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martes, 25 de agosto de 2009

CARTA PSICOANALÍTICA 14 EN EL AIRE....


Revista Carta Psicoanalítica
ISSN: 1665 - 7845

Número 14. Junio de 2009

Editorial
Julio Ortega Bobadilla

Psicoanálisis y cultura. Cien años con Lévi-Strauss

Coloquio realizado por la Escuela Libre de Psicología, Casa de las Humanidades UNAM, México D.F., el 1 y 2 de agosto de 2008

Palabras de bienvenida
José Eduardo Tappan Merino

El cuerpo de la cultura: “La estructura inconsciente del cuerpo humano”
Adriana Guzmán

De Dioses y Sectas: Figuras del amo alucinado
Juan Manuel Rodríguez Penagos. Enrique Mora Jiménez

Coincidencias entre Lévi-Strauss y Freud
Edith Calderón Rivera

El psicoanálisis: un oasis de experiencia en el desierto de la vida contemporánea
Helena Maldonado Goti

La fuerza de lo Real
Julio Ortega Bobadilla

Lacan y Lévi-Strauss
José Eduardo Tappan Merino

Infancia: ¿Con-di(c)ción o evolución?
Liora Stavchansky Slomianski

Actualidades de la lectura de Lévi-Strauss del “Ensayo sobre el don” de Marcel Mauss
Eleazar Correa González

“R es mi tío”
Marina Lieberman

Mal-estar con el deseo
Hans Saettele

Psicoanálisis y Cultura (Una lectura mítica sobre el nosotros)
Juan Carlos Muñoz Bojalil

Mitología de Lévi.Strauss
María Eugenia Olavarría

Artículo invitado

Psicoanálisis y Medicina. Divergencias propedéuticas en el campo de la Salud Mental
Jesús Cañal Fuentes





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martes, 18 de agosto de 2009

Contrato para maestra... virgen y mártir.

UNA AMIGA FILÓSOFA, ENCONTRÓ POR AHÍ, ÉSTA COPIA DE UN CONTRATO PARA MAESTRA DE PRIMARIA (ESCUELA ELEMENTAL)... LÉANLO CON ATENCIÓN... CREO QUE LES VA A HACER GRACIA.

20 películas indispensables.


Antecedente: Dos amigos estuvimos teniendo una discusión un poco absurda. Se trataba de decidir, por encargo, cuáles serían las 20 películas indispensables para un cinéfilo. Durante largo tiempo estuvimos sacando los pros y los contras de cada una de ellas… la lista que obtuvimos y que compartimos es:


LISTA de JULIO ORTEGA:


1) El nacimiento de una nación de D. W. Griffith

2) El ciudadano Kane de Orson Wells

3) La soga de Hitchcock

4) Blancanieves de Walt Disney

5) El Padrino de Ford Coppola.

6) El hombre elefante de David Lynch.

7) Metrópolis de Fritz Lang

8) El gabinete del Dr. Caligari de Weiner

9) Las alas del deseo de Wim Wenders.

10) El espejo de Tarkowski.

11) Rashomon de Kurosawa

12) El libro de cabecera de Peter Greenaway.

13) El ladrón de Bicicletas de Vittorio de Sica

14) Ocho y medio de Fellini.

15) Adiós a mi concubina de Chen Kaige.

16) El acorazado Potemkin de S.M. Einsenstein.

17) El hombre de mármol de Andresej Wajda.

18) Pierrot el loco de Jean Luc – Goddard,

19) Jules et Jim de Françoise Trauffaut.

20) Gritos y susurros de Bergman



LISTA de EUGENIO PALOMO:

1) Juana de Arco de Carl Th. Dreyer

2) El nacimiento de una nación de D. W. Griffith

3) Avaricia de Erich Von Stroheim.

4) El acorazado Potemkin de Einsenstein

5) Maquinista de la generala de Buster Keaton.

6) Madre de Pudovkin.

7) Citizen Kane de Orson Wells.

8) M de Fritz Lang

10) Blade Runner de Ridley Scott.

11) Persona de Bergman

12) Trono de sangre de Kurosawa

13) Deserto rosso de Antonioni.

14) El desprecio de Goddard

15) Faraón de Kawalerowiz.

16) La tierra de la gran promesa Andresej Wajda.

17) Antonio Das mortes de Glauber Rocha.

18) Lancelot de Bresson

19) Nosferatu de Murnau

20) Las amargas lágrimas de Petra Von Kant Fassbinder


Y ustedes amigos… ¿Cuál sería su lista de esas 20 películas?

domingo, 16 de agosto de 2009

El estatuto del deseo en la decisión de una intervención médica.


Inside me I'm screaming, nobody pays any attention. If I had arms, I could kill myself. If I had legs, I could run away. If I had a voice, I could talk and be some kind of company for myself. I could yell for help, but nobody would help me.
Johnny Got His Gun (1971) de Dalton Trumbo.


