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lunes, 10 de junio de 2013

El silencio (1963) de Ingmar Bergman.






¿Para qué buscar el ruido cuando reina el silencio?

Yasujirō Ozu

Para Gloria Benedito.

Recuerdo que tenía unos 14 o 15 años cuando empecé a asistir al Cineclub de la UNAM en la Casa del Lago en Chapultepec. Había que entrar al bosque cerca de las 7 pm, que empezaba la función, para luego salir a eso de las 9 pm y caminar hasta la salida única de este parque, todo alumbrado por las farolas que rodeaban el lago, que invitaban a la reflexión tras la exhibición del proyector de 16 mm que funcionaba en la sala improvisada.
Acostumbrado a ver el cine de los 40’s en la televisión, y las en general, mediocres series de los años 60’s, fue ahí dónde descubrí una de mis pasiones que hasta la fecha no me ha abandonado: el cine. Y allí fue dónde tope por primera vez con películas increíbles como las de Chaplin, Murnau, Fritz Lang y por supuesto Bergman.
La primera película del cineasta sueco que topé, fue precisamente la que le dio inicio a su fama internacional: Un verano con Mónica dónde Ingrid Thulin, una de las hermosas mujeres alrededor de la vida de Bergman con quien trabajó durante muchos años, es una jovencita que con su fuerte presencia enigmática y perturbadora llena la pantalla y despierta las pasiones más sublimes y más bajas del espectador. Todo en blanco y negro y con unas escenas de close up que no había yo visto nunca antes en ninguna pantalla. El cuerpo de la protagonista, más allá de los diálogos, es un elemento de choque que produce un encuentro con el mundo real que quiebra todos los límites hasta entonces conocidos por el cine. Llama la atención en esta película, la simpleza de los diálogos y la complejidad de algunas situaciones que sólo son mondas en apariencia, el escenario que toma como telón a la vida misma sin restringir o modificar sus paisajes y tramas.
Poco a poco, empecé a seguir sus películas, y a distinguir lo que éstas acarreaban: filosofía pura del más alto nivel. Recuerdo haber visto El séptimo sello y quedar profundamente impresionado para toda la vida. Hay películas que realmente te marcan, y esa es una de ellas, que me hizo comprender lo frágil de la vida (amén de su belleza), la blandura de la justicia, la inutilidad de las grandes causas y la valentía que puede arrojar un hombre jugando cara a cara contra la tramposa muerte. También trajo a mi vida el rostro y el porte de ese espléndido actor que es Max Von Sydow, el sempiterno héroe nórdico de sus tragedias y comedias.
Ingmar Bergman representa el crisol de una tradición de cineastas nórdicos que habían arrancado con la misma historia del cine, como Maurice Stiller, Victor Sjöstrom (protagonista de la extraordinaria: Fresas Silvestres [1957]), el danés Carl Dreyer y que se continúa hasta Bo Widerberg, Jan Troell, Lasse Hallström y me atrevo a incluir al polémico Lars Von Trier.
La mayor influencia de una escuela de cine en sus filmes es el expresionismo, pero su obra trasciende las posiciones de este tipo y va más allá, fundando su propio estilo, que nos muestra el alma de los protagonistas a través de los acercamientos intensos a la superficie de sus rostros, ha sido definido por algunos como el verdadero descubridor del close up.  En sus filmes juega un importantísimo papel Sven Nykvist, fotógrafo de la mayoría de sus filmes, que después se hiciese él mismo cineasta. Un hombre que pinta con la luz y que no teme a la obscuridad, como una forma de expresar estados de ánimo, situaciones y me atrevo a decir: olores. Se habla mucho de que el significante es la materia prima del lenguaje, y que el lenguaje hablado es la más reveladora de las características del hombre, que hay una primacía de éste en sus actividades, sin embargo, las tonalidades que van más allá: la modulación de la voz, el mismo silencio cuando no hay más palabras para comunicar, como una forma de comunicación en sí misma, amén de los reflejos del ojo del que es visto por el ojo del que percibe, son evidentes en sus películas y hacen de la pulsión escópica pura, un elemento privilegiado para la expresión de ideas. 
Ernst Ingmar Bergman nació en Uppsala, Suecia, el 14 de julio de 1916. Fue el segundo hijo de un pastor protestante, que llegará al alto puesto de capellán de la familia real sueca.  Se dice que  su casa se vive en medio de un clima similar al que encontramos en las obras de Ibsen, expresión de conservadurismo, rigidez anglicana y búsqueda de la sencillez. No cabe duda, examinando sus películas con cuidado, el papel que representó la culpa, la vergüenza, el pecado en su temprano entorno familiar. Indudablemente, le hicieron vivir una infancia lacerada y llena de dudas. Su infancia no fue cómo se dice un juego de niños, y muchas veces aparece en sus filmes, temas como la enfermedad, la angustia, la crueldad, la duda de la existencia de Dios, la justicia y finalmente la pregunta sobre el significado de la vida ante la muerte, que hacen pensar en una infancia atormentada. Llegó a declarar: “Yo intento contar la verdad de la condición humana, la verdad tal como yo la veo”, y también sobre su niñez dijo: “Yo nunca me sentí joven, sólo inmaduro”. 
