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miércoles, 10 de octubre de 2018

Cuatro tipos de amor


En lenguaje moderno, la palabra amor engloba una diversidad de sentimientos y emociones. Los griegos de la era clásica, sin embargo, eran más precisos. Tenían por lo menos cuatro términos para describir distintos aspectos del amor: storgē, philía, éros y agápē. 

Storgē todavía se emplea en el griego actual y más o menos corresponde a nuestro vocablo afecto,particularmente el que existe en el seno de una familia. También se puede emplear en el sentido de soportar oaguantar; como sabemos la mayoría, ese era el amor que abrigábamos por nuestros hermanitos cuando éramos chicos. Es un amor que se nutre de la tolerancia y el conocimiento. 

Philía también sigue usándose en griego moderno. En el griego clásico describía un amor virtuoso, desapasionado, que inspira lealtad. Actualmente equivale a amistad.

Éros, por contraste, sí representaba un amor apasionado, más intenso y profundo que la simple philía. Es el amor que se da en un matrimonio saludable o en una amistad muy estrecha. Sócrates sostuvo un famoso debate sobre el éros con sus alumnos, el cual quedó luego relatado en El banquete o El simposio de Platón. El mismo Platón refinó la idea expresando que no se trataba tanto de amor por una persona, sino de amor por la belleza de una persona. De ahí derivó la idea de una relación platónica, que es una relación sentimental sin connotación sexual.En la Biblia griega o Septuaginta —traducción del Antiguo Testamento que se terminó de hacer antes del nacimiento de Cristo— se recurrió con frecuencia el verbo agápao para describir diversos tipos de amor, que abarcaban desde la piedad divina hasta la pasión erótica. 

Fue precisamente en esa obra en la que el sustantivo agápē, el cuarto término empleado para expresar el concepto de amor, hizo su aparición en la literatura griega como figurativo del género más profundo de amor. Asoma con bastante regularidad en el Cantar de los cantares, ese sublime diálogo entre dos amantes atribuido al rey Salomón y que muchos exégetas bíblicos consideran evocativo de la relación entre Dios y los creyentes. También implica el gusto de dar sin esperar o recibir a cambio, dar, simplemente por el gusto de dar. Los autores del Nuevo Testamento fueron más lejos y emplearon agápē para encarnar los más altos ideales del amor. Un ejemplo de ello es el capítulo 13 de la Primera epístola de Pablo a los corintios. El término agápē aparece 250 veces en el Nuevo Testamento, incluida la famosa declaración de Juan el Apóstol, ho Theos agape estin: Dios es agape.

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