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miércoles, 27 de julio de 2016

La psicomagia de Alejandro Jodorowsky.


Me recuerdo hace muchos años, prácticamente de niño, haber leído con asombro y hasta gusto, las fábulas pánicas que publicaba Alejandro Jodorowsky en el periódico El Heraldo a finales de los años 60's y principios de los 70's, pequeñas tiras comic dibujadas por él mismo con un cierto estilo infantil no sin talento y que mostraban historias curiosas que aludían a mensajes ambiguos sobre la realidad cambiante que vivíamos en un tiempo declinante de la modernidad y naciente al capitalismo salvaje que hoy vivimos. Eran pequeñas obras de arte con un sentido crítico hacia la vida cotidiana y así eran como las tomaban sus lectores, que no eran pocos y nunca llegaban a saber del todo que quería decir en sus relatos.
El autor de esas exitosas tiras era un artista chileno que había fundado en 1962 el movimiento pánico, junto con sus amigos Fernando Arrabal, el director de cine mexicano René Izaguirre y el genial pintor, cineasta, novelista francés Roland Topor.
A medida que fue pasando el tiempo, me enteré que los resultados artísticos de ese movimiento, eran muy dispares.  De Izaguirre no se recuerda absolutamente nada, Arrabal desapareció en la nieve al escapar de un manicomio, y Topor aún sigue asombrándonos  a pesar de su muerte, con su talento infinito, su obra más conocida fue El quimérico inquilino que fue llevada luego a la pantalla por Roman Polanski para hacer un filme extraordinario protagonizado por él mismo.
En el caso de Jodorowsky, la habilidad artística de este hombre le había llevado desde muy joven – casi adolescente - a crear productos teatrales muy celebrados, a recorrer el mundo y hacer incursiones en diversas artes y disciplinas, hasta llegar al cine con Fando y Lis (1968) basada en una obra de Fernando Arrabal y que le había generado críticas muy severas por un México conservador y lleno de prejuicios sobre temas sexuales y un miedo absurdo de las clases medias al comunismo fomentado por la Guerra Fría, era ese un país malinchista por excelencia y pigmentocrático (esas sombras aún están muy cerca en el tiempo), el que vivíamos en aquella época de finales de los años 60's. Tenía ese paisaje como eje central la omnipotencia de un presidente alevosamente asesino como lo fue Díaz Ordaz, que aún hoy recordamos como ejemplo de hasta dónde puede llegar el poder político sin limitaciones.
Se dice que varias veces se le intentó expulsar del país y si se logró o no ese objetivo tiene poca importancia, de nuestro país emigró hacia NY y después a París para adquirir la codiciada nacionalidad francesa por ahí de 1980.
No cabe la menor duda que el arte siempre ha sido y será una manera de enfrentar al mundo y transformarlo, así que el mérito de estos hombres con su movimiento pánico cuyo antecedente era el surrealismo, era mostrarnos con ironía la miseria y la desolación de los ciudadanos zombies que habitaban el siglo XX después de la 2a Guerra Mundial. Esa generación era la de gente que no tenía internet, que accedía con dificultad a los medios masivos de comunicación, que robaba libros para leerlos, pensaba que el escándalo era una alternativa a la revolución social y por tanto, buscaba a contrapelo de una censura mucho más fuerte de la que hoy existe, hacerse notar ante la sociedad en actos artísticos que fueron el preludio de los posteriores happenings y los performances, todo esto fue mucho antes de Marina Abramović y Spencer Tunick, sin duda, a estos artistas les corresponde el mérito de ser precursores y pioneros.
Jodorowsky frecuenta a quien hay que tratar, se relaciona con André Breton, Denis Hopper, Orson Wells y otros autores intelectuales no sólo del México de ese tiempo sino del mundo, conoce a quien hay que conocer y asombra al público con constantes obras teatrales dinámicas. Luego da el salto definitivo al cine y realiza El Topo (1970), estrena tres años después de Viva la muerte (1970) de Fernando Arrabal, su película La montaña sagrada (1973) patrocinada por John Lennon, que causó verdadero revuelo entre el público y la crítica, por la crudeza de sus escenas, la ambigüedad de su argumento basado en una mezcla de sus intereses espirituales orientales, Gurdieff y diversos pasajes de literatura gótica, cine gore de terror, dando como resultado un cóctel de seducción y violencia que sobre todo escandaliza a los incautos y a los no cinéfilos, también posteriormente filma Santa Sangre (1989), con una estética parecida y mismas fuentes de inspiración.
Su preparación académica fue prácticamente nula, y así era en aquellos años aún, dónde los títulos eran lo menos importante para un filósofo o un artista, sabemos que de muy joven se matriculó en filosofía y en psicología, donde solamente se conservó por dos años, quizá por la falta de paciencia o disciplina, tal vez por la ansiedad creativa que le impulsaba a otros campos, pero sobre todo por un narcisismo creciente que a lo largo de los años ha ido convirtiéndose en un cáncer que impide que se le tome verdaderamente en serio en sus afirmaciones.