Existe una nueva problemática en lo que se refiere al hombre y que se empareja con las elucubraciones de ese género tan malamente llamado ciencia-ficción, pues sabemos nosotros que la ilusión, el sueño y la fantasía son la morada oculta del saber y la verdad, por tanto no hay ficción sino propiamente anticipación. Las promesas de la modernidad, basadas en buena parte en el desarrollo de la técnica han dado a la luz un nuevo ensueño prodigioso y siniestro tan formidable como la invención del monstruo del Dr. Frankenstein, producto del desvelo de la tierna, grácil: Mary W. Shelley. La Posmodernidad hendida por una incertidumbre gozosa y transformaciones sin antecedentes en el campo de la intimidad, plantea nuevos escenarios para el juicio ético que amenazan los valores considerados tradicionalmente como inalienables al hombre.
El rol del médico ha cambiado del papel de luchador contra el Mal, chamán eficaz, pastor y guardián de la vida de la persona, al de un ser casi omnipotente que puede decidir sobre el futuro del hombre de manera sobrecogedora. Su poder sobre el paciente, es tal que, nos recuerda al mismísimo poder de la Madre sobre su producto, al cual puede con su pasión o indiferencia marcar o borrar del todo.
Digámoslo en otras palabras y con nuestro ejemplo hagamos un comentario psicoanalítico y por qué no: filosófico. El niño en su relación con la Madre, se topa con un ser prácticamente omnipotente. Su vida pende del fino hilo de amor por el cual se sostiene vivo en este mundo, alimentación, cariño y deseo de vivir le son proporcionados por esa presencia en mucho indescifrable. Esta sombra, esa Cosa carnal e invasiva que es mamá juega para él un rol determinante en su origen y en su posterior forma de encarar su destino, así entonces el Edipo ya está ahí presente como una Demanda de amor y un deseo de madre. Bebé quiere presencia absoluta, servidumbre completa por parte de mamá. Mamá va y viene, aparece y desaparece en un juego de presencias y ausencias (1, 0, 1, 0, 1, 0...) que revitalizan el deseo e inauguran el protopensamiento, siempre dirigido a encontrar la respuesta de esa falta, a buscar también la forma de paliarla a través del juego y la imaginación, de la representación simbólica.
Es un juego de vida y de muerte, de oscuridad y luz, que establece una primera dialéctica en el sujeto, juego dual que repetiremos una y mil veces a lo largo de nuestras vidas a través de los desencuentros y encuentros con la venturosa dicha del amor o las cartas marcadas de la suerte. Aquí tendrá su origen una división estructural, un desgarramiento germinal que hace que el ser humano esté abierto siempre a algo distinto de lo que se imagina obsceno e inconsciente, azaroso e incontrolable, que le hace estar condenado a alienarse en las barreras de la "salud" para no precipitarse en los abismos de la "locura".
Esta dialéctica marca nuestra visión del mundo y nos clava, a veces, en cosmovisiones pletóricas de prejuicios y estilos que no recogen sino ese espíritu banal, dual y maniqueo comprensible sólo a partir de esa historia infantil de todo o nada. De aquí, por otro lado, se derivan ideas que reproducen en diferentes niveles, esas contradicciones imaginarias, pero fundamentales que rigen la lógica del sentido común frente a la dualidad normalidad y patología. Ya los antiguos chinos estructuraban en una dialéctica curiosa del Ying y del Yang de la que tal vez no nos hayamos desprendido aún y a la que hemos ido agregando sin pensar series de oposiciones como: Bueno − Malo; Luz − Sombra; Activo − Pasivo; Cordura − Locura; Masculino − Femenino; Vida − Muerte.
El tejido de la materia compleja que ahora nos ocupa, además de tocar la oposición Vida − Muerte en un paciente, roza cuestiones como la autonomía y la libertad. Una nueva violencia se ejerce sobre el hombre, más sutil y al mismo tiempo más efectiva. Foucault ha previsto el hecho de diferentes formas, al leer en la benevolencia de las intenciones más humanísticas el asomo de nuevas prisiones y cadenas al espíritu humano.
Según este autor, el cuerpo no es más la prisión del alma, sino que el alma es la prisión del cuerpo.
Y aquí uno debe preguntarse: ¿Qué nuevas reflexiones podrían suscitar el desarrollo sin precedentes de la biotecnología? Aquí, el cuerpo desde el dominio mismo de eso Real salta desde donde ha sido forcluido, expulsado y toma venganza cruel de la miopía y el descuido judeo-cristiano de Occidente por la carne. La temática general de la bioética puede enunciarse con preguntas como las siguientes: ¿Qué es preferible, salvar la vida o mirar por la calidad de ella? ¿Todo lo que técnicamente es posible hacer, puede o debe éticamente hacerse? La materia concreta abarca cuestiones como: aborto, eutanasia, dejar morir a recién nacidos deficientes, experimentación fetal, inseminación artificial y fecundación in vitro, experimentación e investigación sobre humanos, manipulación genética, clonación, trasplante de órganos, todo eso que implica sin que se mencione a voz en cuello, las relaciones entre médico y enfermo.
