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sábado, 12 de mayo de 2012

Peña Nieto en la Universidad Iberoamericana.



El día 11 de mayo de 2012 fue uno difícil para el candidato del PRI a la presidencia. Inició con una entrevista incómoda a la que había rehuido su equipo y en la que se presentó ante la radio de MVS, para ser interrogado por Carmen Aristegui. La entrevista, sin embargo, transcurrió de manera tranquila… la periodista se hallaba visiblemente nerviosa y había dejado caer el café sobre los papeles antes de iniciar la ronda de preguntas. Aristegui trató de confrontarlo con algunas afirmaciones hechas antes por Obrador, en un ejercicio inútil, que remitía a las acusaciones mutuas y a las descalificaciones, a la recíproca denuncia por el exceso de gastos en campaña, que en la medida de sus posibilidades han hecho los dos. 
AMLO hacía 24 horas había afirmado que si se le comprobaba que había gastado más de lo que él afirmaba en su campaña, él declinaría a su candidatura a la presidencia. EPN ante la pregunta de qué opinaba él de esto, dijo que era algo que nadie le pedía como obligación y que simplemente él ofrecía los datos obtenidos por su equipo del exceso de gastos, afirmación por otra parte curiosa, porque ante las acusaciones de la excesiva publicidad de su partido, parte de su equipo ha respondido en otras ocasiones que ellos sí están gastando lo que tienen asignado y el PRD no, pues quizá está guardando presupuesto para después de las elecciones protestar por la derrota (¿?). Pero EPN se oía en términos generales coherente, afirmativo, apurado por salir de ahí, pero sin miedo a demostrar que no es sólo un maniquí cómo se le ha pintado en algunos medios. Incluso ante las preguntas precisas del apoyo que recibía de Televisa y sus estrellas, contestó que nunca había tenido una relación especial y que su equipo de campaña había planteado una estrategia que no le comprometía en nada en particular con los medios, incluso él estaría a favor de promover la competencia, y si fuese necesario, el abrir el espacio a otra cadena de televisión. 
Ante otra pregunta particular, incisiva, sobre si estaría dispuesto a permitir que tanto Azcárraga como Salinas Pliego operaran como socios en IUSACELL y como competencia en los medios televisivos, acaparando el mercado de telefonía, EPN insistió en que su posición es que haya competencia entre las empresas y que el consumidor reciba los mejores servicios, que en ese caso en particular, no poseía los datos y que sería irresponsable dar una opinión sin saber a fondo de qué se trataba el caso. 
En una interrogante más, que le hizo CA, en la que le increpaba sobre su relación con Arturo Montiel a quien había dedicado su tesis de licenciatura (“por su ejemplo de tenacidad y trabajo”), cuando hoy el mencionado está acusado de peculado y de una gestión deshonesta, salió airoso y elegantemente respondió que nadie estaba por encima de la ley, que desde luego si se había cometido algún delito tendría que ser perseguido, pero que lo que no podría ser justo es acusar y juzgar a alguien sin que hubiese pruebas suficientes para ello. Al final, la Aristegui se encontraba cansada y supongo hasta desilusionada. EPN no se había desmoronado ante su auditorio y a pesar de los cuestionamientos, el enfrentamiento con las grabaciones de las afirmaciones de AMLO… se había mantenido con dignidad y hasta soltura ante una periodista que se ha caracterizado por favorecer la crítica al PRI y exponer las incongruencias, abusos, mentiras de los señores del poder, con el plus de que abiertamente ha mostrado ser más elástica y hasta complaciente con el señor López Obrador. EPN había cumplido con el compromiso y se retiraba con la frente en alto, contento de ir a la UIA a encontrarse con la juventud burguesa de esa universidad, dónde esperaba poder sentirse acomodado. 
De hecho, parte de su equipo, incluyendo al líder del PRI Pedro Joaquín Coldwell han egresado de esa escuela y con orgullo lo exhiben. Es probable que ellos hayan organizado esa visita, muy planeada, y que requirió de la autorización por parte del rectorado de la Ibero no sólo de la revisión obsesiva de la seguridad, como si se tratase del Dalai Lama o el presidente, sino la aceptación de que pudiesen entrar al auditorio los acarreados que arrastra su comitiva, de tal manera que éstos llegaron e intentaron tomar el auditorio para evitar protestas y fingir muestras de apoyo incondicional. 
Lo inevitable sucedió a pesar de todo, porque la granizada fue - en retrospectiva - comprensible de esperar. Se preveía de estos jóvenes de clase privilegiada, celulares Iphone y jeans de marca, que fuesen más empáticos a su causa, más afables a su personalidad arrollante, la brillantina de su corte de pelo, su sastre negro de corte italiano y ese discurso cuidado de palabras cultivadas en un club de Toastmaster. Todos éstos signos representan el éxito de un hombre que ha pasado por todas las reglas del stablishmen. Normas a las que tarde o temprano habrán de someterse la mayor parte de esos jóvenes acomodados que son hijos de empresarios, profesionales triunfantes. ¡Políticos! y celebridades del mundo artístico o cultural. 
No son chicos de la FES Aragón o Cuautitlán, jóvenes que con trabajos siguen sus estudios como una forma de superación social y que en muchas ocasiones son los primeros en su familia en poder instruirse en una carrera profesional, sino muchachos que no tienen problemas de alimentación (si son vegetarianos es por elección, no porque estén condenados a la tortilla, frijoles y arroz; más  bien son amantes del sushi y bebedores de agua Evian), ni dificultades para seguir sus estudios, o existe en ellos la más mínima preocupación por perder una beca u obtener algún apoyo para proseguir sus estudios, es más... la mayoría disfruta de TV por cable o satelital y no están atentos a la promesa de EPN de regalar computadoras a los estudiantes. Muchos salen del país durante o antes de sus estudios como parte de su formación cultural obligada. 
