Me recuerdo hace muchos años, prácticamente de niño, haber leído
con asombro y hasta gusto, las fábulas pánicas que publicaba Alejandro Jodorowsky
en el periódico El Heraldo a finales de los años 60's y principios de los 70's,
pequeñas tiras comic dibujadas por él mismo con un cierto estilo infantil no
sin talento y que mostraban historias curiosas que aludían a mensajes ambiguos
sobre la realidad cambiante que vivíamos en un tiempo declinante de la
modernidad y naciente al capitalismo salvaje que hoy vivimos. Eran pequeñas
obras de arte con un sentido crítico hacia la vida cotidiana y así eran como
las tomaban sus lectores, que no eran pocos y nunca llegaban a saber del todo
que quería decir en sus relatos.
El autor de esas exitosas tiras era un artista chileno que había
fundado en 1962 el movimiento pánico, junto con sus amigos Fernando Arrabal, el
director de cine mexicano René Izaguirre y el genial pintor, cineasta,
novelista francés Roland Topor.
A medida que fue pasando el tiempo, me enteré que los resultados
artísticos de ese movimiento, eran muy dispares. De Izaguirre no se recuerda absolutamente
nada, Arrabal desapareció en la nieve al escapar de un manicomio, y Topor aún
sigue asombrándonos a pesar de su muerte, con su talento infinito, su obra más conocida fue El
quimérico inquilino que fue llevada luego a la pantalla por Roman Polanski para
hacer un filme extraordinario protagonizado por él mismo.
En el caso de Jodorowsky, la habilidad artística de este hombre le
había llevado desde muy joven – casi adolescente - a crear productos teatrales
muy celebrados, a recorrer el mundo y hacer incursiones en diversas artes y
disciplinas, hasta llegar al cine con Fando y Lis (1968) basada en una obra de
Fernando Arrabal y que le había generado críticas muy severas por un México
conservador y lleno de prejuicios sobre temas sexuales y un miedo absurdo de
las clases medias al comunismo fomentado por la Guerra Fría, era ese un país malinchista por excelencia y
pigmentocrático (esas sombras aún están muy cerca en el tiempo), el que
vivíamos en aquella época de finales de los años 60's. Tenía ese paisaje como
eje central la omnipotencia de un presidente alevosamente asesino como lo fue
Díaz Ordaz, que aún hoy recordamos como ejemplo de hasta dónde puede llegar el
poder político sin limitaciones.
Se dice que varias veces se le intentó expulsar del país y si se
logró o no ese objetivo tiene poca importancia, de nuestro país emigró hacia NY
y después a París para adquirir la codiciada nacionalidad francesa por ahí de
1980.
No cabe la menor duda que el arte siempre ha sido y será una
manera de enfrentar al mundo y transformarlo, así que el mérito de estos
hombres con su movimiento pánico cuyo antecedente era el surrealismo, era
mostrarnos con ironía la miseria y la desolación de los ciudadanos zombies que
habitaban el siglo XX después de la 2a Guerra Mundial. Esa generación era la de
gente que no tenía internet, que accedía con dificultad a los medios masivos de
comunicación, que robaba libros para leerlos, pensaba que el escándalo era una
alternativa a la revolución social y por tanto, buscaba a contrapelo de una
censura mucho más fuerte de la que hoy existe, hacerse notar ante la sociedad
en actos artísticos que fueron el preludio de los posteriores happenings y los
performances, todo esto fue mucho antes de Marina Abramović y Spencer Tunick,
sin duda, a estos artistas les corresponde el mérito de ser precursores y
pioneros.
Jodorowsky frecuenta a quien hay que tratar, se relaciona con
André Breton, Denis Hopper, Orson Wells y otros autores intelectuales no sólo del México de ese tiempo sino del
mundo, conoce a quien hay que conocer y asombra al público con constantes obras
teatrales dinámicas. Luego da el salto definitivo al cine y realiza El Topo (1970),
estrena tres años después de Viva la muerte (1970) de Fernando Arrabal, su
película La montaña sagrada (1973) patrocinada por John Lennon, que causó
verdadero revuelo entre el público y la crítica, por la crudeza de sus escenas,
la ambigüedad de su argumento basado en una mezcla de sus intereses
espirituales orientales, Gurdieff y diversos pasajes de
literatura gótica, cine gore de terror, dando como resultado un cóctel de
seducción y violencia que sobre todo escandaliza a los incautos y a los no
cinéfilos, también posteriormente filma Santa Sangre (1989), con una estética parecida y mismas fuentes de inspiración.