Recuerdo que en Johnny Got His Gun (1971) de Dalton Trumbo readaptada para un video de Metallica y luego refilmada en 2008 (movimientos inútiles para un clásico), el protagonista se encuentra prácticamente enterrado en lo que sería su cama de hospital. Está vivo pero no puede hablar, oye pero no puede comunicarse… simplemente está ahí, vegetando e imaginando a sus seres queridos del pasado, haciendo recuento de sus momentos placenteros y pagando por sus pecados. Todo es doloroso, porque no tiene piernas ni brazos y no puede elegir entre vivir o morir, simplemente está ahí para vegetar y mantener en alto la conciencia moral de sus médicos.
Estos problemas son sólo algunas posibilidades de las complicaciones éticas que surgen con los nuevos desarrollos de la medicina y las ciencias biológicas. Este asunto, conocido como bioética, comprende una reflexión interdisciplinaria entre médicos, abogados, psicólogos, científicos, religiosos y filósofos en la toma de decisiones concernientes a la salud y la vida. Se han establecido centros para la investigación en bioética en Australia, Gran Bretaña, Canadá, y los Estados Unidos. Muchas escuelas médicas han agregado con pertinencia, la discusión de problemas éticos en medicina a sus planes de estudios. Distintos gobiernos han buscado tratar con los problemas más polémicos fijando comités especiales para proporcionar consejos éticos.
Recientemente el código ético de los médicos españoles ya admite la pluralidad ideológica (¡Vaya!) entre sus asociados. En la redacción aprobada hace relativamente poco tiempo y en relación con el aborto, la frase: "el médico es un servidor de la vida humana" da lugar a una interpretación que atiende a la calidad de vida y sustituye a la anterior que no consideraba deontológico: "...admitir en la existencia humana un período en el que la vida humana carece de valor. En consecuencia el médico está obligado a respetarla desde su comienzo."
Estos mismos médicos españoles han cerrado filas, no obstante, en cuanto a mantener su condena a la eutanasia activa aunque el término mismo desaparece del texto anterior y en consecuencia, también su anterior definición como: "homicidio por compasión". Al parecer no hay una legislación completa sobre el hecho en la legislación española como no sea en el Código penal que la contempla como un homicidio, si bien atenuado por sus motivaciones que podrían ser las de conmiseración o misericordia.
Holanda, Bélgica y la ciudad de Oregon parecen ser las únicas partes en el mundo que han legislado sobre el tema de manera explícita y permiten la intervención del médico para interrumpir una vida cuando esta decisión ha sido justificada y anticipada por el paciente.
Pero, varios temas significativos en el plano filosófico son atravesados por los asuntos que comprenden la bioética. Una pregunta trascendental es, si la calidad de una vida humana puede ser una razón para acabar con la existencia misma o si se debe decidir prolongarla a toda costa.
Hoy en día la ciencia médica puede conservar la vida a infantes discapacitados o inválidos que hace unos años se habrían muerto poco después de su nacimiento, los pediatras contemporáneos se enfrentan regularmente con esta pregunta antes reservada al azar, al destino o a Dios.
Recordemos aquí que 1981 en la Gran Bretaña cobró publicidad nacional un pediatra que cometió un asesinato siguiendo las instrucciones de los padres con un niño con síndrome de Down, el tribunal descargó, en esa ocasión, al galeno de responsabilidad. Al año siguiente, en los Estados Unidos se despertó un gran descontento por la decisión de otro doctor para no proceder con cierta cirugía que aseguraría la vida de otro bebé con síndrome de Down, siguiendo también los deseos de los padres. La sentencia hacia el doctor por la Suprema Corte de Indiana fue aplazada y el bebé se murió antes de que una posterior apelación pudiera hacerse en la Suprema Corte Americana.
A pesar de los esfuerzos por los diferentes Estados de asegurar que a esos infantes discapacitados se les proporcione el tratamiento adecuado que salvaguarde sus vidas a toda costa, países a la vanguardia de estas cuestiones como la Gran Bretaña o los Estados Unidos no han llegado a un acuerdo sobre las decisiones que deben tomarse cuando estos niños "con características especiales" nacen o quien debe tomar estas decisiones.
Los adelantos científicos en materia de medicina han planteado muchas preguntas sin una respuesta clara. Ni siquiera aquellos que defienden la sacralidad de la vida humana están seguros de que los doctores tienen que usar su criterio para prolongar la existencia del paciente y la distinción entre lo ordinario y extraordinario, entre los actos y omisiones, es una materia compleja y de márgenes imprecisos. Muchos afirman que los deseos del paciente deben respetarse sobre cualquier otra consideración y si éstos no pueden determinarse, la calidad de la vida del paciente es la base más pertinente para tomar una decisión sobre el destino del enfermo.
En México el panorama de discusión sobre el tema se encuentra particularmente atrasado... la eutanasia está prohibida y el retroceso del panorama político social no hace viable una discusión abierta sobre un tema tan polémico sin que sea condenado por los poderes reinantes.

