2.


He seguido la serie después de la primera semana sin proponérmelo demasiado. De hecho, hay algunos capítulos que me faltan por ver. Pero lamento decir que ya he perdido todo el interés y que no voy a verla más.

Se ha ido chavacanizando el asunto y se ha vuelto cada vez más una telenovela. Paul es un neurótico común que juega al psicoanalista olvidando las más mínimas reglas de entrenamiento, y sin seguir una ética analítica. Cada vez se calienta más con los relatos de sus pacientes, es menos neutro y más patán.

Quizá pensó Rodrigo García que ganaba más la serie mostrándolo "más humano", y tan metido en la vida como sus analizantes. La verdad es que tiró por tierra todo lo que había logrado construir la primera semana.

Un analista por más problemas que tenga, no juega sus sentimientos ante sus pacientes, no se identifica con ellos, ni se tira de clavado en la contratransferencia...
Por otro lado, la relación con su supervisora es cada vez más confusa. La charla es como de café y de hecho, la última sesión le llevó un regalo de dos cabezas de pescado (¡para que se hiciera una sopa! esto es un acting equivalente al de su paciente que le llevó una cafetera... acting que él no debió permitir). Ella es su amiga, su supervisora, su terapeuta... sólo falta que se acueste con él. En los adelantos que vemos de un siguiente capítulo incluso tiene entrevistas con Paul y su esposa... todo esto es una relación desbordada y sin límites que no podría ser posible o que no terminaría bien.

Me dirán ustedes que es simplemente una telenovela... que todo es ficción... sí... pero yo confiaba en que en esto hubiera más apego a la realidad de un psicoanálisis. Esa era mi esperanza y asì lo expresé en la entrada anterior sobre el tema.

Ahora veo que es una simple soap opera más...

viernes, 6 de junio de 2008

Nota de clase... 2006.