Fué el primer cineasta que nos mostró la Edad Media fuera de las armaduras plásticas brillantes de Hollywood al estilo de Heston representando al Cid Campeador. Si se quisiera situar filosóficamente la temática de sus películas diría que en ellas está la huella de Kierkegaard, Schopenhauer, Nietzsche y por supuesto Heidegger, a lo largo de sus filmes encontramos la angustia como un sentimiento capital que acompaña al hombre que está condenado a vivir con sus instintos, su soledad y que se pregunta por su papel en este mundo y sobre el sentido último de las cosas, incluyendo al hombre frente al universo, su cine es un casino de preguntas más que de respuestas.
El silencio aquí, no actúa como un compromiso con Dios o el terreno para una actitud contemplativa como en el caso de los cartujos, es más bien el desierto de la agonía, priva la no respuesta de Dios, y en sus filmes nos interroga más bien, sobre esa tendencia fatua del hombre de intentar dar un sentido a todas las cosas y de vivir en un falso optimismo, a pesar de la desolación manifiesta del mundo.
El universo se le revela al hombre en sus filmes como un escenario de fuerzas que le trascienden y que le arrastran innumerables veces, a pesar de sus infructuosos intentos de control o comprensión, por medio de la racionalidad, la fe y la religión. 
Buena parte de sus filmes ¾ hoy lo sabemos ¾, están basados en recuerdos infantiles, episodios autobiográficos, fantasías y escenas íntimas producto de una capacidad de autointrospección profunda del autor. Quizá no haya otro cineasta que recurra tanto al psicoanálisis en el cine como explicación, incluso diría yo como coartada a sus personajes, como lo hace Hitchcock (algunos pueden pensar que Woody Allen); pero la capacidad de rememorar,  reelaborar el pasado, a un tiempo que explorar la fantasía y la propia locura, corresponde en el cine a Bergman.
A pesar de lo profundamente analítica de su obra, no hay demasiadas citas al psicoanálisis como no sea Cara a cara (1976) una de sus menos logradas películas, en dónde más bien la profesión es sólo un pretexto escénico, o De la vida de las Marionetas (1980) dónde el psicoanalista se acuesta con su paciente, mujer del protagonista, y quizá el acuse más evidente a la lectura de Freud, sea el inicio de Persona (1966) dónde un niño se enfrenta al rostro gigante y fuera de foco de su madre al principio del filme, por cierto, en el mismo arranque de dicho filme, hay una alusión a la maravilla de la ilusión del cine, a las filminas y a la proyección, que se combina con la cruda realidad de la sangre, de la carne y la perentoriedad de las acciones del hombre frente a un universo más vasto. 
Su cine fue durante muchos años filmado en blanco y negro, no sólo por razones técnicas o limitaciones económicas que fueron superadas con el tiempo y con el éxito de sus producciones, sino porque en él, se intentan reflejar los claroscuros del alma en alto contraste y el color en este caso, sería un elemento perturbador para el ojo, que le distraería de las expresiones en primerísimo plano de las emociones y afectos de los personajes.
Puede parecernos extraña su actitud de apegarse al B y N, pero recordemos que el cine fue para muchos de sus autores de los primeros tiempos, un modo de expresión profundo de sus puntos de vista y convicciones, forma es para ellos: idea. Recordemos a Chaplin y también a Einsenstein rechazando durante muchos años la inclusión del sonido para no hacer perder al cine su universalidad, o al gran Yasujirō Ozu filmar durante muchos años con la cámara a 90 cms del piso para semejar al punto de vista de un espectador sentado sobre un tatami.  El silencio de 1963 es una película que narra la compleja relación entre dos hermanas, sin usar demasiadas palabras. De hecho, las palabras dicen menos que las imágenes. La larguísima asfixiante escena en el tren al principio, nos hace saber que entre ellas hay una diferencia de edades y de estilos, Anna es una bella, joven y sensual mujer que contrasta con su hermana Esther que es intelectual, recatada, moral, correcta y cómo iremos averiguando al correr de la película, enferma próxima a su muerte.
Las acompaña el hijo de la primera, que en plena etapa edípica representa a un yo en construcción, jaloneado por las tendencias opuestas que ellas representan: una es el ello y la otra el superyó. Una es sexual e instintiva, la otra desprecia todo aquello que tenga que ver con el cuerpo, las palabras son su reino. Todos realizan un viaje y tienen que parar en un país desconocido en el que se habla una lengua extraña (inventada especialmente para el filme).
La ciudad podría ser Estambul o cualquier otra, colindante con la realidad europea, la intención es mostrar el choque de Occidente, su racionalidad y su modo de vida, frente a un mundo diferente que representa al otro dispar, el exotismo y en el fondo la diferencia, el enemigo,  la violencia del entorno aparece citada explícitamente en los tanques y vehículos militares. El calor aquí es invasivo, y representa también un mundo desconcertante que estas mujeres nórdicas tienen que sufrir y para el que no pareciera que están hechas, ellas están en el infierno. El niño sirve de enlace entre los diferentes mundos que incluyen a la realidad exótica, amén de que representa la inocencia del hombre y su indefensión frente al mundo femenino que le rodea. Su Edipo es evidente frente a la madre que se exhibe y deja tocar sin tapujos frente al chico. Me Atrevería a decir que con su miedo a los caballos es una reencaarnación cuando no una cita del pequeño Hans freudiano... de hecho, este niño se llama Johannes.                                     