El Consejo de Europa a través del Convenio de Asturias de Bioética, ha signado una serie de disposiciones generales en lo que respecta a la protección de los Derechos Humanos y la dignidad del ser humano con respecto de las aplicaciones de la Biomedicina que siguen los principios considerados más elementales de respeto a la dignidad humana. Entre los capítulos de dicho convenio está reservado uno que habla del respeto o la toma en consideración de los deseos del paciente. Es curioso, que en una sociedad capitalista occidental como la nuestra donde la marca de la represión y el acondicionamiento del deseo a patrones sociales permisibles señala una resistencia al deseo en sus formas más puras, se respete el deseo de un... casi muerto. Formulación sencilla, en realidad alude a una cuestión compleja y trascendental y que refiere al estatuto del deseo en situaciones críticas donde el deseo es precisamente lo que ha abandonado el cuerpo y digámoslo claro, el deseo es siempre disconfort. De paso, señalemos que, las concepciones de R. Leriche tan caras a la reflexión médica son claramente absurdas y fuera de lugar en casos de muerte cerebral, pero quizá no resistan un análisis detenido. Dice el autor: "La salud es el silencio de los órganos". Cuando se afirma esto se olvida que la tensión del deseo sexual y del hambre no cumplen con este requisito. Una buena salud sin deseo sexual, sin hambre, sin sed, sin fatiga, sin necesidad de dormir, no es en realidad, una salud en absoluto. Más aún, esas tensiones no son desagradables del todo y no sólo por la promesa de saciedad. Y no es tampoco inútil traer a colación que el dolor mismo puede ser experimentado como placentero como en el caso del masoquismo.
Pero volvamos al tema central en esta reflexión, que no es otro que el de autonomía del paciente. Esta no sólo se refiere al caso de la eutanasia activa sino también comprende el área de experimentación sobre seres humanos en la que han sido detectados una serie de abusos que nos recuerdan tristemente a Menguele. Generalmente se está de acuerdo que los pacientes deben dar consentimiento formal a cualquier procedimiento experimental. ¿Pero cuánta y cómo se da dicha información a los pacientes en un momento dado? El problema es particularmente sutil en el caso de experimentos al azar controlados, en la que los científicos consideran que la manera más deseable de comprobación de la eficacia de un nuevo procedimiento es la ignorancia de un paciente.
La misma asignación de recursos médicos se ha vuelto un problema que involucra la decisión entre vida y muerte. Cuando los hospitales tienen un número limitado de máquinas de diálisis los médicos deben establecer criterios sobre cuáles de sus pacientes que padecen alguna enfermedad que hace disfuncionales sus riñones, pueden utilizar las escasas máquinas.
Algunos médicos han defendido el criterio de que se atienda a los enfermos por orden de llegada, considerando que es una medida de elemental justicia. Sin embargo, la mayoría ha pensado que, pacientes más jóvenes o enfermos con dependientes económicos a cargo deben tener preferencia.
Pensemos también en el ventilador mecánico que ayuda a respirar a la persona cuando hay insuficiencia respiratoria y el cuerpo no puede exhalar e inhalar por sí sólo o la respiración es muy insuficiente para la supervivencia como es en el caso de: Infartos cerebrales, infarto del corazón, insuficiencia cardiaca, neumonías severas, estados de coma, comas diabéticos, infección generalizada, problemas neurológicos, tumor cerebral entre algunos otras enfermedades en casos como éstos, la decisión médica es más bien espontánea y confiada en un criterio no claro. Reflexionemos también sobre el conflicto que para el médico representa enfrentar la tradición de ciertos grupos religiosos que entre sus normas morales sostienen la no transfusión de sangre o que prefieren que los pacientes sean llevados a morir a su casa en casos en los que la medicina podría quizá prolongar la vida artificialmente ¿Qué debe hacer el médico? ¿Respetar el deseo del paciente?
