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miércoles, 16 de enero de 2013

Jean Bertrand Pontalis (1924 - 2013).



Nacido en París, el 15 de enero 1924, Jean-Bertrand Lefèvre-Pontalis, apodado "Jibé", murió en París, este martes, 15 de enero. Surgido de la gran burguesía, fue nieto del senador Antonin Lefèvre-Pontalis y sobrino del industrial Louis Renault, aunque no le gustaba que se le recordara esa genealogía, que no acostumbraba mencionar en sus recuentos autobiográficos.
Desde su niñez, mantendrá una relación  difícil con su hermano que relata en un cuento corto (Hermano del anterior 2006, Gallimard, Premio Médicis de ensayo): "Aunque él murió algunos años después de que yo había nacido, todavía me pregunto si me odiaba o me amaba. Yo no quise realizar un simple relato de esta relación, así que elegí desarrollar una serie de juegos de espejos, para describir algo que es común a parejas de hermanos, reales o de ficción, como es el caso de Marcel y Robert Proust, , Vincent y Theo Van Gogh , los hermanos Champollion. O los Goncourt, dónde a la  muerte de su hermano cadete, Jules, el sobreviviente, recibe el apodo de "viuda", es aquí también que el término "pareja" cobra toda su fuerza.
Pontalis pertenecía a la tercera generación psicoanalítica francesa, junto a Wladimir Granoff, Serge Leclaire y Jean Laplanche, fue uno de los más brillantes representantes de ese grupo. De gran encanto, chispeante inteligencia, se encontraba dotado de  talento literario y una sorprendente capacidad de imitación. Desarrolló una carrera de mucho éxito, nunca separado de la casa Gallimard. Fue autor, editor, director de colecciones y miembro del consejo editorial. En 2011, recibió el Gran Premio de la Academia Francesa por el conjunto de su obra, que consta de veinte ensayos y novelas, docenas de artículos.
Como resultado de la Segunda Guerra Mundial se comprometió fuertemente con la izquierda y fue así como escogió el apodo de “Jibé”, luego hizo el grado de filosofía y trabajó como profesor. A raíz de la enseñanza de Maurice Merleau - Ponty, se interesó en la fenomenología y en 1945 publicó notas de su seminario, en la revista de Jean-Paul Sartre, Los Tiempos Modernos. Una década más tarde, se convirtió en el portavoz oficial del psicoanálisis en esa revista. Estuvo cerca de Daniel Lagache así como de Jacques Lacan, con quien hizo su análisis didáctico en su Sociedad Francesa de Psicoanálisis (SFP). Admiraba la obra de Lacan, pero se negó a verlo como un "gran maestro", y en un Boletín de Psicología hizo la transcripción, el resumen de varios de sus seminarios, en términos que ofrecen una de las principales fuentes para los investigadores.
En el momento de la ruptura entre Sartre y Merleau-Ponty, no deja la revista y en 1962  entra al consejo editorial. En 1960, se firma el Manifiesto de los 121 a favor del derecho a la insubordinación, relacionado con la guerra de Argelia, y dos años más tarde, decidió, como muchos de sus amigos, no seguir a Lacan en su división de movimiento psicoanalítico francés. Así, se convierte en 1964, junto a otros, en un importante miembro de la Asociación Psicoanalítica de Francia, de la cual nunca se iría. Junto a Laplanche, escribe el Vocabulario del psicoanálisis (PUF, 1967), que se traducirá en veinticinco idiomas y cuyo valor es innegable, incluso si el trabajo no fue actualizado.
En 1966, usa de nuevo su iniciativa e independencia, y crea la colección psicoanalítica más prestigiosa en Gallimard dentro de la escena francesa: "El conocimiento de lo inconsciente." No se reducirá  a la aparición de textos clásicos, y después de publicar las correspondencias de de Freud, se dedicará a publicar obras de grandes analistas como Donald Woods Winnicott y R. Masud Khan, también La fortaleza vacía de Bruno Bettelheim.