La pregunta lacaniana ¿Qué quiere una mujer? recorre las imágenes de todo el filme. El niño como todos los hombres, se encuentra pasmado ante tal pregunta. Una de esas mujeres representa la vida y la otra la muerte. El deseo y la moral, el instinto y la racionalidad frente a frente en el mundo, son el escenario que ponen en juego Ingrid Thulin y Gunnel Lidblum. Esther odia a Anna porque gusta de permitirse vivir con libertad su sexualidad, aunque puede rastrearse en ese rencor también pasión amorosa y celos. Su hermana le odia, por el papel de conciencia que representa. Éste es el ensayo también de filmes harto conocidos, como la ya mencionada Persona (1966) dónde la actriz Liv Ullman decide guardar silencio y Sonata de Otoño (1978), dónde se plantea la relación entre dos mujeres que chocan y compiten una frente a la otra por hacer valer su diferente posición vital.
También es parte de ciertos filmes, dónde se explora una relación lésbica entre las protagonistas que apunta a revelar al espectador una mezcla de amor y odio sin disimulo. Entre Anna y Esther hay una corriente libidinosa verdaderamente eléctrica que promete hacer corto circuito a cada momento.  El filme es un paradigma de los temas que explora a lo largo de toda su obra: la dificultad de comunicación, la confrontación entre realidad y deseo, la extrañeza del mundo, el paso del tiempo, la aparición de la vejez. La película es parte de una trilogía que ha sido clasificada como Del silencio de Dios, y que abarca también Detrás de un vidrio obscuro (1961), y Los Comulgantes (1963), aunque a decir verdad, es difícil hacer este tipo de clasificaciones en su obra, porque la compulsión a preguntarse sobre estos temas, reaparece una y otra vez en sus filmes de diferentes maneras.
Las notas originales del filme revelan un acento en la sexualidad autocensurado que no hace perder mucho de la intención del autor de mostrarnos la fuerza de Eros como un tsunami implacable, de hecho, las escenas sexuales conservadas son implacables para la época y no dejan mucho para la imaginación e hicieron de El Silencio, una de las películas más taquilleras de Bergman y que pasó por la censura de su país inadvertida porque el censor se encontraba de vacaciones.
La sexualidad es también un motivo para expresar la vulnerabilidad y la inseguridad, una relación sexual no sólo es una puerta al placer, sino el peligro que representa estar desnudo ante el otro y a su merced. De hecho, el hombre que levanta Anna y con el que tendrá relaciones es un perfecto desconocido, quizá es la manera en que muchas relaciones empiezan y hasta terminan.
Bergman no dice que entre hombres y mujeres hay siempre un abismo que los separa y los condena a la soledad. El punto de vista que adopta el director, es aquí, el femenino. Ambas mujeres a su manera, desprecian al hombre, no importa que una lo use para satisfacer sus deseos y la otra lo rechace por su olor a semen, y en general por el desprecio que tiene a la vida.
No es casual que los hombres adultos en esta película aparezcan como accesorios a la historia y como sirvientes, no es tampoco fortuito el encuentro del niño en el pasillo del hotel con hombres: un enano y su troupé (que le visten como mujer) y el portero del hotel, figuras cómicas, simpáticas pero lastimosas y débiles, que contrastan con la pintura del centauro, sexual y poderoso, llevándose a cuestas a una princesa (que si se preguntan por él, es: El rapto de Deyanira ¾ tercera esposa de Heracles que por cierto, ocasiona su muerte al ponerle en contacto con la sangre envenenada del centauro muerto por el héroe ¾ por Nesso del pincel de Rubens), que nos impone una cita a Las traquinias de Sófocles cuyo tema central es el deseo y el amor carnal.
El niño recorre los pasillos del hotel armado de una ridícula pistolita que hace alusión a su debilidad real, a la castración del hombre. Camina por el hotel, como si fuera el universo en su extensión, ve con extrañeza, curiosidad y frescura el mundo. Al fin y al cabo infante, no acaba de entender el ambiente opresivo y angustiante que le rodea, sobretodo no comprende el significado de la muerte. Anna, decide abandonar a Esther en su agonía. Si bien la segunda, le da la oportunidad para hacerlo, no ha esperado sino el mínimo pretexto para dejarla a su suerte. 
No parece haber fraternidad, solidaridad ni compasión en Anna, su hermana está enferma, va a morir, lo que conviene es soltarla. La última escena del tren, sin embargo, nos hace saber que la culpa le acompañará el resto de su vida. Recordemos que partir del relato de la muerte de Heracles por causa de la sangre de Nesso envenenada, la expresión: Traigo una túnica de Nesso, ha sido utilizada como una metáfora que refiere a un dolor moral que nos devora y del que vanamente se puede huir. Bergman parece querer decirnos: La mezquindad y la traición, no son pecados que pasen de largo, sin pagarse en esta vida.  