Nuevos problemas éticos surgen a medida que se realizan nuevos adelantos en biología y medicina. El nacimiento en 1978 del primer ser humano concebido fuera del cuerpo humano comenzó un debate sobre la justeza ética de las técnicas de fertilización in vitro. Esto ha conducido al planteamiento de preguntas sobre la validez del congelamiento de embriones humanos y qué debe hacerse con ellos, tal y como sucedió en 1984 con dos de ellos congelados por un equipo médico australiano que quedó ante ese dilema cuando los padres fallecieron súbitamente. Una controversia más en este campo, se ha levantado con indignación sobre ciertas clínicas y agencias que ofrecieron, en un momento dado, una madre substituta como un recipiente que albergaría un bebé producto de la esperma del marido de una madre infecunda para ser entregado después al nacer a la pareja que ha pagado por el encargo. Varias preguntas surgieron: ¿Debemos permitir que las mujeres puedan alquilar sus úteros al postor más alto? Si una mujer que ha estado de acuerdo en actuar como madre substituta cambia de parecer y decide guardar al bebé: ¿Debe permitírsele llevar a cabo su repentino deseo?
Estos problemas han sido sólo el adelanto de lo que en la discusión sobre la reproducción humana será el dominio de la ingeniería genética. Los films: Gattaca (1997) de Andrew Niccol y antes THX 1138 (1971) de Georges Luckas, plantean de manera sorprendente, la posibilidad de una sociedad estructurada sobre la base de la manipulación genética que discrimina entre seres humanos "Válidos" e "Inválidos", suministrando sin más a sus miembros de un entorno asfixiante, controlado y perfecto que se asemeja más a la cárcel de un útero materno, que a la vida y sus descalabros, salpicados por encuentros fugaces con la felicidad y el placer.
Por otro lado, no deja de inquietarnos y mucho, una pregunta siempre que nos la planteamos: ¿Es la vida un valor que deba situarse sobre toda otra consideración ética? Recordemos aquí algunos nombres de personas que decidieron bajarse del tren de la vida y cuya brillantez opaca a la de casi cualquier ser viviente: Empédocles, Geràrd de Nerval, Virginia Wolf, Marlyn Monroe, Jorge Cuesta, Maiakovski, Vincent Van Gogh, Amadeo Modigliani, Malcom Lowry, Ernest Hemingway, Alfosina Storni, Paul Celan, etc.
Todos ellos, muertos célebres, inmortales que alcanzaron con su elección, la tarea de llevar a cabo el máximo su deseo tal y como Antígona lo hizo para con su muerte conseguir una estatura divina, desbordándose más allá del dolor, jugándose finalmente por una decisión implacable que ennoblece trágicamente, la condición humana.
H. G. Wells visionario de la circunstancia humana y sus abismos, expuso hace tiempo en su novela "La Isla del Dr. Moreau" − Prometeo demente protagonizado en el cine en 1933, 1977 y 1996, respectivamente, por una tríada sobrecogedora: Charles Laughton, Burt Lancaster y Marlon Brando −, una visión pesadillesca de las implicaciones del deseo de semejarse a Dios del hombre e intervenir en el curso de la Naturaleza, al punto de negar al Omnipotente y recordar la frase de Dostoievski: "Si Dios no existe, todo está permitido". No puedo menos que recordar aquí a Lacan quien dando una vuelta de tuerca más al asunto ha dicho: "Si no hay Dios (Nombre del Padre, Institución, Ley), entonces todo está prohibido". Esta lógica del impedimento ha sido recalcada por Zizek con una sola explicación posible: el Goce en sí, que nosotros experimentamos como "trasgresión", es en su estatuto más profundo algo impuesto, (agreguemos: calculado) y ordenado.
Es en este contexto, que llama más la atención la problemática que nos ocupa y que al gremio médico no le hace ningún inconveniente, cuando deciden apoyar un respeto a los deseos del paciente cuya presunción de base es la de una unidad del Sujeto casado con un deseo sin más. Cómo si el paciente supiera siempre lo que quiere, lo que es mejor para él y lo que debe hacer.
El sujeto escindido siempre está en lucha consigo mismo, engañado por la imagen de sí mismo está confundido frente a su propio deseo. El deseo no es en sí cuestionado como cara de una moneda: cuyo envés, siempre lleva un revés. El deseo del paciente no es para el médico cuestionable porque ignora que, como Lacan ha dicho: "El deseo es el deseo del Otro". ¿Hay alguien que no haya sufrido en carne propia eso? ¿Todavía hay quien pueda negar al psicoanálisis su perspicacia? La fábula de los tres deseos que a Freud tanto le gustaba citar, es elocuente. El deseo allí es motor y condena que surge del Otro siempre. Perderse un poco en Freud y más en Lacan no estaría de más para los médicos, de hecho el mago del verbo francés remitiría a los galenos como primer paso para su reflexión a la lectura presurosa de: La Crítica de la razón práctica, La filosofía del tocador, Los diez Mandamientos y La epístola a los romanos.
Y… desde luego… Sigmund Freud… que debía ser lectura obligada para todos los médicos... un hombre que escogió la eutanasia cuando el dolor de la vida le hizo perder el sentido de ésta. Quizá ese sea un criterio en sí, que no han considerado demasiado los galenos, y que deberían masticar un poco antes de sentirse omnipotentes dioses domésticos.