Agradezco a todos los participantes del curso que inicia en el Hospital de Salud Mental de la SSA situado en el cerro del Macuiltéptl, Xalapa, Ver. la oporunidad de iniciar un semestre más de trabajo entre ustedes.Le doy la máxima importancia a este curso dentro de mis actividades porque finalmente pienso que es una manera de incidir directamente sobre el trato que reciben los pacientes dentro de ésta y otras instituciones mentales. México, desgraciadamente, sufre un gran atraso en sus políticas de salud mental y el paciente que va al hospital, no siempre va a recibir un trato terapéutico del todo, sino a ser guardado, separado de su familia, reservado del mundo y en ocasiones, castigado por su "mal comportamiento" en el mundo exterior.
No es culpa de ustedes... el esfuerzo de pagar ustedes mismos (as) el seminario me habla de un fuerte deseo de cambiar las prácticas que se llevan a cabo de manera conciente ó inconsciente en el trato del enfermo mental. Creo que ustedes y yo estamos precisamente en lo mismo, se trata de ver al paciente no como una cosa, sino como un ser humano sufriente.Tienen ustedes todo mi reconocimiento a su difícil labor y creo que lo que precisamente intentaremos, es de dotarles de más elementos para realizar su labor cotidiana de la mejor manera. Me parece que el éxito del primer curso se debió, precisamente a este deseo de mejorar en su trabajo y hacer una práctica cada vez más especializada y profesional. Desgraciadamente la psicología en nuestro país, sufre de una crisis profunda en los contenidos y currícula de la carrera que convierten al psicólogo en sirviente de la medicina y en un profesionista sin un perfil completamente definido: entrevistador, aplicador de pruebas, conserje, celador y pastor, contador y recopilador de estadísticas.En parte, todo esto sucede por el equívoco que representa el pensar que la psicología debe ser la ciencia que estudia la conducta. La psicología alejada de disciplinas como el psicoanálisis, la lingüística, la filosofía, la antropología, etc. y metida a saco entre las llamadas "ciencias de la salud", francamente, no le queda mucho a dónde arrimarse. Mi opinión siempre ha sido es que aunque no son inútiles las pruebas y las observaciones, necesitamos mejores teorías para comprender el mundo del paciente.El psicoanálisis no es por ahora, la teoría más aceptada en este medio de trabajo y de hecho en México dónde esta disciplina no tiene el reconocimiento y cartas credenciales que le acrediten entre las ciencias humanas reconocidas y en las facultades de psicología, se considera al psicoanálisis como una teoría obsoleta, impráctica y difícil de aprehender. No es así en otros países y la realidad en Italia, Francia, Noruega, y otros países europeos es que al terapeuta se le respeta y se le tiene en cuenta como factor importantísimo en la recuperación del paciente, objetivo último de la práctica clínica. La pretensión pseudocientífica de la psicología académica, le acerca más a la búsqueda de recetas de cocina, que a la realidad compleja y la individualidad del paciente... La pertinencia del trabajo del psicólogo está en la clínica y la clínica sólo se comprende de manera cabal a través de conceptos psicoanalíticos. El psicoanálisis es algo más que una teoría, y me congratulo al pensar que ustedes ya consideran que puede ser una práctica que enriquezca su trabajo clínico directo. Sé que ahora mismo, algunos de ustedes están en formación en el grupo propedéutico de la APM, me parece valioso ese esfuerzo y poco a poco, también se darán cuenta de que entre los mismos psicoanalistas hay diferencias teóricas y también prácticas... pero como diría Michel Ende... esa es una historia que en otro momento debe ser contada.Insistiré sobre un punto anterior. Hay algo que nunca dejaré de machacar en mi enseñanza, existe un equívoco muy simple pero tremendo en quienes se encargan de formar a los futuros psicólogos… la psicología no debería ser el estudio de la conducta, sino del funcionamiento mental, aquello que sostiene y soporta el discurso y las actuaciones del paciente. Por lo que respecta a la psiquiatría y a la medicina en su habilitación dentro de los hospitales, también hay muchos problemas. Uno de ellos, es la tendencia a posiciones biologistas que consideran como única alternativa de intervención la administración de neurolépticos y antipsicóticos. Hoy sabemos que el paciente psiquiátrico necesita para su verdadera rehabilitación más que eso: una evaluación e intervención temprana, un abordaje psicosocial, un conocimiento de su vida familiar y su mundo interno, un tratamiento continuado y cuidadoso. Como hace notar Hugo Bleichmar, contrariamente a lo que cierta literatura intenta hacer creer, los hallazgos recientes de la neurociencia lejos de entrar en contradicción con las principales tesis psicoanalíticas ofrecen, en cambio, sólido apoyo a las mismas. Los descubrimientos sobre el doble procesamiento cognitivo y emocional, uno inconsciente y automático, de respuesta inmediata, dependiente de los sistemas subcorticales (básicamente, de la amígdala cerebral y núcleos del llamado lóbulo límbico); y otro que es consciente, y pasa por la corteza cerebral, muestran que la tesis del inconsciente como radicalmente diferente de la conciencia ya no es una tesis defendida sólo por los psicoanalistas. Se ha abierto un diálogo entre psicoanalistas y neurocientíficos en que los participantes, sin abandonar sus respectivos dominios de pertinencia, tratan de ver cómo el trabajo interdisciplinario permite entender mejor la complejidad del funcionamiento mental, en especial, el entrelazamiento entre, por un lado, el nivel simbólico de la mente humana, marcada por los discursos, por el lenguaje, por las identificaciones, por las relaciones con los seres significativos, y, por el otro, los procesamientos cognitivos y emocionales influenciados por las estructuras y procesos biológicos. El médico debe ser a un mismo tiempo ... médico de cuerpos y almas. No en balde Galeno pensaba que "el buen médico debe ser siempre un filósofo". Buena parte de la recuperación del paciente depende del trato del médico, eso lo aprenden en la clínica sobre la marcha los jóvenes médicos, que desgraciadamente no reciben durante su carrera, la formación humanística que debería complementar su saber.Pero entremos al tema que nos ocupa este semestre. Afirma Roger Bastide, que la locura no es un hecho sino un problema. El acertijo en cuestión que se nos presenta sería el del sin-sentido; la extranjería de las manifestaciones que acompañan a la psicosis y su falta de relación con el contexto cotidiano, sus diversas formas de atentar en contra del mundo biológico y social. Este tipo de patología produce importantes desórdenes en la vida familiar, sobre todo en los casos en los que no existe una causa orgánica detectable, debido a la incomprensión de tales procesos. Se trata de una enfermedad caracterizada por una desorganización de la personalidad, alteraciones del juicio crítico y de la relación con la realidad, trastornos del pensamiento, ideas y construcciones delirantes