Sin embargo, estos jóvenes dieron una lección a la clase política priísta que se frota las manos ante la perspectiva de volver al poder y que espera que los artilugios de la maquinaria que han usado desde 1929 a la fecha (excepto por el breve y extraño período de Lázaro Cárdenas), sigan funcionando en un pueblo que han mantenido en la pobreza y la ignorancia con el único propósito de aprovecharse de los recursos de este país y sus habitantes. El populismo y la demagogia, las promesas y las limosnas, el soborno y la corrupción, la delincuencia electoral, el sindicalismo coorporativo, el clientelismo electoral, las amenazas, la planeación política en cohecho con los empresarios, la obediencia a los intereses de los EUA, han sido los instrumentos que han mantenido sumido al mexicano en su desgracia y sin hálito para levantarse en protesta. 
No voy a hacer la crónica pormenorizada que no hicieron los periódicos y los noticieros confabulados en mostrar una imagen sin fractura del candidato del PRI. Los medios electrónicos, la revista Proceso, las redes sociales y los mismos muchachos se han encargado de evidenciar a un político descompuesto, atemorizado, temblando de miedo, buscando cómo salir de prisa, sin convertirse en objeto de un linchamiento. Lo oyeron, respondió… pero en la ronda de preguntas, los jóvenes no dejaron de reclamarle, en ningún momento, por los muertos de San Salvador Atenco, las vejaciones y violaciones contra una veintena de mujeres ocurridas en aquella represión policiaca, también su alianza política con Carlos Salinas de Gortari o la corrupción en el Estado de México. No esperaba que los chic@s no estuvieran identificados con él (una figura triunfante), la sorpresa fue mayúscula y las consecuencias de este incidente aún no son comprendidas por su equipo de coaching, ni por los analistas políticos. No pensó jamás que cuando él dijese, ante los gritos que le hacían responsable de la matanza de Atenco: “Asumo mi responsabilidad” o también señalase: “mis acciones fueron validadas por la Suprema Corte de Justicia”, los muchachos se encabronaran más. 
Es probable que esperara algo de aprecio por su valentía, simpatía por asumir las consecuencias de sus actos (así le deben haber enseñado que sucede, en la Facultad de Derecho) y que el nombre de la SCJN frenara las críticas puesto que es ella, la máxima institución en la impartición de justicia. Pero los muchachos, no creen ya en esos actos de honestidad y bravura, de una palabra que desemboca en crímenes y de una institución de justicia que ha perdido con los años respeto, al no saberse desenvolver como un poder independiente de los intereses del legislativo y ejecutivo, la ética pequeño burguesa y el seguimiento de leyes enmohecidas, cuando no los intereses económicos. No creen ya en la corrupción de sus papaítos y de los altos jefes. No soportan la fachada que éstos les han ofrecido de un estado seguro y preocupado por los intereses del pueblo, que se mueve como un barco en un mar tranquilo de libertad y democracia bicentenaria.
Quizá mañana ellos estén en esos papeles que ahora critican. Ojalá que no, porque ellos nos dieron algo que no esperábamos: orgullo por los jóvenes y vergüenza por lo que hemos hecho, nosotros los viejos. Hoy, dijeron NO al mundo perdido, monstruoso y vacío de sus tatas. Se lanzaron como los hijos de la Horda Primitiva lo hicieron sobre el padre primordial, hacia el copetudo. No aceptaron los 250 pesos que sus achichincles habían ofrecido por no hacer preguntas incómodas (...además de que no necesitan ese dinero ¡Qué ingenuidad de los asesores!), ni los copetitos simpáticos que éstos querían repartir entre el público. No lo mataron, ni devoraron su carne, no lo atacaron físicamente, pese al temor de su guardia personal cuasi presidencial, cuando mucho lo persiguieron con sus Blackberries y Sony's para documentar su escape. Simplemente manifestaron su descontento escupiéndole palabras (“¡Asesino! ¡Fuera! ¡Todos somos Atenco!”), su revolución siempre ha tenido como principal terreno el Facebook, pero su hartazgo ante la simulación y la hipocresía de las generaciones que les preceden es manifiesto. Desesperado, blanco como papel, evitó la entrevista de radio que le iban a hacer en la Ibero, en su lugar, Pedro Joaquín Coldwell fue a los micrófonos a acusar a los jóvenes de intolerantes, y a decir que la juventud de la Ibero está envenenada (Luego declaró que es posible que EPN no vaya a más universidades). Los locutores, lo interrogaron con tranquilidad y haciendo patentes al público su incongruencia ante los hechos y su falta de comprensión de la verdadera libertad de expresión, le dijeron que los tiempos han cambiado. 
EPN, simplemente - previo paso de esconderse en el baño y si no hubiera sido jalado por uno de sus ayudantes habría sido el baño de mujeres - buscó desesperadamente cómo salir. Huyó como un hijo de político escoltado por sus guardaespaldas, esperando que los medios de propaganda hagan luego su trabajo y digan: salió airoso y dió la cara, enfrentó a un puñado de extraños a la comunidad universitaria. Pero quizá este México ya no está para tantas mentiras como lo estuvo aquél país en el que creció el niño Enrique.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que bien lo que dice lastima que todavía hay mucha gente que solo ve la televisión y es lo que creen , hay mucha ignorancia en el pueblo y son felices con despensas y computadoras que es lo que estan regalando en el estado de México y también con vales a los adulto mayores que triste y que rabia me da. Por esa gente que quiere seguir con lo mismo.

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Conferencia de Christopher Bollas: Mental Pain.