domingo, 9 de agosto de 2009

What's going on?

Estoy preparando mi charla anual para los jubilados del SUTERM (sindicato de electricistas), es un momento que espero cada año, y en que trato de hablarles de algo que les haga sentido y les interese de veras. Nada cómo decirles cómo deben vivir de ahora en adelante, cómo ser felices o evitar el colesterol, qué es el psicoanálisis.
El tema que escogí es: LA COMEDIA MUSICAL EN EL CINE... he tenido que restringir mucho el desarrollo de mi charla, empecé con Al Jolson, Busby Berkeley (incluí a Josephine Baker) y he pasado por Judy Garland, Fred Astaire, Gene Kelly, Bob Fosse, Beatles, Alan Parker, Travolta, Jesucristo superestrella, Hair, Tommy, Yentl, Zoot Suit, Lars Von Trier, hasta llegar a las Trillizas de Bellville o Sweeny Tood... me compliqué y estoy tratando de simplificar un poco.
En la búsqueda de material para ilustrar me encontré esto, quizá no tiene mucho que ver, pero me encantó y quiero compartirlo con ustedes:






El tipo era un Dios... qué grande fue... y qué final tan trágico tuvo.





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jueves, 6 de agosto de 2009

HIROSHIMA.



Hoy 6 de agosto, pero de 1945, los relojes se pararon a las 8:15 am cuando en Hiroshima cayó la Bomba H... Japón es el único país que ha sufrido dos ataques nucleares con tres días de diferencia... ojala nunca más vuelva a suceder semejante horror.

martes, 4 de agosto de 2009

CALDERÓN: Recurrir a Freud.


Entresacado de la página Web de la sala de prensa del Gobierno federal, fragmento del discurso del presidente Calderón ante la XXVI Asamblea General Ordinaria del Consejo Nacional Agropecuario Lunes, 27 de Julio de 2009:

Soy alguien que, yo considero que en muchas de las cosas del ser humano cuenta mucho, precisamente, el espíritu, el carácter y la forma con que orientamos las cosas, no es la primera vez que utilizo una metáfora que alude a equipos de fútbol nacional y ni será la última (ha hablado extensamente hace un momento de los éxitos de la selección nacional).