y, frecuentemente, perturbaciones de la percepción (alucinaciones). Conviene adoptar en el estudio de esta problemática una serie de precauciones. La psicosis no es un concepto exclusivamente médico que pueda definirse de manera esquemática y sin equívocos. En otros tiempos y geografías recibió nombres tan distintos como maldición y destino. La lógica del hombre primitivo atribuyó como causa del mal, la acción de un principio anímico enemigo. Sanar imponía la interseción de un chamán ó hechicero que resultan ser, el antecedente más antiguo del moderno psicoterapeuta. Después con el cristianismo, y en base a la tradición judía, vino la atribución de dichos males a una culpa innata del hombre debida al pecado original. Lo cual, no impidió que los seguidores de Hipócrates y de Galeno fuesen visitados constantemente en busca de sus recursos, a veces ingeniosos, otras más: salvajes. Arribó más tarde, la indiferencia, la burla y la bufonada, la tolerancia soterrada, finalmente la marginación. La expulsión del loco de la comunidad, para ponerle al lado primero del leproso y después en su lugar, compartiendo con el enfermo sifilítico espacios alejados del mundo corriente. Vino entonces un tratamiento moderno de la locura que se quiso científico y que inicia propiamente en el siglo XVI. La medicina intenta dar un sentido a los fenómenos de la insanía mental, ligándolos a una teoría basada en preceptos filosóficos. Sin embargo, la ciencia médica se movió aquí en arenas movedizas y sus primeros representantes, se hallarán vinculados a prejuicios de toda índole. Tenemos así que al abordaje fenoménico y descriptivo, seguirá un período etiológico que desembocará en uno taxonómico cuya preocupación central ya no es tanto el filosofar acerca del origen, sino describir y clasificar enfermedades mentales con criterio botánico o zoológico. La estrategia de definición operará desde ahí por el acento en el negativo de la norma. Con el psicoanálisis se descarta, por fortuna, el determinismo biológico hereditario del siglo XIX y se señala el pasaje a nuestra actualidad. A pesar de que en su momento considera Freud a la psicosis como inabordable por medios psicoanalíticos (debido al desmesurado narcisismo implicado), investigadores posteriores basándose en sus descubrimientos iniciales abordaron con valentía la clínica de estos trastornos exitosamente. Prueba de ello son los resultados de los trabajos de Melanie Klein, Winnicott, Bruno Bettelheim, Frida Fromm – Reichmann, Kernberg, Lacan, Manonni y Aulagnier. Yo empecé la sesión del pasado miércoles 17 de enero, mostrándoles como una publicación como el suplemento dominical del País es capaz de caer en simplismos estúpidos y en desorientar al público sobre temas de trascendental importancia... en este caso el del transexualismo.El número 1529 de la revista con fecha del 15 de enero nos muestra una portada que reza: "Hombre y mujer por derecho" "La lucha vital de los transexuales por el reconocimiento de su identidad". La foto de la portada es impresionante para el contexto latinoamericano y más aún el de una provincia mexicana. Un hombre guapo, con barba en sus tempranos treintas y una rubia impresionante con largas piernas confiesan al diario, la primera su intención de transformarse en hombre y el segundo los resultados exitosos de la asunción de su nueva identidad como mujer.Lo que personalmente a mí me escandaliza no es la transexualidad sino la "explicación" que da EL PAÍS ó la reportera del diario Luz Sánchez - Mellado al fenómeno. Nos dice textualmente: "El sinvivir comenzó en el vientre de sus madres. Hay diversas teorías sobre la condición transexual; pero, según la última y más aceptada por la comunidad científica -- publicada por especialistas de Holanda y Singapur en Nature en 1995 -- la disforia del género se produce en el útero materno. El embrión es desde el minuto uno de la concepción, mujer ó varón desde el punto de vista cromosómico XX, ó XY. Pero los caracteres físicos y cerebrales del feto se definen durante el embarazo por periódicas infusiones de hormonas que determinan la formación de los genitales en el bené y su sentimiento de pertenecer a uno u otro sexo."
O en otras palabras, todo está definido para nuestra personalidad antes del nacimiento. Si nuestros padres nos quieren ó no, si lo que deseaban era tener un niño y tuvieron una niña, eso no tiene la menor importancia (!!!!)... todo es determinado biológicamente y lo social, lo psicológico, la educación infantil, los cuidados al bebé de la madre, la falta de un padre, son elementos secundarios.Yo pienso que esta es una visión reduccionista de un problema mucho más complejo. No en balde Freud nos propuso como modelo etiológico de la enfermedad mental, pero también de la personalidad lo que llamó las series complementarias. Ellas son una explicación más verídica, me parece a mí, de cómo uno se convierte, también en hombre y mujer.Serie complementaria es un término utilizado por Freud para explicar la etiología de la neurosis y superar la alternativa que obligaría a elegir entre factores exógenos o endógenos: estos factores son, en realidad, complementarios, pudiendo cada uno de ellos ser tanto más débil cuanto más fuerte es el otro, de tal forma que el conjunto de los casos puede ser ordenado dentro de una escala en la que los dos tipos de factores varían en sentido inverso; sólo en los dos extremos de la serie se encontraría un solo factor. La idea de la serie complementaria se afirma con máxima claridad en las Lecciones de introducción al psicoanálisis (Vorlesungen zur Einführung in die Psychoanalyse, 1916-1917). Al principio ello sucede en relación con el problema del desencadenamiento de la neurosis: desde el punto de vista etiológico, no se trata de elegir entre el factor endógeno, representado por la fijación, y el factor exógeno, representado por la frustración; ambos varían entre sí en razón inversa: para que se desencadene la neurosis, puede ser suficiente un trauma mínimo en el caso de que la fijación sea intensa, y viceversa. Por otra parte, la fijación puede a su vez dividirse en dos factores complementarios: constitución hereditaria y experiencias infantiles. El concepto de serie complementaria permitiría situar cada caso dentro de una serie, según la parte relativa que corresponda a la constitución, a la fijación infantil y a los traumatismos ulteriores. Freud utiliza principalmente el concepto de serie complementaria para explicar la etiología de la neurosis; Pero también puede aplicarse a otros sectores, en que interviene igualmente una multiplicidad de factores que varían en razón inversa entre sí... en este caso el mismísimo género, palabra que hoy día se utiliza en nuestra cultura como sinónimo de elección sexual... si algo no elegimos es la sexualidad.
Bien, vamos a dejar por hoy... la próxima vez trataré de tocar los aspectos culturales de la enfermedad... no sólo la mental... sino la enfermedad en general y cómo en éstos influyen en concepciones de época... pero también en el legado de comprensión que hoy mismo tenemos. Gracias por el seguimiento de estas notas.