Su preparación académica fue prácticamente nula, y así era en
aquellos años aún, dónde los títulos eran lo menos importante para un filósofo
o un artista, sabemos que de muy joven se matriculó en filosofía y en
psicología, donde solamente se conservó por dos años, quizá por la falta de
paciencia o disciplina, tal vez por la ansiedad creativa que le impulsaba a
otros campos, pero sobre todo por un narcisismo creciente que a lo largo de los
años ha ido convirtiéndose en un cáncer que impide que se le tome
verdaderamente en serio en sus afirmaciones.
Se dice que en México, provocó la ira de Emilio "el
Indio" Fernández que intentó expulsarlo a punta de balazos de un festival de cine y que se
acercó a Erich Fromm y al monje japonés Ejo Takata en búsqueda de sus
enseñanzas.
La influencia de su arte fue diversa e innegable en autores
dispares desde Fellini hasta Marylin Manson y quizás David Lynch,
convirtiéndose en una referencia en la historia teatral antes de pasar a la
escritura de diversos libros que empezaron a surgir como reflexión de su propia
historia y en esa época de transición antes del Facebook y el Twiteer, en la
que la intimidad era salvaguardada como una moneda valiosa. Supongo también que
fabricar libros o hacer comics, es una tarea más sencilla que hacer películas o
montar obras de teatro, y encontró en ese ejercicio una veta para seguir
cultivando su narcisismo y autopromocionarse, para finalmente llegar a la
conclusión de que ésta era una buena manera de obtener recursos para su vida
agitada. De hecho los temas de sus libros fueron desplazándose hacia la
autobiografía -- en la que siempre destaca su origen judío - ucraniano como si
fuera una genealogía de nobleza cuando en realidad es la historia de la
migración de los pobres hacia América --
y finalmente recularon en libros de autoayuda (hoy tan en boga) que
produjeron esa técnica sin rigor, que él nombró
Psicomagia que ya por el nombre adelantaba su dimensión fraudulenta. Se
trataba de una mélage: una filosofía sin fundamentos, una terapia que usaba las
cartas del tarot, el psicodrama y la catarsis, basada en sus lecturas diversas
entre las que se contaba una pésima revisión y conceptualización del psicoanálisis, que aprovechaba su experiencia
teatral, artística y que mostraba como ejemplo ideal de sus logros a sí mismo y
a su familia, únicos psicomagos oficiales. La psicoterapia puede convertirse en un oficio rentable, que
basándose en el engaño y el poder de la transferencia atrae a los incautos y
sufrientes hacia personas que sin ética ejercen diversas técnicas que van desde
El grito primario, o la psicoterapia Gestalt, hasta productos pseudocientíficos
como la terapia cognitivo conductual o la neurolingüística. Los terapeutas se convierten en Amos
perversos que bajo la sombrilla de una parafernalia ad hoc destinada a
fortalecer la sugestión, hacen creer al sufriente que tienen un saber sobre su padecimiento y que pueden
curarlo basándose en sus conocimientos y su buena voluntad. Ellos le explican
invariablemente al paciente que tiene y cómo puede salir de su dolor a través
de seguir su método que tiene varias etapas.
Su texto sobre Psicomagia (2004) fue publicado por una editorial
tan prestigiosa como Ediciones Siruela (publicar libros siempre será a fin de cuentas, un negocio) y en su índice habla de acto poético,
teatral, onírico, mágico y psicomágico, para después con un lenguaje construido
para la seducción y la venta, dirigir al lector a tomar las llaves de su alma,
entender la vida y mediante la imaginación llegar a efectos terapéuticos.
Sospecho que intuyó, podría dar el salto desde ser artista a volverse chamán o
curandero, explícitamente lo dice en ese texto, considerando que las
enfermedades son como sueños que necesitan explicitarse (sí, efectivamente leyó Freud). También ahí dice que
para que la terapia psicomágica funcione se necesita que el psicomago pase a
ser consejero (pero no entendió el psicoanálisis y su esencia) y cuenta cómo, ensayó primero esta técnica con sus familiares y
seres queridos. Desde la más simple mirada, todas estas premisas aparecen como
prepsicoanalíticas, el libro combina una retórica coqueta con ejemplos de
curaciones y ejercicios que tratan de aprovechar los rastros de una experiencia
artística exitosa para construir una religión o un edificio rentable a la
manera en que otros, como Ronald L. Hubbard lo hicieron, obteniendo
pingües ganancias explotando a un público amplio necesitado de una dirección
para su vida y en búsqueda de otro que se la indique. Es gente sufriente capaz
de seguir las instrucciones más absurdas y hacer los trabajos más forzados con
tal de cumplir con la palabra del líder, que como un nuevo Cristo les empuja a
su supuesta liberación a través del ejercicio de sacrificios gozosos y
ejercicios sadomasoquistas que en su mortificación les imponen una especie de
salvación. Esa es la dinámica básica de este tipo de terapias que asumen que la
penitencia es liberadora, ignorando que el síntoma es por excelencia
mortificador sin que por ello se gane ninguna mejora, y al contrario,
prevalezca el cuadro patológico mental.
