Llevo años tratando de redactar a la primera. Decir exactamente lo que pienso sin que haya ninguna distancia entre mi cabeza y los dedos que pisan las teclas. Creo que por eso no me acostumbré nunca a la máquina de escribir Remington, pues lo que veía en el papel nunca me acabó de gustar.
Algo en mis neuronas hace que se atropellen las ideas con las palabras. Que diga las cosas a medias, que falte una preposición o un adjetivo siempre. Un colega amigo mío que estimo bastante y también admiro, me dice que yo escribo demasiado coloquial, que debería someter mis escritos a una revisión más profunda.
Desgraciadamente, las letras siempre acaban yéndose como expulsadas de mi cabeza, tropezándose solas al salir. La ansiedad propia del Bloggero, hace que apenas se me ocurre algo lo suelte, eso me hace cometer errores que noto hasta ver el texto publicado en la Red. Afortunadamente uno puede variar o cambiar lo dicho, corregirlo e incluso borrarlo, si es que no le viene a uno en gana sostener lo escrito. Es la ventaja... el estatuto flexible del medio... eso que tanto desconcierta a ciertos académicos curtidos en vinagre, acostumbrados al papel arrugado y la patente de sus ideas, en busca de las migajas económicas de las instituciones (¿Pueden creer que en los tiempos del Internet, todavía se premia en las universidades mexicanas a los profesores por hacer antologías?)
Alguna vez le escuché a Philiphe Julien en una conferencia contestar a una pregunta de alguien que citaba sus palabras: NO me reconozco y sellar con eso la intervención. Entonces me sorprendió y hasta me enojé, hoy le doy toda la razón (debiera valer arrepentirse de lo dicho), por eso me tomo la libertad de corregir un poco en este espacio... excusez - moi.
Algo en mis neuronas hace que se atropellen las ideas con las palabras. Que diga las cosas a medias, que falte una preposición o un adjetivo siempre. Un colega amigo mío que estimo bastante y también admiro, me dice que yo escribo demasiado coloquial, que debería someter mis escritos a una revisión más profunda.
Desgraciadamente, las letras siempre acaban yéndose como expulsadas de mi cabeza, tropezándose solas al salir. La ansiedad propia del Bloggero, hace que apenas se me ocurre algo lo suelte, eso me hace cometer errores que noto hasta ver el texto publicado en la Red. Afortunadamente uno puede variar o cambiar lo dicho, corregirlo e incluso borrarlo, si es que no le viene a uno en gana sostener lo escrito. Es la ventaja... el estatuto flexible del medio... eso que tanto desconcierta a ciertos académicos curtidos en vinagre, acostumbrados al papel arrugado y la patente de sus ideas, en busca de las migajas económicas de las instituciones (¿Pueden creer que en los tiempos del Internet, todavía se premia en las universidades mexicanas a los profesores por hacer antologías?)
Alguna vez le escuché a Philiphe Julien en una conferencia contestar a una pregunta de alguien que citaba sus palabras: NO me reconozco y sellar con eso la intervención. Entonces me sorprendió y hasta me enojé, hoy le doy toda la razón (debiera valer arrepentirse de lo dicho), por eso me tomo la libertad de corregir un poco en este espacio... excusez - moi.
1 comentario:
Sus comentarios en el blog presentifican la falta, la falla en el saber, de ahí el "esto podría haber sido en su lugar... ahora hubiera escrito esto otro, etc". Entiendo que tienen aún más valía estos comentarios que escribe para el blog casi a diario y que, como dice usted, a veces salen de forma atropellada, que tal vez los más institucionales, si puede decirse así. Pero estos, los que aparecen en el blog, señalan, como decía, la falta en ser, y usted no se abruma porque algo de la verdad surge de su discurso. Todo lo contrario de esos analistas que llevan la supuesta aureola estúpida del saber y de quienes muchas veces nos preguntamos ¿pero verdaderamente ustedes se analizaron? Siga usted trabándose y permitiendonos a los demás disfrutar con sus entradas en el blog.
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