domingo, 1 de junio de 2008

FRITZL A UN MES... PARA NO OLVIDAR.

El austriaco Josef Fritzl rechazó hoy ser un "monstruo", ya que tuvo la posibilidad de matar a sus víctimas sin que nadie lo supiera y no lo hizo, declaró su abogado Rudolf Mayer, al tiempo que se conocieron más detalles sobre su vida cotidiana.
"Podría haberlos matado a todos, entonces no hubiese pasado nada. Nadie me habría descubierto", aseguró el electricista jubilado de 73 años, quien sostuvo relaciones incestuosas con su hija durante 24 años, de las cuales nacieron siete hijos.

(NOTIMEX 7 DE MAYO).

“Vistos desde afuera, esos hechos me parecerían la obra de una bestia o un monstruo. Siempre supe que debía estar loco”, declaró Fritzl en una carta leída hace tres días por Rudolf Meyer, su abogado defensor. Según su última declaración, Fritzl describió con lujo de detalles la noche de 1985 en la que, según él, violó a su hija por primera vez. “Elizabeth se convirtió, para mí, en una adicción, nunca usé preservativos porque en realidad quería tener hijos con ella. No soy un hombre que abuse de niños”, dijo, y rechazó la denuncia de que había violado a su hija desde los 11 años. “Mis relaciones con Elizabeth empezaron más tarde, cuando estaba abajo, en el sótano. Quizá fue en el año de 1981 o 1982 cuando empecé a transformar el sótano en una celda, porque Elizabeth era incontrolable, no se sometía a ninguna norma desde que entró en la pubertad, se pasaba noches enteras en los bares, bebía alcohol y fumaba… Ha desaparecido la importancia –continúa Fritzl– de la buena educación y de la decencia”, propia de su antigua generación, de la época nazi, cuando el adiestramiento y la severidad eran muy importantes. “No soy un monstruo. Pude haberlos asesinado a todos y no hubiera pasado nada. Nadie se habría enterado nunca”.

(Cita de Pérez Gay en La Jornada 11 de mayo).



De LA BRÚJULA N° 118
Semanario de la Comunidad Madrileña de la ELP
En Madrid, 16 de Mayo de 2008



EL CASO FRITZL
Entrevista a Jacques-Alain Miller.
Le Point 08/05/2008 N°1860 Le Point.
El psicoanalista Jacques-Alain Miller examina para Le Point el crimen que ha sacudido Austria, donde se descubre cómo Josef Fritzl, de 73 años ha secuestrado a su hija durante veinticuatro años y le hizo siete hijos. Para Miller, lo que se sale de lo ordinario, no es el incesto,es "la regularidad invariable de un acto inmundo".
Entrevista.
Le Point: ¿Qué puede conducir a un individuo a tal grado de perversión?
Jacques-Alain Miller: Una buena educación, a la antigua, de altas virtudes morales... Me explico. ¿Por qué rasgos "Das Inzest-Monster", como le llaman los austríacos, quedará en los anales clínicos y policiales? Ud. puede imaginar que no será únicamente por el hecho del incesto, práctica bastante extendida, ni tampoco por el número de sus víctimas. Si es excepcional, es por la tenacidad, la constancia, la duración. Lo que se sale de lo común es la regularidad invariable de un acto inmundo, el método, la minuciosidad y la seriedad invertidos en el cumplimiento solitario de un único crimen que se prolongó durante un cuarto de siglo. Ni un error, ni un desliz, ni un acto fallido. Total quality. Son las mismas "eminentes cualidades" atribuidas tradicionalmente, al carácter germánico. Puestas al servicio de la ciencia y de la industria han forjado la reputación de los países de lengua alemana. Por otra parte, era un ingeniero eléctrico y decía a su mujer que bajaba al sótano para dibujar planos de máquinas.Si Gilles de Rais en Francia, Erzsebeth Bathory en Hungria, grandes señores feudales de los siglos XV y XVI, quedan en la memoria, es al contrario por el desorden de sus conductas, sus violaciones y asesinatos innumerables. El austriaco, pequeño notable de provincias es, también, un tirano pero puramente doméstico. Lleva una existencia perfectamente «casera» pero desdoblada. Es fiel a su hija Elizabeth, único objeto de su goce, a la que hace de alguna manera una segunda esposa. Le da siete hijos, el mismo número que a su esposa legítima. Parece que no se le puede reprochar ni abortos ni contracepción: es un buen católico. Opera con la más absoluta discreción, su conducta no da lugar a ningún escándalo, puesto que a esta segunda familia, la hace vivir bajo tierra, en un cuchitril sin luz natural dónde no se puede estar de pie, a lo Luis XI.