A los usuarios de las redes sociales hace un par de días, nos
sorprendió la publicación en su Twiteer de un supuesto diálogo entre él y una
paciente de su método (en realidad no sabemos si es un invento más de entre
toda su superchería):
Este comentario - escrito sin ortografía - despertó una serie de críticas que cayeron sobre
él como arroyo. Él respondió al principio con ese aire de saber cínico que
caracteriza al perverso diciendo que:
Pero el alud de ataques fue tal, que tuvo que borrar el Twitt para
evitar las críticas, olvidó o no sabe, que la Red funciona de otra manera y que
no olvida, sobre todo cuando tienes tantos seguidores que se vuelven testigos
de tus metidas de pata o tus aciertos. Entonces la gente siguió burlándose de él a través de memes y señalando que por arte de psicomagia se había borrado su Twitt.
No fueron ideales sus respuestas siguientes porque le hicieron
caer rápido y atropelladamente en la crítica feroz de la gente, de la que inútilmente trataba de defenderse cayendo más en el fondo:
Y luego:
Pasando por:
Hasta llegar a:
Me parece interesante reflexionar sobre el fenómeno, sobre todo
porque ha dado lugar a diversas respuestas y artículos que hacen lecturas
verdaderamente fantasiosas, ridículas de un asunto que debiera tomarse muy en
serio como la psicoterapia, e incluso para ponernos más formales, el psicoanálisis, como la deplorable nota que firma una tal
Beatriz de Vera en el diario El País: El psicoanálisis la teoría detrás de los disparates de Jodorowsky (26.07.16)
En primer lugar, habría que separar la obra artística de
Jodorowsky (de valor discutible y que a mí personalmente no me inspira hoy
nada) de su Psicomagia, ya anoté atrás, es probable que su megalomanía lo
empujara a dar el paso a chamán y psicoterapeuta, sin considerar que justamente el psicoanálisis - que él utiliza como fuente de inspiración - implica una
cierta renuncia al narcisismo y la omnipotencia que realiza el analista a
través del largo y doloroso trance de psiconalizarse con otro, pues el
autoanálisis es imposible.
Vio en ese oficio también una manera de seguir siendo un Dios para
los que lo siguen acríticamente desde hace muchos años, sin percatarse que la
sociedad ha cambiado y que se ha vuelto más informada, aunque también
curiosamente más conservadora (al punto que considera pornográfica una obra tan
estúpida, superficial y moralina como las 50 sombras de Grey). Utilizó las
redes sociales como si fuesen el periódico, el cine y la televisión para
continuar promoviéndose. Una muestra de su error de juicio y su confusión, es
el video donde anuncia su filme La danza de la Realidad (2013), allí se
muestra desnudo ante la cámara diciéndonos que no le interesa ganar dinero con
sus filmes, que lo hace para perder dinero y en nombre del arte, mentiras
sostenidas por un hombre que se ve aún ambicioso, pero cansado, decadente y
viejo, y que piensa que aún es un revolucionario artístico de vanguardia que
puede despertar algo más que asco, piedad o lástima con su desnudo.
Pensó que vivimos en un tiempo en que se puede decir cualquier
cosa, y que el escándalo aún, era un rayo que podía iluminar la pupila
voyeurista de los espectadores pasivos.
No se percató que aquello que lanzas al Internet crea su propio
flujo que excede la mayoría de las veces, al que tira el mensaje. Jamás pensó
que la gente se pondría a revisar con más atención su discurso misógino,
pseudointelectual, naturalista hipster, falto de auténticas fuentes culturales,
antiriguroso, contradictorio y en el fondo sólo escandaloso sin verdadera
trascendencia.
Se reveló como lo que siempre ha sido, su único fallo fue un resbalón ante millones de usuarios que finalmente lo descubrieron como un loco
irresponsable, improvisado en muchos temas, impulsivo, frenético y que había tomado el pelo a mucha gente a través de los años. Por
supuesto, sus seguidores fieles, lo seguirán defendiendo por más indefendible
que sea, no es fácil renunciar al amor cuando estás clavado con un Amo perverso
que te dice cómo vestirte y desvestirte, cómo coger y en qué soñar. Pero creo
que a medida que pase el tiempo irá cayendo en el olvido para demostrarnos, al
fin y al cabo, que quien no sabe adaptarse al presente está condenado a caer en
el remolino del Maelström que representa el rechazo social de esta sociedad joven
que ya no tolera los excesos y el escándalo como no sea los fines de semana y
en el antro.