martes, 21 de mayo de 2013

Foto de la reunión de miembros activos del CPM en Chapala, Jalisco marzo, 2013.



Muy interesante la reunión de los miembros activos del Círculo Psicoanalítico Mexicano en Chapala, Jalisco. El CPM se encuentra en un período de revisión de su historia, y buena parte de esa reunión se basó en el trabajo que han realizado Alejandra de la Garza, actual directora de la institución y Fernando González. En breve se harán públicos algunos de esos trabajos que serán ilustrativos sobre la fundación, diferentes etapas y futuro de la institución.

sábado, 6 de abril de 2013

Cine Club del Círculo Psicoanalítico Mexicano en Xalapa, Ver.


Cine Club del Círculo Psicoanalítico Mexicano en Xalapa, Ver.
Lugar: Café Tierra Luna.
Horario: Todos los lunes a las 19:30 horas.
Cooperación personal voluntaria.

Presentación:
El cine es uno de los inventos del siglo XX que revolucionó de manera definitiva, la manera de ver el mundo del hombre, y supuso una verdadera revolución en las artes, la cultura y el pensamiento. Surgido como un experimento curioso que daría cuenta de si un caballo puede estar con las cuatro patas en el aire, se transformó en un ojo que  hace realidad nuestros sueños y nos propone los de los directores que hacen posible una escalera rumbo a mundos fantásticos.
A partir de 1892, los hermanos Lumière empezaron a trabajar en la posibilidad de fotografiar imágenes en movimiento. Para finalmente, crear un aparato que servía como cámara y como proyector: el cinematógrafo, que se basaba en el efecto de la persistencia retiniana de las imágenes sobre el ojo humano. Al comienzo ellos mismos cargaban las piezas de la cámara filmadora en un cajón para su traslado de un lugar a otro.
Luego de asustar a los primeros espectadores, que huyeron aterrorizados al ver La llegada de un tren, se convirtió en un objeto de entretenimiento merced a Mèlies y otros cineastas que descubrieron que podían contar historias que fascinaban al público.
Luego vinieron cambios que llevaron a la industrialización del invento, a la creación de ídolos, al color y el sonido, incluso la tercera dimensión. Cada vez más realista en sus empeños llegó a crear una dimensión paralela de la aburrida vida cotidiana.
El siglo XXI abre al cine nuevos caminos y expectativas ligadas a los movimientos sociales, a las nuevas tecnologías y al desarrollo de la solidaridad. El cine es, además de un espectáculo de masas, la imagen en movimiento de la historia de la humanidad. El cine ha servido para crear nuevos lenguajes, es decir, una forma diferente de contar las cosas.
El encuentro del cine y el psicoanálisis no siempre fue afortunado, Freud despreciaba los primeros esfuerzos fílmicos y se negó a participar en la producción de la primera película con temática psicoanalítica. Sin embargo, los surrealistas reconocieron al padre del psicoanálisis en la fuente de inspiración para su movimiento y dieron al inconsciente todo el peso que éste reclamaba a través de su producción artística. Buñuel convierte a sus películas en sueños extravagantes que reflejan la locura que todos vivimos.
Fue así cómo se dio cabida a nuevas formas de enlace entre el Cine y el Psicoanálisis, que dieron lugar a creaciones exquisitas, y pesadillas difíciles de nombrar, que han dado vida a los más de 100 años de este arte.