LP: ¡No es, sin embargo, su educación que puede explicar su conducta!
JAM: Se ha sabido que fue educado sin padre por una madre que todos los días le pegaba con violencia. El hecho no ha debido quedar sin consecuencias. Siempre se puede decir que él quería vengarse del objeto femenino y protegerse contra sus caprichos... Pero sería complicado deducir su vicio de ahí: eran posibles otras salidas. En 1967, en el momento del nacimiento de Elizabeth, su cuarto hijo, J. Fritzl fue arrestado por violación, debió cometer otras. Parece como si hubiera decidido adoptar, y mantenerse en una bigamia incestuosa. No se le conoce más que algunas escapadas sexuales a Thaïlandia, con compañeros, notables de la ciudad. Volvía bronceado, en plena forma, junto a su pequeña familia que no veía jamás el sol.

LP: ¿Era una especie de Dr.Jekyll-Mr Hyde?
JAM: Era a la vez un Padre severo, el Padre de la ley, cuyo rigor implacable sorprendía a los que le veían regir su familia de arriba y; con su familia de abajo, un Padre gozador, fuera de la ley. En estos dos roles, en un cierto nivel, fue irreprochable: piensen que aseguró, sin fallar un instante, la subsistencia de todos los suyos. Al mismo tiempo, era sin duda un estafador: de sus operaciones inmobiliarias no queda más que considerables deudas. Es el Estado quien deberá pagar los años de psicoterapia y reeducación que necesitará la familia de abajo. El montante ya ha sido evaluado en 1 millón de euros.

LP: ¿La cultura patriarcal, la huella católica, la religión del «cada uno en su casa», que marcan a Austria, han podido jugar un papel?
JAM: Algunas de estas características valen para Sicilia. Pero no es muy imaginable una historia así en Syracusa o Trapani: allí, las gentes que viven entre cuatro "muros" sin salir son más bien los mafiosos perseguidos por los carabinieri.

LP: Pero ¿es un azar que, después del «caso Kampusch», este crimen estalle en Austria?JAM: El caso Fritzl, el caso Kampusch, produce sentido necesariamente. Mientras que, los Estados Unidos son la tierra bendecida de los criminales en serie, Austria adquiere la categoría, junto con Bélgica, de los perversos "caseros del subterráneo", si se puede decir así. El caso presente se distingue por su atmósfera de obediencia ciega. No solamente la de su mujer: Fritzl alquilaba habitaciones en su casa, con el paso de tiempo, por allí desfilaron una centena de inquilinos, él les decía que no podían bajar a su bunker, y ninguno imaginó enfrentarse a esta prohibición. En nuestros días se deploran, con mucho gusto, las infracciones hechas con respecto a la vida privada: es un reproche que no se le hará a los austríacos. En la Ybbstrasse, todo estaba en orden, la fachada elegante, el frigorífico subterráneo bien provisto, la ropa bien limpia y planchada. Se miraba la televisión en familia. ¿El bunker? Era un refugio antiatómico familiar, edificado con la ayuda de subvenciones oficiales. Un gran crimen popular es siempre un hecho social total, para retomar la expresión de Marcel Mauss: es un microcosmos de la sociedad, ella se refleja enteramente en el hecho. Fritzl: quizás criminal, pero, ante todo, Korrekt. En regla. Ningún traspiés. Nada de inconsciente. Ningún sentiminto de culpabilidad.

LP: En lo que concierne a la historia pasada, ¿se puede hablar de un pueblo que «reprime» sin tregua, rehusando mirar la realidad que tiene enfrente?JAM: Es lo que dicen los ingleses. Ven en Fritzl un símbolo de Austria. es también la idea del novelita Josef Haslinger. La casa natal de Hitler está a una hora y media, por carretera, de Amstette; Mauthausen, aún más cerca. El canciller anuncia una gran campaña internacional de relaciones públicas para mejorar la imagen de Austria. Espíritus más prácticos pide, mejor, recursos para los servicios sociales. Un dibujo del Times de Londres muestra a Austria tumbada en el diván; detrás, Sigmund Freud. Podemos recordar que el país se ha ocupado de erradicar el psicoanálisis, o poco falta. El abogado alegará alienación mental. A la vista del extremo cuidado y maestría en el crimen y la duración del delito, la irresponsabilidad no está nada clara.