"Una función: no ser"
Tres años más tarde, en medio de un ambiente hostil hacia el psicoanálisis y el estructuralismo, Sartre se decide a publicar en Los Tiempos Modernos un extraño manuscrito anónimo, en el que un paciente hace manifiesto su descontento, tratando de imponer a su analista la presencia de una grabadora. En su comentario, dice que no es un "falso amigo" del psicoanálisis, y sostiene que este texto refleja la emergencia del sujeto contra una práctica sumida en la ortodoxia. Pontalis percibe este artículo como una agresión al psicoanálisis y decide dejar la revista. Después de la muerte de Sartre, en su colección se publicará el magnífico “Escenario Freud”, acompañado de un comentario en el que explica que Sartre se hizo a sí mismo una imagen propia de Freud.
En 1970, funda la Nueva Revista de Psicoanálisis, que detendrá su publicación en 1994, a falta de que pueda nombrar un sucesor. En las cincuenta entregas de esta revista, que fue la mejor de todo el campo psicoanalítico francés, se encuentra la voluntad de combinar el psicoanálisis con la literatura, el arte y todas las disciplinas de la ciencia humana, sin apartarse de lo que parecía como primer requisito de cualquier trabajo publicado: encontrar textos sensibles que reconocieran la huella del inconsciente y aportaran luz, aún sin dejar de lado, posibles lealtades a un maestro o un sistema de pensamiento.
Con este mimo espíritu, creó en 1989, siempre en Gallimard, una refinada colección, "Lo uno y lo otro", dedicada a la exposición de "vidas, pero tal como la memoria las inventa": "El psicoanalista no es un ser, no es un ejemplo de identidad, se trata de una función”, dijo en 2010. "Yo espero que cuando estoy con  mi familia, no estoy todo el tiempo bombardeándolos con interpretaciones más o menos salvajes. Y cuando estoy en mi oficina, yo no estoy siempre en el papel de psicoanalista. Cuando empezaba a ser analista, me preguntaba qué me autorizaba a serlo, con qué derecho lo hacía. A menudo digo que ser analista es una impostura, y si he conseguido ser analista no es porque haya tenido prisa de serlo. "
Pontalis siempre había dicho que no le gustaba completamente la vida académica ni la dedicada a los archivos. Quemó gran cantidad de papeles y cartas, pero mantuvo todo tipo de fotografías pegadas en álbumes o dispersadas en los libros de su biblioteca. Es por lo que tenía en su corazón, que compuso muchas historias cortas en las que el tiempo no tiene cabida.
Encontramos la esencia de su espíritu en un hermoso ensayo: Antes. Publicado en 2012: "Era mejor antes" , nos dice en un rompecabezas que recuerda a Georges Perec, del cual fue el segundo analista entre 1971 y 1975. Era mejor "cuando la palabra revolución tenía alguna esperanza", "cuando Lacan (...) todavía no había fabricado lacanianos", o "cuando Sartre no era famoso" y "cuando íbamos a bailar caliente a la calle Blomiet". No hay nada mejor que decir, en el caso de este psicoanalista que, al final de su vida, se concentró en pensar el pasado y reflexionó que en la cura, "el silencio es la condición de la palabra".

Elizabeth Roudinesco.


Trad: Julio Ortega.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Breve e ilustrativa aportación Dr Julio, Siempre sorprendiendo con sus interesantes aportaciones, en este caso sobre este gran psicoanalísta.

Anónimo dijo...

Cómo analista admiro la postura que ha tenido Pontalis al no endiosar ni a los padres del psicoanálisis ni al psicoanálisis mismo. Anónimo

Vicent Llémena i Jambet dijo...

La verdad es que siempre hay un punto donde una idea, un sentimiento, un acto, un ente tiene su mejor lugar, luego se hace viejo, se hace decrépito y muere, espero que siempre haya, como yo por ejemplo, gente que con su hermano hayamos tenido el lugar de padre, para así nuevamente, los padres eternos volver a plantear el lugar de la palabra, lo hacemos por nuestros hijos, por nuestros hermanos, los hombres, y con toda la fiel modestia de que somos capaces.

Un abrazo a México desde València

Vicent

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