La psicología que privilegia el método y pone al ideal científico en el lugar de verdad se basa en la idealización de esa ciencia misma, junto a Heidegger podemos decir que se trata de la imposición de la técnica mecanizada y la transformación de su práctica automatizada hasta el punto de la hipostación misma del ser humano.
La esencia de la ciencia supone la investigación y la adecuación al objeto de investigación. Pero la ciencia positivista sueña con la imposición de un mismo método llamado científico para toda clase de objeto de estudio. Esta pretensión es contradictoria y curiosa porque supone basar en una observación objetiva y sin prejuicios de la realidad las conclusiones a las que se han de arribar.
La física sólo puede ser experimental a fuerza de ser antes matemática y, en ese sentido, abstracta y conceptual antes de ser práctica, es esa una alternativa posible para el estudio del hombre, primero conceptos y luego observaciones o la combinación de ambas cosas, pero la observación "sin prejuicios y objetiva" no es más que una falacia. Eso es algo difícil de entender para quienes laboran regularmente dando clases de Historia de la psicología, Teoría computacional de la mente (¡?), Ciencias de la conducta, Psicología de la Salud, Aprendizaje Motivación y cognición, Investigación y análisis de datos, o Bases biológicas de la conducta. Canghilem severo en su crítica, por eso llegaba a nombrar a la psicología como una filosofía sin rigor, medicina sin control, ética sin exigencia, cuestionando su mismísima existencia.
La investigación de la subjetividad a través del psicoanálisis, pretende una revaluación del estudio cualitativo a contrario de la generalización estadística, quien borra al Inconsciente freudiano, por otro lado, ignora la parte más importante del hombre. Muchos de esos estudios estadigráficos no tienen otro propósito que prever y pronosticar sobre la base de probabilidades, el comportamiento de los fenómenos en la realidad, convirtiendo a las tendencias en leyes inmutables sobre el mundo. Esto nos lleva al reconocimiento escalofriante de que el papel decisivo – de conocimiento – que los griegos concedieron al oráculo en la antigüedad lo ocupan en la actualidad, los juegos estadísticos y la teoría de las probabilidades.
Habrá que tener en claro que, la obtención de la información en nuestra sociedad no es un simple amor al saber, su intención última es un mayor control de la población y la obtención de un poder cada día más siniestro del Estado sobre el ciudadano común y corriente.
En Las memorias del subsuelo, Dostoievski denosta los utilitarios que:
“reducen toda la gama de satisfacciones humanas a promedios de cifras estadísticas y fórmulas científicoeconómicas”.
Y comenta en otro lugar:
“pero hay algo desconcertante: ¿Cómo se explica que todos los estadígrafos, expertos y amantes de la humanidad, cuando enumeran las buenas cosas de la vida, omitan siempre una en particular? Nuestra propia voluntad sin traba alguna, nuestro propio capricho, por violento que sea, nuestra propia fantasía, inflamada a veces hasta rayar en demencia… ése es el mejor y máximo bien que nunca se tiene en cuenta porque no se ajusta a ninguna clasificación y cuya omisión mandará siempre al diablo a todos los sistemas y teorías”.
La psicología ha asumido como natural un capitalismo que aparece hoy como indestructible y que sin embargo no puede uno aceptar como una normalidad inamovible o una consecuencia natural de la marcha de la historia o la globalización. Los estudios en psicología contemporánea que ponen énfasis en el detalle de las condiciones del terreno a estudiar, ignoran totalmente ese hecho.
Este capitalismo ha condenado a los habitantes de las sociedades del siglo XXI a una vida infeliz e infame, atravesada por la violencia en diferentes formas. Se toma como una consecuencia inevitable del desarrollo: los sistemas represivos de poder, el privilegio a las instituciones sobre los individuos, las relaciones estratégicas sobre los deseos individuales, la reglamentación de las relaciones personales al punto de regular la vida personal en las decisiones más particulares e íntimas y hoy también se trata de regular el internet en los contenidos que ahí circulan y en las descargas posibles ¡Nuevas cadenas para el espíritu!
Parte de este juego lo forman los discursos de palabras vacías, las normas absurdas, las planificaciones para el decorado de los informes, las prácticas jurídicas, castrenses, escolares, religiosas, recreativas, morales y desde luego, la ordenación electoral estéril que pretendiendo ser democrática está destinada a beneficiar a una capa de privilegiados en la esfera política que han perdido contacto con la sociedad de individuos para la que supuestamente trabajan. A este mar de injusticias debemos sumar las características propias de nuestro país y agregar la corrupción sin límites que toca todos los ámbitos empezando por el político, la violencia directa y el establecimiento de reglas piramidales en una sociedad que no deja de ser un reflejo de la historia caudillista que nos ha tocado vivir y que nos caracteriza como nación desde el surgimiento de nuestro país cómo tal en el siglo XIX.