El Cine Club del Círculo Psicoanalítico Mexicano, fue fundado hace más de 25 años por mi amigo Pablo España en el DF, quien era un apasionado de la pantalla gigante, y que no importa qué, estuvo allí todos los días del evento hasta su muerte, junto con Mario Domínguez para supervisar esta actividad. Actualmente, Alberto Montoya sigue esta tradición en la capital por parte del CPM, que intentamos retomar en nuestras tierras veracruzanas.

Calendario próximos meses:

Abril 8: La luna / Bernardo Bertolucci. Comenta: Mario Domínguez Alquicira.
Abril 15: Hombres, hombres/ Doris Dörre. Comenta: Yadira Hidalgo
Abril 22:  Rumble Fish / Francis Ford Copppola. Comenta: Marcelino Arias.
Abril 29: Wittgenstein. Derek Jarman. Comenta: Luis Adalberto Maury Cruz

Mayo 6: Repulsión / Roman Polanski. Comenta: Isabel Ortigoza.
Mayo 13: La vida de los otros / Florian Henckel. Comenta: Teresa Elodia Montiel 
Mayo 20: El silencio / Ingmar Bergman. Comenta: Julio Ortega B.
Mayo 27:   Memorias de mi enfermedad mental. El caso Schreber / Julian P. Horrs. Comenta: Karla García.


La idea es que al final de la película, el invitado haga una presentación y comentario de la película para que luego se abra a debate el filme. Cada mes aproximadamente,  un psicoanalista comentará una película y el resto de las películas serían  comentadas por miembros de la Universidad Veracruzana, especialmente del área de Humanidades, Historia, y Ciencias de la Salud, o psicoanalistas, o gente bien reconocida en el área cultural de este país.

jueves, 28 de febrero de 2013

Psicoanálisis y Marxismo. Raúl Páramo en el Círculo Psicoanalítico Mexicano.








El pasado 22 de febrero de 2012 el Dr. Raúl Páramo Ortega visitó el Círculo Psicoanalítico Mexicano para dictar una conferencia sobre el tema: Psicoanálisis y Marxismo. Fue una visita histórica pues este hombre fue precisamente uno de los fundadores de esta institución junto con el Dr, Suárez que también fue alumno y analizante de Igor Caruso.
Nació en la Ciudad de México en 1935 y realizó su formación psicoanalítica en el Círculo Vienés de Psicología Profunda. Páramo Ortega estuvo a cargo de seminarios de Técnica Psicoanalítica durante más de una década. En 1977, en la ciudad de Guadalajara, fundó el Grupo de Estudios Sigmund Freud. Ha dictado conferencias en institutos psicoanalíticos en Alemania, entre ellos el Instituto Sigmund Freud (Frankfurt) y la Academia de Psicoanálisis (Munich). De 1979 a 1995 editó 14 números de la revista Cuadernos Psicoanalíticos, y tiene más de un centenar de publicaciones en español, inglés y alemán, entre ellas cuatro libros (dos como autor único y dos como co-editor y autor). Actualmente forma parte del consejo editorial de la revista electrónica Teoría y Crítica de la Psicología.
Mi charla con él fue muy grata, es para mí díficil pensar que estaré tan lúcido como este hombre cuando tenga su edad. Estaba encantado con el póster y me dijo: "¡Parece que usted leyó mi conferencia! Yo soy un entrometido entre estos dos genios... "
Después conversamos sobre lo que ha sido el descubrimiento reciente de la supuesta participación de Caruso en la selección de niños durante la época fascista para su exterminio, me dijo: "Sabe usted quién echó a circular todo esto? Una expaciente de él.. y Sabe usted lo que es la transferencia?"
La conferencia muy brillante y la verdad que de antología... está ante ustedes ahora para que la escuchen y la pasen y repasen varias veces.