Pero el hecho es, amigas y amigos, que se pueden tener los mismos jugadores, pero cuando hay, precisamente actitudes y visiones distintas, las cosas y los resultados cambian.
Y lo pienso también para el país en muchísimas cosas. He insistido, por ejemplo, que en materia económica, sí, efectivamente hay datos de la realidad que marcan, precisamente, por ejemplo, los ciclos económicos, tan graves, por cierto, como por el cual estamos pasando.

Pero muchas veces las propias decisiones económicas de consumidores, de inversionistas, de decisiones, precisamente de negocio, se ven impactadas notablemente por la generación de expectativas.

Alguna vez en una reunión con banqueros de México decía: cuando discutíamos la pertinencia de un programa contracíclico, económico y que se me advertía del riesgo de incurrir en medidas keynesianas, yo señalaba, bueno, no es sólo un problema de a quién recurrimos si a Keynes o a Friedman para enfrentar los problemas de la economía, sino que también probablemente tengamos que recurir a Freud que nos permita, precisamente, generar mucho mayores condiciones de certeza en nosotros mismos, en lo que somos y en lo que decidimos.

Bueno, ya los psicoanalistas tenemos la bendición de Calderón (por quinta vez, o más, me parece. Vayan a esa página y pongan en el buscador: Freud). No sé si la necesitábamos... creo que en realidad no... Aclaración: Freud no sirve para adquirir más certeza, sino precisamente para cuestionar las certezas, engaños y fantasías imaginarias... ¿No habrá alguien con un poco de cultura que revise los discursos que le escriben?

lunes, 3 de agosto de 2009

Terminator salvation (2009): Transformators in the Matrix.


En un futuro postapocalíptico las fuerzas norteamericanas sobrevivientes de la campaña de Desert Storm, Afganistán e Irak, muestran su heroísmo frente a las máquinas industriales que intentan dominar al mundo y eliminar a los humanos con estrategias tan diabólicas y complicadas que rivalizan sólo con los planes del Dr. Evil (Austin Powers, 1997). En lugar de envenenar el aire y/o el agua, quizá usar armas biológicas que no les afectarían, prefieren pelear con los humanos cuerpo a cuerpo (perdón, androide) reproduciendo todos los lugares comunes de las películas de ciencia ficción que han existido desde Metrópolis (Fritz Lang, 1927).
Las máquinas estudiaron sus archivos de cine cuidadosamente y no sólo han fabricado una versión masculina de María que se infiltre entre los humanos, sino que amantes del cine clásico, reproducen versiones estéticas modernas de películas como The day the World still stood (1951) o The War of the Worlds (1953).
También fanáticas del cine elaborado, producido o por lo menos inspirado por Spielberg copian lo más fielmente posible Close Encounters of the Third Kind (1977), E.T. The Extra-Terrestrial (1982), Saving Private Ryan (1998), A.I. Artificial Intelligence (2001), War of the worlds (2005), Transformers (2007) , o la televisiva Band of Brothers (2001) y otros filmes comerciales exitosos como Independence Day (Roland Emmerich 1996), Men in Black (Barry Sonnenfeld, 1997) , o el Mars attaks (Tim Burton, 1996).
Llama la atención que durante las tres secuelas anteriores, los argumentistas que ejercitan la franquicia, hayan explicado una y otra vez al espectador que John Connor es el líder de la resistencia. Pero en esta película, no sólo no es el líder, ni siquiera forma parte del grupo de comando y se opone a que se cumplan sus órdenes. Quizá en la siguiente película, que se filmará seguro más adelante, en menos de los 70 días que tomó ésta, logre ocupar su puesto de general.
La película ha sido estudiada como un producto de mercado, día y noche, por los escritores y el director con experiencia en producción, como si fuese un nuevo sabor de goma de mascar. Es la puesta en licuadora de algunos de los más importantes filmes recientes de science fiction: seguro Mad Max y sus secuelas, Matrix y también sus secuelas, con el cine de guerra de inspiración realista producido en los ex - países socialistas, la estética del neorrealismo italiano (Germania anno zero. Roberto Rossellini, 1948), y la visión pasada por la fuente de sodas de un mundo convulsionado por la 2ª guerra mundial, según los ojos de Costa Gavras, Herzog y Polanski, licuado y mezclado todo, con una cascarita de la novedosa visión de guerra contemporánea de Ridley Scott (Black Hawk Down, 2001) y una limadura del extraordinario Apocalypse Now (Ford Coppola, 1979) a fin de proporcionarnos un nuevo clásico del Blockbuster.
Si a tan medido cóctel, se añade que los combatientes son todos y todas, supermodelos de Givenchy o Lancôme con la boca perfectamente arreglada por el ortodoncista, cuerpos voluptuosos y excitantes al espectador, que se harían merecedores de más de una mirada en las innumerables repeticiones que el director - productor McG (así nomás), imagina surgirán del mercado de la televisión, que también las muertes evitan ser demasiado sangrientas o violentas en exceso (nada de gore), para alcanzar una clasificación que permita la entrada a menores; tenemos al final, una película “estéticamente perfecta” (una video rola, un videoclip de 115 minutos), preparada para ser expendida en la taquilla, que resulta ser un discurso completamente vacío y sin ninguna cualidad artística.
Hubo una vez en que el cine épico quería decir algo al espectador (Eisenstein, Pudovkin, Ford, Kurosawa, Houston, Lean), incluso Spielberg o Lucas, filmaron productos que no perdían vinculación con el mito universal: Prometeo, Odiseo, Aquiles, etc.
Sin embargo, ésta película es más artificial que el café descafeinado o la margarina. Lo que espanta es la calidad de los efectos, verosimilitud de los dibujos, acrobacias de stunts, inventiva de los robotitos matones… en fin… lo industrializado de la manufactura del cine comercial para ocasionar una estética tan refinada como fatua, destinada a la simple complacencia del espectador.
Los diálogos y situaciones son los que el público espera. Kyle Reesse que aún está por ser llevado atrás en el tiempo, para iniciarse en la sexualidad (se conforma de pronto con la compañía de una dulce negrita menor de edad), dice cuando debe: Come with me if you want to live. Christian Bale, que debía escoger mejor sus papeles para preservar su prestigio, suelta en el punto exacto: I’ll be back.
El público goza porque reconoce la historia y se siente seguro en el laberinto del tiempo, no hay confusión, incertidumbre o temor, las sorpresas son anunciadas y amenas (Coonor entra a la base enemiga con su Vaio), no hay nada incómodo o inesperado. El vaso de Coca – cola se vuelve a servir y burbujea, su sabor se reconoce, Dios está presente en el epitafio de la humanidad para salvarnos en tiempo y forma.
La science fiction estilo 2001 Odisea del espacio (Kubrick, 1968), Solaris (Tarkowski, 1972), Alien (Ridley Scott, 1979), Blade Runner (Ridley Scott, 1982), ha sido licuada para hacer un producto aglutinado, que simule consistencia cuando no hay más que cartón - papel.
Uno no se explica cómo el T - 800 que supuestamente es el último producto fabricado, sea tecnológicamente más atrasado que Marcus Wright (un Sam Worthington que actúa mejor que Bale) y más parecido en su rígida actuación digital a James Arness (The thing from another World, 1951) que al recio pero pretendido humano: Schwarzeneeger.
Que Skynet después de inventar la máquina del tiempo y mandado tres asesinos a eliminar a Connor, cuando tenga a su futuro padre preso en su factoría, decida no matarlo sin preámbulos, siguiendo la lógica más elemental. O que no hagan estallar a Marcus enseguida que se acerque al supuesto jefe de la resistencia. Las computadoras prefieren el suspense, y la lucha de gladiadores.
Las máquinas están ociosas y quieren jugar con los hombres (¿Skynet no será el pseudónimo de Nintendo?), hacer la guerra y darles una oportunidad de ganar. El público joven está entusiasta entre las palomitas y el refresco, los mensajes SMS entrantes y la exploración de su teléfono GPS con acceso a la red.