La res pública está desvitalizada, las cuestiones filosóficas, políticas o militares despiertan la misma curiosidad que los últimos escándalos de artistas o deportistas. Se trata de vivir el instante, sólo en el momento y no en función del pasado y el futuro. La revolución informática ha exacerbado el materialismo, la ética hedonista, la búsqueda de realización personal y el desarrollo de nuevas religiones. La filosofía esá divorciada completamente de la política... eso es triste.
El psicoanálisis, por cierto, no es una forma de política y tampoco una religión, aunque algunos entusiastas y otros fanáticos así lo tomen. Ni Freud ni Lacan se pensaron profetas ni esperaban que su discurso fuese tomado como palabra revelada. En todo caso, es un método crítico... por supuesto, una práctica terapéutica en primer lugar. Miller para mí es un remedo del suegro, una copia malograda de un estilo inimitable.
Y es que la misma ciencia y su lenguaje "objetivo", son motivo de burla por el arte, el programa televisivo que hoy adoran los adolescentes y también los un poco más mayores, es The Big Bang Theory una serie de la cadena Warner, que protagonizan cuatro jóvenes nerd, destacados en la academia universitaria y que son completamente incapaces para relacionarse con los seres humanos normales.
La ciencia ha probado no ser útil para encontrar la felicidad y la tekhné nos ha vuelto zombies (no en balde otra de las series de éxito en televisión es: Walking Dead) o autómatas que no podemos establecer un contacto afectivo real con los otros seres humanos. La ciencia de estos Nerds se demuestra siempre inútil cuando se trata de acercarse o comprender al Eterno Femenino (Penny, en este caso), que es considerado absurdo o incomprensible siempre.
Este tironeo empuja a una irracionalidad, una ambigüedad en los planos ético - morales, que no siempre se ve claramente y que ha dado como consecuencia una infantilización de nuestros patrones de conducta social, especialmente en los más jóvenes. Los chicos de esta generación piensan más en cómo obtener una beca y obtener un buen empleo, que cómo cambiar su sociedad.
Nuestro país camina por senderos contradictorios, extremadamente violentos, y sufre de desencuentros y errores en el campo político y las relaciones de los que verdaderamente tienen el poder. A la adopción de todos los ideales occidentales que llevan la marca de la posmodernidad y la globalización, el mercado libre, debe agregar la regulación de sus telarañas políticas absurdas y de relación laboral, económica y social a través de las políticas más conservadoras, endogámicas y poco flexibles, ésas que caracterizan a las sociedades menos avanzadas de nuestro planeta.
A este paradigma social debe sumarse la dilación de la incorporación de nuestros jóvenes a la cadena productiva. Porque precisamente el estudio, se ha convertido en un dispositivo de aplazamiento y un factor de selección laboral en un mundo que sufre las consecuencias de una crisis económica profunda que no tiene lugar para todos los que acepta en un sistema educativo que se revela en gran parte como absurdo en sus consecuencias finales. Hans Magnus Enzeberger propuso hace algún tiempo que pudiese dejarse la educación de los más jóvenes a la casa sin necesidad de ir a la escuela, desgraciadamente la sociedad no está preparada para ese tipo de cambios radicales.
Yo me estoy volviendo viejo, y veo con tristeza como algunos de mi generación han convertido sus sueños de cambio social en la realización de sus meras ambiciones personales, en una vida que flota en el sistema social capitalista de mierda, y en la última búsqueda de satisfacción de su vida a través del Viagra. Por mi parte quiero más… quizá sea demasiado ambicioso pero me gustaría un mundo mejor.
A mí particularmente en estas fechas, me vienen recuerdos y sueños de momentos pasados que viví intensamente, amores fáciles y difíciles, amistades perdidas con o sin razón, mi carrera como profesor dando a mis alumnos una introducción al psicoanálisis y sus aportaciones, mis muchos años de psicoanalista viendo pacientes, mis enseñanza fuera de cualquier institución en particular por la libre y que ha sido tomada por unos y despreciada por otros, son algunos de los fantasmas que me acosan en estos tiempos. Pero no puedo vivir del pasado siempre. El presente para mí es lo más importante y el mañana que no puedo preveer del todo, fundamental.
El amor, la esperanza y el vivir sin miedo, la estabilidad económica y la salud, es lo que puedo aspirar como metas en mi vida y comparto estos sueños/deseos con ustedes… les deseo felices fiestas y un próspero año nuevo.