Entrevista realizada por Christophe Labbé y Olivia Recasens © DOC. KA/US PRESS/SIPA.
Traducción: Mercedes de Francisco.



"Fritzl engañó a todos: a su mujer, su familia y sus vecinos"

El 'monstruo de Amstetten' escogió para encerrarlos con su hija a los tres niños que lloraban menos.- Las pruebas de ADN confirman que el electricista jubilado es el padre de los seis hijos de su propia hija
ELPAÍS.com / EFE - Madrid / Viena - 29/04/2008
El responsable de la Oficina regional contra el Crimen de Baja Austria, Franz Polzer, afirmó ayer en una multitudinaria rueda de prensa que no hay pruebas que permitan inculpar como cómplice a la esposa de Josef Fritzl, ya que el electricista septuagenario que durante 24 años mantuvo encerrada en un sótano bajo la casa familiar a su hija Elisabeth, a quien violó sistemáticamente y tuvo con ella siete niños (uno de los cuales murió al poco de nacer), "no dejó ningún cabo suelto que permitiera descubrir su mentira, porque engañó a todos: a su mujer, su familia y sus vecinos". Las pruebas de ADN han confirmado que Fritzl es el padre de los seis niños fruto del incesto.
"Los seis hijos de Elisabeth Fritzl nacidos en cautiverio tienen como padre a su propio abuelo, Josef Fritzl", ha indicado Polzer.
Su estado de salud y su inclinación a llorar fueron los criterios por los cuales el presunto violador austriaco escogió a tres de los seis hijos para adoptarlos junto con su esposa en la localidad de Amstetten, a 130 kilómetros de Viena, según Leopold Etz, inspector jefe de la Oficina regional contra el Crimen de Baja Austria, tras los primeros interrogatorios a Fritzl. Según Etz, el destino de los tres niños más tranquilos fue permanecer con su madre en el escondite sin ver la luz natural hasta ser liberados el sábado pasado. Los más llorones fueron llevados por Fritzl a la casa familiar.
Fritzl subió del zulo a tres bebés de pocos meses en los años 1993, 1994 y 1997, alegando ante su familia que la hija, supuestamente desaparecida en una secta, los había depositado delante de la puerta de su casa. Estos niños crecieron en la casa familiar como si fueran sus nietos y luego fueron adoptados por Fritzl y su esposa Rosmarie. Y mientras que los tres menores disfrutaron de una educación ejemplar, incluyendo instrucción musical y deportiva, los otros tres hermanos malvivieron en el calabozo de unos 60 metros cuadrados y 1,70 metros de altura.
Condenado por abusos sexuales
El diario británico The Times informó ayer de que el monstruo de Amstetten fue condenado por abusos sexuales. El rotativo señala que también fue condenado por un incendio provocado y que habría pasado un tiempo no especificado en prisión a finales de los años 60.
Por su parte, el diario sensacionalista vienés Kronenzeitung afirma que el acusado tenía antecedentes penales por acoso sexual a un mujer (no emparentada con él), por lo que habría estado en la cárcel. Las autoridades rechazan confirmar estas informaciones alegando que los posibles delitos ya han prescrito. El rotativo vienés incluso publica una foto de Fritzl supuestamente tomada en 1982 durante un proceso judicial en un tribunal austriaco.
"Trabajaba hasta altas horas de la noche en el jardín"
Entretanto, la sociedad austriaca sigue conmocionada por el espeluznante caso. Según recuerdan numerosos vecinos y conocidos de Fritzl, éste siempre trataba de estar bronceado, coqueteaba con las mujeres y llamaba la atención por el exagerado cuidado de su jardín, donde se descubrió el calabozo subterráneo.
De acuerdo con los relatos de varios vecinos, Fritzl gobernaba "como un teniente general" en su casa, era muy celoso de su privacidad, lo que explicaría el motivo por el que nadie de su familia se dio cuenta de que mantenía encerrada a su hija en el escondite situado a tres metros bajo el jardín. "No dejaba que su mujer Rosemarie hablara mucho tiempo con la gente, siempre insistía en que los miembros de su familia permanecieran en casa", ha recordado una anciana vecina, que durante años vivió en el edificio contiguo.
"Siempre nos llamó la atención que Fritzl trabajaba hasta altas horas de la noche en el jardín, pero nunca pudimos imaginar qué es lo que en realidad estaba haciendo", ha agregado Karina, una joven que vive en la misma calle. La chica conoce desde hace años a Lisa, una de las hijas-nietas de Fritzl, que vivía en la casa y a la que describe como "muy tranquila pero simpática".
Viaje a Tailandia
Medios sensacionalistas austriacos publicaron ayer una foto de Fritzl bronceado y exultante en bañador tomada supuestamente en 1998 en una playa de Tailandia, donde habría estado dos semanas de vacaciones con un amigo. "Sí claro, eso sí lo sabíamos todos, le encantaba ir de vacaciones a Tailandia. Usted ya sabe a qué me refiero", ha manifestado otra vecina, en referencia al posible abuso sexual de menores en ese país asiático.
Gerda S., una ex compañera de trabajo de Fritzl, relata en el diario Österreich que éste siempre iba bien vestido, "parecía un diplomático" y que le encantaba coquetear con las mujeres. "Era una persona especialmente vanidosa, su corbata nunca estaba mal puesta y sus zapatos siempre relucientes", indica en declaraciones a ese diario, que ha enviado a una docena de reporteros a Amstetten para informar sobre el suceso. "Era un tipo muy apuesto. Todas las mujeres en la empresa estaban detrás de él", asegura Gerda.