Se dice que en México, provocó la ira de Emilio "el Indio" Fernández que intentó expulsarlo  a punta de balazos de un festival de cine y que se acercó a Erich Fromm y al monje japonés Ejo Takata en búsqueda de sus enseñanzas.
La influencia de su arte fue diversa e innegable en autores dispares desde Fellini hasta Marylin Manson y quizás David Lynch, convirtiéndose en una referencia en la historia teatral antes de pasar a la escritura de diversos libros que empezaron a surgir como reflexión de su propia historia y en esa época de transición antes del Facebook y el Twiteer, en la que la intimidad era salvaguardada como una moneda valiosa. Supongo también que fabricar libros o hacer comics, es una tarea más sencilla que hacer películas o montar obras de teatro, y encontró en ese ejercicio una veta para seguir cultivando su narcisismo y autopromocionarse, para finalmente llegar a la conclusión de que ésta era una buena manera de obtener recursos para su vida agitada. De hecho los temas de sus libros fueron desplazándose hacia la autobiografía -- en la que siempre destaca su origen judío - ucraniano como si fuera una genealogía de nobleza cuando en realidad es la historia de la migración de los pobres hacia América --  y finalmente recularon en libros de autoayuda (hoy tan en boga) que produjeron esa técnica sin rigor, que él nombró  Psicomagia que ya por el nombre adelantaba su dimensión fraudulenta. Se trataba de una mélage: una filosofía sin fundamentos, una terapia que usaba las cartas del tarot, el psicodrama y la catarsis, basada en sus lecturas diversas entre las que se contaba una pésima revisión y conceptualización del psicoanálisis,  que aprovechaba su experiencia teatral, artística y que mostraba como ejemplo ideal de sus logros a sí mismo y a su familia, únicos psicomagos oficiales. La psicoterapia puede convertirse en un oficio rentable, que basándose en el engaño y el poder de la transferencia atrae a los incautos y sufrientes hacia personas que sin ética ejercen diversas técnicas que van desde El grito primario, o la psicoterapia Gestalt, hasta productos pseudocientíficos como la terapia cognitivo conductual o la neurolingüística. Los terapeutas se convierten en Amos perversos que bajo la sombrilla de una parafernalia ad hoc destinada a fortalecer la sugestión, hacen creer al sufriente que tienen un  saber sobre su padecimiento y que pueden curarlo basándose en sus conocimientos y su buena voluntad. Ellos le explican invariablemente al paciente que tiene y cómo puede salir de su dolor a través de seguir su método que tiene varias etapas.
Su texto sobre Psicomagia (2004) fue publicado por una editorial tan prestigiosa como Ediciones Siruela (publicar libros siempre será a fin de cuentas, un negocio) y en su índice habla de acto poético, teatral, onírico, mágico y psicomágico, para después con un lenguaje construido para la seducción y la venta, dirigir al lector a tomar las llaves de su alma, entender la vida y mediante la imaginación llegar a efectos terapéuticos. 
Sospecho que intuyó, podría dar el salto desde ser artista a volverse chamán o curandero, explícitamente lo dice en ese texto, considerando que las enfermedades son como sueños que necesitan explicitarse (sí, efectivamente leyó Freud). También ahí dice que para que la terapia psicomágica funcione se necesita que el psicomago pase a ser consejero (pero no entendió el psicoanálisis y su esencia) y cuenta cómo, ensayó primero esta técnica con sus familiares y seres queridos. Desde la más simple mirada, todas estas premisas aparecen como prepsicoanalíticas, el libro combina una retórica coqueta con ejemplos de curaciones y ejercicios que tratan de aprovechar los rastros de una experiencia artística exitosa para construir una religión o un edificio rentable a la manera en que otros, como Ronald L. Hubbard lo hicieron, obteniendo pingües ganancias explotando a un público amplio necesitado de una dirección para su vida y en búsqueda de otro que se la indique. Es gente sufriente capaz de seguir las instrucciones más absurdas y hacer los trabajos más forzados con tal de cumplir con la palabra del líder, que como un nuevo Cristo les empuja a su supuesta liberación a través del ejercicio de sacrificios gozosos y ejercicios sadomasoquistas que en su mortificación les imponen una especie de salvación. Esa es la dinámica básica de este tipo de terapias que asumen que la penitencia es liberadora, ignorando que el síntoma es por excelencia mortificador sin que por ello se gane ninguna mejora, y al contrario, prevalezca el cuadro patológico mental.
A los usuarios de las redes sociales hace un par de días, nos sorprendió la publicación en su Twiteer de un supuesto diálogo entre él y una paciente de su método (en realidad no sabemos si es un invento más de entre toda su superchería):