martes, 12 de febrero de 2013

Martin Heidegger: Humano, demasiado humano.




Interesante documental en el que se habla un poco de la filosofía de Heidegger, pero sobre todo de su terrible vinculación política con el nazismo. ¿Qué lo movió a afiliarse al partido nazi? Triste historia, que causa molestia, indignación, vergüenza de que uno de los más grandes filósofos de nuestro tiempo haya podido también ser un hombre arrogante, ambicioso y hasta sin escrúpulos. 
¿Cómo poder separar la filosofía del hombre? Es un reto que sólo algunos se atreven a afrontar, pero sin duda, la lectura de El ser y el tiempo (1926) dedicada a su maestro Edmund Husserl (a quien después por ser judío se excluyó de la universidad, sin que Heidegger lo impidiera), es un referente cultural indispensable para la comprensión de nuestro mundo y la meditación sobre nuestro quehacer humano.
La época histórica que le tocó vivir a Heidegger es probablemente una de las más tristes y oscuras que registra la historia de la humanidad. Le llamamos Holocausto, Soha, ninguno de estos nombres puede dar cuenta del horror de las atrocidades cometidas.
Desde la aparición del libro de Víctor Farías a la fecha, se ha discutido en forma amplia y polémica su cooperación con el régimen nazi,  sus críticos más radicales, llegan a reducir todo el contenido de su obra a una larga parábola colaboracionista que exalta el camino de gloria del pueblo alemán dirigido por el führer, hacia un destino histórico que salvará de la ruina y la degeneración a la civilización occidental.
Pero: ¿Hay acaso una relación puntual entre la ontología fundamental de Heidegger y el nazismo? Me parece que una tesis equivocada. 
El filósofo y científico Mario Bunge (idolatrado por los neopositivistas del siglo XX) profesor de Filosofía en la McGill University de Montreal, Canadá, y premio Príncipe de Asturias en 1982, dice que las frases de Heidegger son las propias de un esquizofrénico (El País 4 de abril de 2008y que no es más que un pillo que se aprovechó de la tradición académica alemana según la cual lo incomprensible es profundo, adoptando el irracionalismo, y atacando a la ciencia en orden de volverse el filósofo de Hitler, su protegido. Patrañas de un hombre que piensa erróneamente que el discurso de la ciencia dará solución y respuesta a todos los problemas del hombre y que cree entender lo que es la ciencia a partir de lo que algunos ingenuos llaman "el método científico".
¿Debe desecharse la obra filosófica de Heidegger por su colaboracionismo con ese régimen? Particularmente pienso que no. Sería descalificar por un simple argumentum ad hominen las valiosas aportaciones de su filosofía. Hanna Arendt misma, le perdonó aunque de seguro hubiera tenido muchos motivos para no hacerlo. Se dice fácilmente, pero el problema es bien complejo. Recomiendo ampliamente este filme.

Mayor información en la página de Horacio Potel:

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lunes, 4 de febrero de 2013

Actividad académica... unas imágenes.




Parte del trabajo que realizo en la Universidad tiene que ver con la enseñanza académica. Aquí me encuentro en la realización de un examen de grado en Filosofía que realiza Adrián Campillo presentando una tesis sobre Nietzsche en la Universidad Veracruzana, México. 
A mi derecha se encuentra el director de la tesis Dr. Darin MacNabb y a mi izquierda el Dr. Marcelino Arias. Escuchando los primeros momentos de exposición de la tesis en cuestión. 
Tesis interesante, bonita y llana exposición que dio lugar a preguntas y comentarios diversos por parte del jurado. 
Momentos gratos que se atesoran en el tiempo contra el olvido.  


Christopher Bollas: Mental pain

Conferencia de Christopher Bollas: Mental Pain.