sábado, 1 de agosto de 2009

Glenn Gould: obsesión por el piano.

A los amantes de la música clásica les será muy familiar este nombre: Glenn Gould. Este hombre, nombre inolvidable, era un pianista canadiense que desde muy pequeño estudió su instrumento y se volvió un amante obsesivo de la música clásica.
Se ocupó especialmente de la música de Bach y dio lugar a una de las más perfectas interpretaciones de las Variaciones Goldberg, única obra que decidió grabar en dos ocasiones. Su manera de interpretar el piano le hizo polémico ante los críticos y puristas, porque era bastante amanerado en sus abordajes al instrumento (se balanceaba y movía acompasadamente) y canturreba o susurraba, tarareaba algo mientras tocaba, lo que hacía a los ingenieros de sonido, difícil su tarea de filtrar o borrar su voz para que no apareciera en la grabación final.
Su gusto musical era también muy particular, porque rechazaba la música romántica en general (Liszt, Schumann, Chopin), llegando a abominar algunas piezas musicales, incluso de un compositor tan inobjetable como Mozart a quien acusaba de cierta teatralidad y superficialidad (Decía en broma, que había muerto demasiado tarde y no demasiado pronto).
La leyenda cuenta que aprendió a leer primero música que palabras. Su abuelo resultaba ser primo del compositor noruego Grieg y precisamente por razones políticas y debido al antijudaísmo imperante, cambiaron después su apellido hacia uno que asemejaba un apellido judío. En broma decía el músico: Cuando me preguntan si soy judío, les digo que he sido judío durante la guerra (2ª guerra mundial).
Su primera maestra de música fue su madre y después asistió al Real Conservatorio Música de Toronto dónde estudió piano con Alberto Guerrero, órgano con Frederick C. Silvestre y Teoría de la música con Leo Smith. Gould aprobó el examen final en el Conservatorio de piano a la edad de doce (logro altísimo para cualquier candidato).
Su padre, aficionado a la carpintería, le recortó una silla del mobiliario de casa para que de niño pudiera acceder al piano. Curiosamente, esa misma silla destartalada y vieja, le acompañó de manera loca en todos sus ensayos y presentaciones a lo largo de la vida. Algunos vieron en esta particularidad un signo de autismo o de esquizofrenia.
Para Gould era importante tocar sobre esta silla y se hizo totalmente dependiente de ella. Conocía todos sus parámetros técnicos: Gracias a los 8 cm que su padre le había cortado, podía tocar a la altura que supuestamente más le convenía. Gracias a la silla mantenía una relación muy particular con su instrumento, podía sentarse bien cerca del piano, los ojos a la altura de las teclas. Gracias a ello obtenía una sonoridad característica. Lo cierto es que muy temprano tuvo una lesión en la espalda que le obligaba a usar un respaldo duro, y que le afectó toda su vida, obligándolo a usar medicamentos y analgésicos fuertes. Está bien documentada su experiencia con el psicoanálisis que, sin embargo, no le alejó de especulaciones metafísicas, numerología, y otras creencias mágicas que sorprendentemente le hicieron predecir con exactitud precisa el día de su muerte, acaecido por un paro al corazón.
En un momento dado, se apegó también a un piano de los exclusivos Steinway, que exigía que se trasladase a dónde él tuviese que hacer una presentación, grabación o concierto, incluso salvando las particularidades físicas de los recintos, tirando o agrandando puertas. El piano en una de esas mudanzas se dañó, no pudiendo ser reparado a conveniencia del exigente músico. Su excentricidad era notable, se llegaba a presentar en todas partes dónde iba (como Ezra Pound
[1]) con un abrigo, bufanda y gorro, no importando el calor que hiciese, los últimos años evitaba el contacto físico, especialmente a través de sus manos, con la finalidad de preservar sus habilidades. Una vez en Florida fue recogido por la policía de un parque, confundido con un vagabundo por su atuendo tan particular.
Cómo decía antes, hay quien se atrevió a catalogar a Gould como un autista con Síndrome de Aspergeer. El Dr. Timothy Maloney, director de la División de Música de la Biblioteca Nacional de Canadá, escribió acerca de la posibilidad de que tuviese este tipo de funcionamiento autístico. Uno de sus biógrafos, Peter Ostwald sugirió que quizá esa forma de mecerse y tararear, su gusto por la soledad y el aislamiento, su dificultad por la interacción social, estuviesen relacionados con esta posibilidad. Frente a este tipo de diagnósticos postmortem, es necesario alejar toda duda, son especulaciones incomprobables que hacen ciencia fantasiosa sobre hechos pasados.
Gould, criticaba y no comprendía a los pianistas que se encontraban con su taburete sólo momentos antes del concierto. Así grabó música y dio conciertos hasta que decidió a los 31 años abandonar su carrera como intérprete de conciertos (fastidiado por el contacto con el público que quizá le obligaba a contenerse) para dedicarse al trabajo en estudio, la televisión y la realización de películas documentales o experimentos en la radio.
También fue compositor, investigador, experimentador de tecnologías de sonido, radio difusor, y en simple: genio musical. Algunos amigos detestan precisamente sus canturreos pues rompen con la armonía musical y la melodía, distrayendo al escucha, los ingenieros de sonido sufrían a veces bastante para quitar esos murmullos. Indudablemente su estilo influyó sobre la interpretación y la música de nuestro contemporáneo pianista de ECM: Keith Jarrett.
Gould desarrolló una técnica formidable que consistía en jalar las teclas más que golpearlas. Puso un cuidado intenso en interpretar en tempos rápidos las notas, conservando una separación y claridad extremas entre ellas. La enseñanza con su maestro Guerrero, desplegaba más que innumerables horas de práctica frente al instrumento, un ejercicio intelectual de interiorización de la obra, quizá precisamente a eso se debía el canturreo que después le acompañó toda su vida.
Son conocidas también sus interpretaciones de Ravel, Beethoven y Liszt, aunque las versiones de Das wohltemperierte Klavier (El clave bien temperado: el teclado afinado), las partitas y el concierto francés o el italiano de Bach, le hacen un músico extraordinario. Grabó también aproximadamente la mitad de El arte de la Fuga para delicia de los melómanos.
El fin de semana, fui a comprar un disco para un amigo que cumplía años y encontré un disco doble: Las interpretaciones inolvidables de Glenn Gould (título de risa, pero a muy buen precio). Cómo a mí me gusta más la música clásica que a él, decidí regalármelo a mí… saludos a todos… vuelvo a escribir en el BLOG, tras de un silencio de algunas semanas: fin de semestre universitario, calificaciones, cierre de cursos… ¡Aaaghhh! ¿Hay alguien interesado en comprarme boletos para el sorteo UV? Tengo solamente diez para vender: 200 pesos.
La nave Voyager 1, que despegó de nuestro planeta el 5 de septiembre de 1977 en búsqueda de vida extraterrestre, lleva − entre otras muestras representativas de actividad humana − una grabación del preludio y fuga número 1, del Clave bien temperado de Johann Sebastian Bach, interpretada por Glenn Gould.


Además de consultar la Wikipedia, si quieren más información, vayan a:


La Fundación Glenn Gould
El Archivo de Glenn Gould en la Biblioteca Nacional de Canadá
Sarabande - El proyecto de Glenn Gould


[1] En su internado como loco en el Hospital del St. Elizabeth: Yo siempre tengo frío.



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