(EL PAÍS 29/04/2008).


In Therapy - En terapia. HBO.



La nueva serie de televisión de HBO olé: IN THERAPY – EN TERAPIA que ya tuvo éxito en Norteamérica, despegó promisoriamente en México la primera semana. Gabriel Byrne es un excelente, magnífico actor irlandés que hemos visto en películas tan diferentes como Miller’s Crossing (1990) de los hermanos Coen, Spider (2002) haciendo el papel del padre del niño psicótico que mata a su madre, End of days (1999) dónde interpreta uno de los mejores Satanás de que tenga memoria la historia del cine (vencido por el Gobernator Scharzenegger), ó Stigmata (1999) en la que aparece como sacerdote luchando contra las fuerzas del mal, el mismísimo Vaticano, y la ambición de un sacerdote muerto, avaricioso de poder.
En la televisión, encarna el papel de Paul Weston, un psicoanalista norteamericano que trata a sus pacientes una vez a la semana de lunes a jueves (Laura, Alex, Sophie y el matrimonio de Jake y Amy) y que el viernes se enfrenta a su supervisora y ex analista Gina, para relatar lo que le acontece y sucede, no sólo en el escenario de su consultorio, sino en el seno de su hogar.
El melodrama está dirigido y planeado por Rodrigo García, hijo de Gabriel García Márquez, y es la adaptación de una exitosa serie israelí “Be 'Tipul”, que tiene un esquema novedoso respecto de otras series que ha producido HBO como, por ejemplo, la exitosa Sex and the City. En primer lugar, porque sus novelas son – generalmente – semanales y esta serie pasa casi todos los días, en segundo lugar, por su duración breve de media hora ó menos y en tercer lugar, por la temática que es muy singular, sobre todo por tratarse de una serie en que el contexto del psicoanálisis es el escenario en el que se llevan a cabo las historias.
Llama la atención que se produzca una serie de televisión con éstas características, pues para muchos el psicoanálisis en los Estados Unidos, sería historia del pasado y no interesaría al público en general, acostumbrado a las terapias breves, alternativas, o los simples fármacos recetados sin mayores escrúpulos por el gremio psiquiátrico.
Sin embargo, la serie ha tenido éxito por una parte por la curiosidad del público por entrar al misterio de una sesión analítica y saber lo que allí sucede, por otra, por lo bien armadas de las historias y su desenvolvimiento en los tiempos establecidos. Es bueno, ser el hijo de Gabo y tener una oportunidad como ésta, mejor todavía aprovecharla y hacer un producto interesante.
Dentro de las limitaciones dramáticas de la telenovela, nos gusta ver que Paul – siendo médico – no ha sacado su recetario para prescribir Prozac ó Valium (¡Píldoras mágicas!), y se ha dedicado a escuchar a sus pacientes. Sobre todo la primera semana, en la que intervino bien poco, cuál debe esperarse de un analista que está más bien para ser el facilitador para que corra la palabra del paciente y se despliegue la historia de su pasado, a fin de que, pueda rehistorizar su vida.
Puede objetarse, que hace demasiado uso de su propia subjetividad, cuenta a sus pacientes sus opiniones personales y se comporta como un robot en el tono monocorde de su voz, además de que se comporta igual con todos. Su supervisora y analista Gina (Dianne West) es más desenvuelta, menos tiesa y más intuitiva – diríamos, confiada en el Inconsciente – en sus intervenciones.
De hecho, quizá ilustre bien, el lugar al que ha llegado el psicoanálisis en los Estados Unidos: prácticamente el olvido de los factores infantiles en juego en la neurosis, énfasis en el aquí y ahora, falta de análisis de la transferencia negativa y énfasis en el uso de la transferencia positiva, uso habitual y excesivo de la contratransferencia y aplicación del sentido común sobre el analítico que conduce a la búsqueda de “razonar” con el paciente sobre su situación, frecuencia demasiado espaciada de las sesiones, contratos presididos por las exigencias de una aseguradora que determina las condiciones del tratamiento. Otro detalle más: todas las terapias se realizan frente a frente.
Muchas de éstas modificaciones al modelo más ortodoxo del análisis ya las han ido aplicando algunos analistas mexicanos, exigidos por lo que cavilan es la sobrevivencia dentro de la amplia oferta terapéutica imperante. Un colega y ex – maestro mío, el Dr. B. me comentaba en nuestra correspondencia, lo difícil que es llevar a cabo un análisis en regla, y de lo escasos que resultaban los pacientes con una demanda de análisis bien clara.