Este comentario - escrito sin ortografía - despertó una serie de críticas que cayeron sobre él como arroyo. Él respondió al principio con ese aire de saber cínico que caracteriza al perverso diciendo que:



Pero el alud de ataques fue tal, que tuvo que borrar el Twitt para evitar las críticas, olvidó o no sabe, que la Red funciona de otra manera y que no olvida, sobre todo cuando tienes tantos seguidores que se vuelven testigos de tus metidas de pata o tus aciertos. Entonces la gente siguió burlándose de él a través de memes y señalando que por arte de psicomagia se había borrado su Twitt.
No fueron ideales sus respuestas siguientes porque le hicieron caer rápido y atropelladamente en la crítica feroz de la gente, de la que inútilmente trataba de defenderse cayendo más en el fondo:

Y luego:


Pasando por:




Hasta llegar a:


Me parece interesante reflexionar sobre el fenómeno, sobre todo porque ha dado lugar a diversas respuestas y artículos que hacen lecturas verdaderamente fantasiosas, ridículas de un asunto que debiera tomarse muy en serio como la psicoterapia, e incluso para ponernos más formales, el psicoanálisis, como la deplorable nota que firma una tal Beatriz de Vera en el diario El País: El psicoanálisis la teoría detrás de los disparates de Jodorowsky (26.07.16)
En primer lugar, habría que separar la obra artística de Jodorowsky (de valor discutible y que a mí personalmente no me inspira hoy nada) de su Psicomagia, ya anoté atrás, es probable que su megalomanía lo empujara a dar el paso a chamán y psicoterapeuta, sin considerar  que justamente el psicoanálisis - que él utiliza como fuente de inspiración - implica una cierta renuncia al narcisismo y la omnipotencia que realiza el analista a través del largo y doloroso trance de psiconalizarse con otro, pues el autoanálisis es imposible.
Vio en ese oficio también una manera de seguir siendo un Dios para los que lo siguen acríticamente desde hace muchos años, sin percatarse que la sociedad ha cambiado y que se ha vuelto más informada, aunque también curiosamente más conservadora (al punto que considera pornográfica una obra tan estúpida, superficial y moralina como las 50 sombras de Grey). Utilizó las redes sociales como si fuesen el periódico, el cine y la televisión para continuar promoviéndose. Una muestra de su error de juicio y su confusión, es el video donde anuncia su filme La danza de la Realidad (2013), allí se muestra desnudo ante la cámara diciéndonos que no le interesa ganar dinero con sus filmes, que lo hace para perder dinero y en nombre del arte, mentiras sostenidas por un hombre que se ve aún ambicioso, pero cansado, decadente y viejo, y que piensa que aún es un revolucionario artístico de vanguardia que puede despertar algo más que asco, piedad o lástima con su desnudo.
Pensó que vivimos en un tiempo en que se puede decir cualquier cosa, y que el escándalo aún, era un rayo que podía iluminar la pupila voyeurista de los espectadores pasivos.
No se percató que aquello que lanzas al Internet crea su propio flujo que excede la mayoría de las veces, al que tira el mensaje. Jamás pensó que la gente se pondría a revisar con más atención su discurso misógino, pseudointelectual, naturalista hipster, falto de auténticas fuentes culturales, antiriguroso, contradictorio y en el fondo sólo escandaloso sin verdadera trascendencia.
Se reveló como lo que siempre ha sido, su único fallo fue un resbalón ante millones de usuarios que finalmente lo descubrieron como un loco irresponsable, improvisado en muchos temas, impulsivo, frenético y  que había tomado el pelo a mucha gente a través de los años. Por supuesto, sus seguidores fieles, lo seguirán defendiendo por más indefendible que sea, no es fácil renunciar al amor cuando estás clavado con un Amo perverso que te dice cómo vestirte y desvestirte, cómo coger y en qué soñar. Pero creo que a medida que pase el tiempo irá cayendo en el olvido para demostrarnos, al fin y al cabo, que quien no sabe adaptarse al presente está condenado a caer en el remolino del Maelström que representa el rechazo social de esta sociedad joven que ya no tolera los excesos y el escándalo como no sea los fines de semana y en el antro.



Christopher Bollas: Mental pain

Conferencia de Christopher Bollas: Mental Pain.