Como dato curioso, la publicidad de HBO al hablar de Paul Weston dice: “Al entrar en la enrevesada mente de un hombre que ofrece consejos a otras personas para ganarse la vida, In Treatment ofrece un retrato complejo de los expertos en que confiamos en busca de una perspectiva”. Simplemente da risa, precisamente porque lo que no proporciona un psicoanalista es consejos… quizá el psicólogo lo haga… no el psicoanalista.
¿Qué más podríamos criticar en él? Paul actúa siempre con aire de aprobación y comprensión frente a sus pacientes, no hay nada enigmático en él y su consultorio es una simple extensión de su casa. Es fraterno, paternal, hasta condescendiente con ellos. Sus remarcaciones de discurso parecen en general adecuadas pero evita aplicar siempre lo que es una verdadera interpretación en el contexto ortodoxo freudiano. Se comprende que es una serie de televisión y no una verdadera sesión analítica, pero este modelo teatral nos puede servir para comentar y comparar con una sesión real. Aunque siempre será difícil describir una sesión real, porque ésta depende del tratamiento en particular, puesto que en psicoanálisis el caso por caso, es la regla y no puede hablarse de un modelo perfecto que sirva como ideal. Los mismos Escritos sobre Técnica en Freud se asemejan a recetas de cocina, en las que no hay más que referencias generales como un puño de sal, un chorrito de aceite, y no medidas precisas que den siempre los mismos resultados.
Con todos estos problemas, y arriesgándome a ser criticado por mis colegas, diré que en un tratamiento analítico habitual, uno debiera esperar:
Más frecuencia de las sesiones, menos dilación entre una y otra. El uso del diván en muchos de los casos. Menos angustia -- ninguna en realidad -- por parte del terapeuta (aunque si no, no sería telenovela) que no haría intervenir sus sentimientos en la escucha. Dirección de la cura, que implicaría exploración de ciertos aspectos infantiles que aquí aparecen muy superficialmente en los relatos de la mayoría de los pacientes que se remiten a contar sus desdichas en el contexto cotidiano, sin relacionarlas con su pasado. Precisamente uno de los puntos fundamentales de una terapia psicoanalítica, es el relato en un análisis del pasado infantil como una manera de entender lo que se es de adulto.
Pese a todos estos defectos, y las demás críticas que puedan formularse (para algunos colegas lacanianos les parecerá que soy demasiado blando con la maqueta de análisis que allí se formula
[1]), la serie, a pesar de todo, marcha y demuestra que hay interés por el psicoanálisis aún en Norteamérica, y que el modelo terapéutico ofrecido por los analistas es confiable y curativo, preferible al empastillamiento psiquiátrico ó las terapias cosméticas.
Pero, hay que remacharlo, las intervenciones son creíbles: acontecimientos, circunstancias y ocurrencias entre analizantes y analista son verosímiles… con todas las críticas que puedan hacerse.
Las sesiones de supervisión de Paul los viernes son las más telenovelescas y las menos probables en un control real. Allí se mezclan los sentimientos de Paul y su actuar terapéutico – al punto del “contra acting out” – de una manera que revelaría falta de análisis y necesidad de reingresar a un tratamiento, no una sesión de charla semanal con una ex – maestra y amiga que intenta ayudarle mezclando dos papeles que son bien diferenciados en la práctica: control y análisis.
Necesita, sin duda, algo más que una supervisión, sus problemas llaman a un análisis en forma. Un último detalle, ésta analista retirada (Gina), queda poco claro por qué se retiró y porque tomaría de nuevo a este paciente.
En cualquier caso, es agradable ver series que cambien un poco lo establecido y que exploren otras dimensiones del drama y del alma, se adentren en un contexto poco conocido y expuesto a la luz como lo es el del psicoanálisis. Se ve bien, que los guionistas han realizado su tarea e investigado sobre el desarrollo de un análisis, no descartamos que alguno de ellos haya pasado por uno tal y cómo lo hizo Di Stephano el guionista de la Psicosis de Hitchcock. Esperamos que para muchos chicos que estudian psicología pueda ser medianamente motivante, para acercarse más al psicoanálisis e investigar el dispositivo no sólo con curiosidad, sino con pasión.



[1] Incluso en una reciente entrevista en la radio con otro colega y amigo, expresó que el efecto terapéutico del análisis se realiza por añadidura, como efecto colateral y sin ser el principal foco de interés del análisis.

Christopher Bollas: Mental pain

Conferencia de Christopher Bollas: Mental Pain.